Capítulo I
Cuando James se ofreció como voluntario para el proyecto Renacimiento, nunca pensó que se convertiría en un producto. El gobierno se había apropiado de su vida y él era sólo un juguete en sus manos. Recordaba con amargura las giras con la USO, la venta de bonos, la malla ridícula y las películas de mala calidad. En ese momento, había creído que era la mejor manera que tenía de servir a su país, pero, cuando sintió el desprecio de los soldados sobre él, se convenció de lo contrario. Él quería pelear, no ser un monigote. Y, tontamente, creyó que lo había conseguido al desobedecer las órdenes y partir a pelear al frente. Creyó que se había liberado de sus captores cuando cayó al hielo, pero, no. Lo encontraron un par de días después del accidente y desde entonces había estado bajo su control, haciendo lo que le pedían.
Peleó en Corea y en Vietnam. Recorrió el mundo peleando por su nación, siendo un símbolo de la paz y de la patria y cada día le pesaba más. Dejó el ejército para formar parte de S.H.I.E.L.D. y sólo consiguió más de lo mismo. Todos sus pasos, su imagen, su sonrisa frente a las cámaras, todo estaba medido, controlado, planeado al detalle. No podía tener una relación estable ni duradera porque no era bueno para su imagen. Debían verlo inalcanzable, cercano pero intocable, un dios americano que no podía bajar de su pedestal para convivir con los mortales. Nadie veía más allá de la estudiada sonrisa de muñeco, nadie conocía al hombre atribulado, al Bucky Barnes que deseaba seguir siendo el muchachito enclenque de Brooklyn.
Tan cansado estaba de esa vida que, cuando tuvo la oportunidad de ayudar a los Rogers, no lo dudó. No sólo por la deuda monumental que tenía con ellos y por la culpa que lo acosaba, sino porque con ellos cumplía con uno de sus sueños frustrados: ser padre. La convivencia fue bastante tensa al principio. Bucky debía acomodarse a ellos y ellos a él. El dolor por la pérdida de su madre empañaba los ojos de los niños y los alejaba de él, los encerraba en un lugar al que él no podía acceder a menos que ellos se lo permitieran. Pero, los niños eran muy cerrados. Bucky creía que el hecho de ser gemelos creaba entre ellos un lazo que estaba por sobre él, que era inalcanzable.
Douglas era como un muro. Era respetuoso y educado con él, pero jamás le hablaba más de lo necesario y permanecía encerrado en su cuarto más de lo que era sano para un niño. No importaba lo que él hiciera o dijera, no lograba acercarse a él. La psicóloga encargada del caso de los chicos le había dicho que le diera su espacio, que tuviera paciencia, que lo dejara coger confianza por sí mismo, pero, las semanas se convirtieron en meses y el niño no daba señales de querer acercarse a él. Steve, por otro lado, era menos tímido y lo seguía a todos lados como un perrito faldero. Sabía que eso generaba conflicto entre los hermanos, pero, él decidió no intervenir. Esperaría con paciencia a que sus heridas comenzaran a sanar y a que se acercaran voluntariamente a él, sin presionarlos. No importaba cuanto tuviera que esperar.
Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar un día. El capitán dormía cuando el sonido de unos pasos livianos y breves lo despertaron de su liviana duermevela. Desde la guerra que no conocía una noche de sueño pesado y reponedor, sino que pasaba las horas nocturnas en un ligero sueño lleno de sueños y recuerdos que no le permitía dormir bien y que lo mantenía siempre alerta. Fue por ello que sintió claramente los pasos de alguien y se sentó en la cama, encontrándose con Steve parado en el umbral de su puerta. Sabía que era él, porque era más pequeño que su hermano y le extrañó verlo a esas horas de la noche, descalzo y en pijama.
⸺ ¿Steve? ¿Todo está bien? ⸺ el niño asintió y posó uno de sus pies sobre el otro, producto del frío⸺ ¿Qué haces levantado?
⸺ No puedo dormir. Los truenos me asustan⸺ le dijo y sólo entonces reparó él en la tormenta que azotaba las ventanas de su habitación y que, en sus pesadillas, confundía con los sonidos de la batalla. Suspiró y miró enternecido al niño que lo miraba en busca de ayuda.
⸺ Hace frío, ven aquí...⸺ lo llamó, abriendo sus sábanas para darle espacio a su lado. Steve corrió a su lado y se metió en la cama, acurrucándose junto a él. Bucky le acarició el cabello brevemente, sonriendo⸺ ¿Dónde está tu hermano?
⸺ En la habitación...⸺ respondió el niño con un bostezo y él frunció ligeramente el ceño, mirando hacia el pasillo que conectaba con la habitación de sus hijos adoptivos.
⸺ ¿Doug no tiene miedo de los truenos? ⸺ preguntó y Steve asintió.
⸺ Sí, pero dijo que no quería molestarlo. Me regañó porque vine...⸺ Bucky frunció aún más el ceño y arropó al niño antes de levantarse de la cama.
⸺ Espérame aquí, ¿sí? Vengo enseguida⸺ le pidió y salió del cuarto, dirigiéndose a la habitación de los niños. Se frotó los brazos desnudos al sentir el frío de la noche y golpeó con los nudillos en la puerta antes de entrar⸺ ¿Doug? ⸺ asomó la cabeza dentro del cuarto y escuchó un sollozo bajito que lo llevó a entrar rápidamente y sentarse junto al niño, acariciando el cabello que apenas y se asomaba debajo de las mantas.
⸺ Le dije a Steve que no fuera a molestarlo...⸺ dijo el niño debajo de las mantas y él suspiró con tristeza, negando con un gesto.
⸺ Doug, ni tú ni tu hermano me molestarán jamás... pueden acudir a mí siempre⸺ le explicó y el niño asomó el rostro por debajo de las mantas, con los ojos llenos de lágrimas. Bucky le acarició suavemente el cabello y el niño se abalanzó sobre él, abrazándose a su torso desnudo y llorando con más fuerza. El capitán suspiró con tristeza y posó los labios sobre su cabello, acariciando suavemente su espalda⸺ Tranquilo...⸺ murmuró bajito, apenas audible por sobre el ruido de la lluvia.
⸺ Extraño a mamá...⸺ sollozó Doug y a Bucky se le retorció el corazón. Lo abrazó con más fuerza y lo meció contra su pecho, suavemente, dejándolo desahogarse.
⸺ Yo lo sé, mi niño, lo sé...⸺ murmuró, sin dejar de acariciarlo⸺ Yo daría todo por devolverte a tu madre. Lamentablemente no puedo...⸺ le explicó y cogió su rostro entre sus manos para que lo mirara⸺ No puedo traer de vuelta a tu mamá, pero, sí puedo prometerte algo, Douglas. Yo siempre, siempre estaré aquí para ti y para tu hermano. Pueden confiar en mí, yo siempre los escucharé y haré lo mejor que pueda por ustedes, ¿está bien?
Douglas lo miró con aquellos ojos azules que decían tanto y tan poco a la vez y asintió, abrazándose nuevamente a él. Bucky lo cogió en brazos y se encaminó de regreso a su cuarto. Steve estaba aún despierto, esperándolo. Sonrió al ver a su hermano y se recorrió en la cama para darle espacio. Bucky dejó al niño en la cama y se acostó en medio de ellos, rodeándolos a ambos con sus brazos y dejándolos que se acurrucaran contra él. A partir de ese día, Douglas dejó su mutismo y Steve se volvió más abierto y menos dependiente. Los niños lo esperaban cuando regresaba de sus misiones, y lo recibían llenos de alegría.
El capitán, por otro lado, se hacía el tiempo para ayudarlos con las tareas de la escuela, jugar baseball con ellos, para comprar sus cosas y acompañarlos a los partidos, obras infantiles y recitales que daban en la escuela. Hubiera querido ir como él mismo y no caracterizado como otra persona, pero, sabía que nunca lo dejarían reconocer a los niños como suyos y, por otro lado, no quería exponerlos. No quería que estuvieran bajo el ojo público, y mucho menos que se conociera su historia y sus compañeros los vieran diferentes. Además, siempre estaba la posibilidad de que algún enfermo deseara lastimarlos para llegar a él. Poco a poco, se convirtieron en una familia y eso le quedó más que claro el día que regresó de una misión especialmente larga. Los niños estaban pintando en la sala, acompañados por su niñera y al verlo llegar, se pusieron de pie de un salto y corrieron a su encuentro.
⸺ ¡Papá! ⸺ gritaron al unísono y su corazón dio un vuelco. Era la primera vez que lo llamaban así y la sensación que lo envolvió fue de una calidez indescriptible. Cayó de rodillas al recibirlos y los abrazó contra sí, dejando sendos besos en sus mejillas.
⸺ Los extrañé tanto...⸺ murmuró al borde de las lágrimas y los niños lo miraron sonrientes, hablando atropelladamente (y al mismo tiempo) sobre lo que habían hecho en la escuela, sus calificaciones, la obra de fin de año... Allí, en medio de todo el caos que ocasionaban los niños, Bucky se sintió en casa, al fin.
ESTÁS LEYENDO
The Ugly Truth
Fanfiction"Después del amor, lo más dulce es el odio". Henry Longfellow Esta no es una historia bonita. La verdad, la dura y pura verdad, es odiosa y duele, quema por dentro... por eso todo mundo se esfuerza en esconderla, en enmascararla, en adornarla y dis...