Capítulo IV

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Capítulo IV

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Capítulo IV

El día en que los gemelos se graduaron de West Point, Bucky asistió en calidad de invitado. Sentía el pecho henchido de orgullo y, a la vez, un peso inmenso al no poder abrazarlos y decirle al mundo que esos jóvenes gallardos que recibían sus galones eran sus hijos. Pidió permiso al director de la institución para entregar los diplomas a los graduados, permiso que, por supuesto, fue concedido. El hecho de que el mismísimo Capitán América entregara las preseas a los alumnos era un enorme honor y todos estaban entusiasmados. James se ubicó sobre el escenario y entregó los diplomas a los chicos, con un apretón de manos y una sonrisa cordial a cada uno. Pero, cuando el director llamó el nombre de Douglas y Steven Rogers, sus ojos brillaron, emocionados.

Doug fue el primero. El muchacho se veía especialmente gallardo en su uniforme de gala gris, con la chaquetilla cortada a la medida, el fajín borgoña a la cintura, los brillantes botones de plata en el pecho y la gorra bien calada en la cabeza. Saludó al capitán como sus compañeros, con un apretón de manos y una sonrisa, pero, con los ojos se dijeron mucho más de lo que hubieran podido poner en palabras. Douglas recibió su grado de teniente y la medalla al mejor de su promoción y Bucky sintió los ojos humedecidos cuando prendió la condecoración en su pecho y cuando le entregó el anillo de la institución como símbolo del graduado de la academia más prestigiosa de los Estados Unidos. Doug se cuadró frente a su padre y bajó del escenario con los ojos llenos de lágrimas de orgullo y alegría.

Cuando llegó el turno de Steve, la sonrisa no le cabía en el rostro. Sus hijos compartían el honor de ser los mejores de su generación y, con el corazón latiéndole acelerado dentro del pecho, prendió la medalla en su guerrera antes de estrechar su mano y compartir una sonrisa cómplice que pasó desapercibida para todos, excepto para ellos. Bucky observó a sus hijos bajar de la plataforma y suspiró antes de seguir entregando los premios y las preseas a los recién graduados. No podía evitar pensar en cómo era él cuando tenía esa edad. Los gemelos cumplirían veinticinco años ese primero de julio y él tenía veinticuatro cuando se enlistó. A diferencia de sus hijos, él lo había tenido todo en contra y se había enlistado no por vocación, sino por su sentido del deber.

Pero, ahora, sus hijos tenían todo a favor. Él no los dejaría solos, jamás. Los protegería hasta el último día de su vida. En cuanto terminó la ceremonia, se quedó compartiendo con los directores de la academia mientras que los muchachos recogían las cosas. Una hora más tarde, estaba con ellos en su auto, de regreso a Washington. Steve y Doug vestían ahora ropa de calle y lo miraron con suspicacia en cuanto estuvieron lo suficientemente internados en la carretera. Finalmente, fue Steve el que se atrevió a hablar primero. Se inclinó hacia el asiento del conductor y se apoyó en el respaldo, mirando a su hermano de reojo.

¿Y? ¿Nos dirás quién es la dama misteriosa que hizo que te olvidaras de tu voto de castidad?preguntó Steve de golpe, provocando la mirada escandalizada de su padre.

⸺ ¡Steve! ¿Qué clase de preguntas son esas? ¿Cómo supieron de Natasha? ⸺ preguntó, desconcertado. Había esperado que tendría más tiempo para prepararse y hablar del tema con ellos de modo que los chicos no sospecharan nada, pero, al parecer, sus hijos eran más agudos de lo que había creído.

⸺ ¿Natasha? ¡Vaya nombre! ⸺ exclamó Doug, en el asiento del copiloto, riendo con su hermano al ver la expresión azorada del capitán.

⸺ Vimos sus fotos en una revista⸺ explicó Steve y Bucky suspiró, mirando hacia el frente mientras pensaba en las palabras correctas para contarles la noticia. Había esperado que sería él quién les contaría a sus hijos lo referido a su "supuesta" situación. Sin embargo, la prensa había hecho una vez más de las suyas y había arruinado sus planes.

⸺ Pues, ella y yo nos conocimos hace un par de meses y... comenzamos a salir⸺ dijo finalmente, mientras los muchachos lo miraban con fijeza.

