Capítulo XV

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Capítulo XV

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Capítulo XV

─ Ella está investigando. Ha hecho muchas preguntas...─ dijo Amanda, cogiendo la pequeña taza del platillo antes de darle un breve sorbo a su café. Doug, de espaldas a ella, observaba la ciudad a través del cristal del enorme ventanal de la oficina de la mujer.

Todo se veía tan pequeño y lejano, casi irreal... Y, es que la realidad es una cosa tan ridícula cuando pensaba en ella. Mientras él veía a la ciudad desde aquella enorme oficina, bien iluminada y olorosa a café, una secretaria escribía mecánicamente los memos de su jefe en el piso inferior, un empleado de la limpieza sacaba la basura, uno de los cadetes corría alrededor del complejo... y eso era sólo dentro del Triskelion. Fuera, cada persona era un mundo aparte, cada quién vivía su propia realidad, pese a que vivían en la misma ciudad y estaban bajo el mismo sol. Así se sintió en los días siguientes a la muerte de su madre. Él se sentía como si le hubiesen arrancado el corazón, como si toda la luz del mundo se hubiese extinguido, mientras los otros niños corrían en el parque, iban a la escuela y besaban a sus madres antes de ir a dormir.

No era justo.

¿Por qué era él quién tenía que sufrir la pérdida de los que amaba? ¿Por qué no podía conseguir lo que quería? ¿Por qué todo el mundo amaba a su hermano por sobre él, compadeciéndolo, mientras de él esperaban madurez y serenidad? ¿No era él también sólo un niño cuando todo su mundo colapsó a su alrededor? ¿No tenía él también miedo? ¿No sentía soledad? ¿No sentía rabia? Bien, en aquella época había sido sólo un niño... un niño pequeño e indefenso, atado de pies y manos, impotente. Ahora... ahora estaba rozando la cima del mundo con los dedos. Y cuando lo consiguiera... todos aquellos bajo él, todos los que circulaban por la calle, todos los que vivían sus miserables vidas vacías y sin sentido, pagarían su indiferencia. Desde la cima del mundo, todos lucían como hormigas a sus pies. Sólo debía conseguir la lupa y podría quemarlos a todos.

─ Claro que está investigando, es una mujer lista. Pronto dará con la verdad, ya lo verás─ respondió con tranquilidad, alejándose de la ventana para tomar asiento tras el escritorio.

─ Entonces, ¿simplemente la dejaremos hacer preguntas incómodas y averiguar la verdad? ─ rebatió Amanda, frunciendo el ceño.

─ Exactamente─ afirmó, apuntándola con un dedo mientras sonreía─ Y tú debes ayudarla a dar con ella.

─ ¿Yo? ─ las cejas de la mujer ascendieron en sorpresa, mientras lo miraba boquiabierta─ ¿Quieres que yo coopere con ella?

─ Por supuesto. Tienes que ayudarla a dar conmigo como el culpable del asesinato del viejo. Tienes que probarle que fui yo─ afirmó, sonriendo suavemente.

─ Pero... ─ Douglas se levantó del asiento y se acercó a ella, poniendo un dedo sobre sus labios para callarla.

─ Tú harás lo que yo te diga. Y lo que quiero en este momento, es que ella sepa que fui yo. Ayúdala, demuéstrale que puede confiar en ti, que no tuviste nada que ver con el asunto... ─ ordenó, bajando su mano por su mentón para luego envolver su cuello poco a poco, apretando apenas.

The Ugly TruthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora