Capítulo XVII
Doug separó los brazos de su cuerpo y abrió las piernas, permaneciendo tranquilo mientras lo cacheaban. Era la primera vez que visitaría a su hermano en prisión y, la verdad, era que estaba ansioso por verlo. Estaba invadido por un deseo insano de ver el dolor en sus ojos, de enfrentar su confusión. Quería tanto decirle la verdad que tenía atravesada en la garganta, decirle cuánto lo odiaba, decirle todo lo que tenía planeado para él... suspiró pesadamente con expresión de pesadumbre mientras recuperaba sus elementos personales de manos del personal que custodiaba la prisión. Los guardias habían sido especialmente elegidos por Amanda y eran completamente fieles a su causa, por lo que podía estar tranquilo: podría decir todo lo que quería, sin temor a las consecuencias.
─ Sígame, por favor, capitán Rogers─ pidió uno de los guardias y él asintió, siguiéndolo a través de los fríos pasillos de la prisión de alta seguridad.
Las celdas se alineaban en un línea interminable de puertas de acero reforzado donde se amontonaban los criminales más peligrosos del país. Desde alguna celda se escuchaban gritos ahogados y alguien cantaba en algún lugar. Doug pensó que más que una cárcel parecía un manicomio, con sus paredes blanquísimas y la sus paredes sin ventanas. Era como si el infierno se hubiera congelado. Digno nuevo hogar para su hermanito, pensó con sarcasmo. El guardia se detuvo frente a la puerta de Steve y deslizó una tarjeta por la cerradura electrónica, abriéndola e invitándolo a pasar.
─ Tiene veinte minutos, capitán─ le indicó y luego se alejó pasillo abajo, dejando solos a los hermanos.
Steve estaba sentado sobre el camastro, mirando al suelo como si no se hubiese dado cuenta de su presencia. Douglas aprovechó su pasividad para mirar a su alrededor con curiosidad. Todo el mobiliario consistía en el camastro, un escritorio atornillado a la pared y un lavabo. No habían ventanas, ni adornos de ningún tipo. Las paredes eran de un blanco ceniciento y un solo bombillo pendía del techo, rodeado de manchas de humedad. Steve no se veía mucho mejor. Tenía el rostro cubierto de barba de varios días y el cabello más largo de lo habitual. Sus ojos habían perdido todo brillo y parecía completamente ausente de la realidad. Quizás se volvió loco, pensó Douglas, esperando que no fuera así. El que se volviera loco tan pronto no encajaba en sus planes.
─ Vaya pocilga...─ murmuró, deslizando un dedo por la superficie del escritorio con gesto indiferente─ ¿Estás cómodo aquí, hermanito?
─ ¿Por qué? ─ fue lo único que salió de sus labios resecos, en forma de susurro─ ¿Por qué hiciste todo esto?
Douglas sonrió y sacó la silla del escritorio para voltearla y sentarse frente a él con gesto tranquilo.
─ Antes de responderte eso, dime: ¿en qué momento te olvidaste de quién eras para convertirte en el precioso hijo consentido del grandioso Capitán América? ─ Steve alzó sus ojos enrojecidos hacia él y lo miró sin comprender.
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The Ugly Truth
Fanfiction"Después del amor, lo más dulce es el odio". Henry Longfellow Esta no es una historia bonita. La verdad, la dura y pura verdad, es odiosa y duele, quema por dentro... por eso todo mundo se esfuerza en esconderla, en enmascararla, en adornarla y dis...