⸺ Bueno, esa es una linda historia... muy detallada, papá⸺ ironizó Doug, riendo entre dientes.

⸺ ¿Qué quieren que les diga? ⸺ preguntó, intentando no dar demasiados detalles para no tener que mentirles. La verdad es que Natasha y él se habían hecho buenos amigos. La espía se mostraba fría y lejana al comienzo y su relación había sido muy tensa, pero, al saber que él no pretendía nada más con ella, decidió que era una buena oportunidad para cultivar una amistad que los beneficiaría a ambos.

Bucky debía asumir las imposiciones de SHIELD le gustaran o no y Natasha, recién llegada, desertora de la KGB y ex enemiga de la institución, estaba siempre bajo la lupa. Todos los ojos estaban sobre ella, juzgándola y estudiando cada uno de sus pasos, esperando a que ella se equivocara. Sabía que Amanda la odiaba, que esperaba al más pequeño de los deslices para deshacerse de ella. Con ese objetivo la había obligado a fingir ser la pareja de Bucky... sin esperar que ellos terminarían llevándose realmente bien y que se apoyarían el uno al otro. Ignorantes de las cavilaciones de su padre, los gemelos compartieron una mirada, preocupados, pensando en que quizás habían ido demasiado lejos al cuestionar su relación.

⸺ ¿Te hace feliz? ⸺ preguntó Steve, finalmente, estudiando la expresión del rostro de su padre. Bucky sonrió apenas, pensando en la amistad que había logrado construir con aquella chica, tan herida como él. Con ella se sentía bien, tranquilo.

⸺ La verdad es que sí, hijo⸺ respondió, deteniéndose en un semáforo y girándose hacia sus hijos con una sonrisa más amplia, sincera.

⸺ En ese caso, nosotros no tenemos ninguna objeción. Eres un hombre hecho y derecho y, la verdad, es que creo que lo necesitabas, pá⸺ aseguró el menor de los gemelos y Doug asintió, mostrándole ambos pulgares con una sonrisa divertida.

⸺ Lo que sea que te haga feliz, nos hace felices a nosotros⸺ afirmó, y Steve asintió vigorosamente. Mientras su padre fuera feliz, ellos lo serían también.

Bucky suspiró, más tranquilo. Cuando arribaron a casa, se encontraron con las luces encendidas, pero, no les extrañó. La casa tenía integrado un sistema de seguridad que encendía las luces y revisaba las puertas periódicamente, especialmente cuando viajaban. Los tres hombres entraron al vestíbulo y, los gemelos dejaron sus maletas en la entrada, mientras comentaban en voz alta lo felices que estaban de por fin volver a casa. Cuando Steve alzó la mirada, se quedó sin aliento. Frente a él estaba la mujer más impresionante que hubiera visto jamás, mirándolo con curiosidad. Su presencia era tan apabullante que lo hizo sentir muy, muy pequeño, pese a que él debía sacarle más de una cabeza.

⸺ No me habías dicho que tus hijos ya eran adultos. Pensé que me encontraría con un par de mocosos malcriados⸺ comentó en voz alta, con una sonrisa encantadora y Steve se obligó a sí mismo a cerrar la boca.

⸺ Oh, hola, Nat. No sabía que estarías aquí⸺ sonrió el castaño, acercándose a ella para saludar a la mujer con un beso en la mejilla⸺ Chicos, ella es Natasha, mi... novia.

Doug se acercó de inmediato y la saludó con naturalidad, amablemente. Pero, Steve no podía moverse de su lugar. Estaba como paralizado, perdido en el hechizo de sus ojos verdes y en su imponente presencia.

⸺ ¿Steve? ¿Pasa algo? ⸺ preguntó Bucky, mirándolo con extrañeza. Steve parpadeó un par de veces y sacudió la cabeza, negando.

⸺ N-no pasa nada, pá... Hola, soy Steve⸺ saludó, extendiendo su mano hacia ella. La mujer la estrechó con una sonrisa y lo miró de tal modo que un estremecimiento lo recorrió de pies a cabeza.

⸺ Hola, Steve. Soy Natasha, tu nueva madrastra⸺ afirmó y él no pudo evitar sonreír por su desfachatez.

Esa mujer iba a ser su entera perdición. 

The Ugly TruthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora