capítulo final 33

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Entonces, ¿qué era lo que le causaba la tristeza en el corazón, como si la magia entre Chris y ella nunca hubiera existido? ¿Sería eso lo que ocurría cuando las fantasías se hacían realidad? ¿Qué podía hacer ella a partir de entonces? ¿Se iba a pasar el resto de sus días añorando a un hombre que no podía dejar de tocarla cuando estaban juntos, pero que se estaba asegurando muy bien de que no se encontraran uno cerca del otro?

-Eh.

-Hola -respondió Dulce. Era May.

-Tienes un aspecto terrible.

-Gracias.

-De nada. Probablemente no deberías estar aquí. ¿sabes? Creo que después de lo que ocurrido, te vendrían muy bien unos días de descanso. De hecho, creo que eso es exactamente lo que deberías hacer este fin de semana. Divertirte un poco. Por cierto, ¿qué ha pasado con lo de la luna de miel a Fidji? ¿Te devolvieron el dinero?

-No. Como se trataba de una tarifa especial, los billetes no se podían cambiar ni devolver.

-¿Y te vas a ir?

-¿Adónde?

-A Fidji, por supuesto.

-Claro que no. Vete tú si quieres -replicó Dulce, tirando los billetes de modo que le cayeron en el regazo.

-Ni hablar.

-Claro que sí -dijo, abriendo un cajón y sacando un frasco de loción bronceadora, que tiró encima de los billetes-. Sin embargo, esos pasajes tienen un precio.

-¿Cuál?

-Tienes que venir conmigo a la reunión que tengo con Mandy Mallone a media mañana. Me temo que si voy yo sola, después de lo que ha ocurrido, podría hacer que su prometido se tragara el acuerdo prenupcial si todo no está en orden.

-Iré sólo para verte hacerlo.

-Se supone que tienes que impedirme que lo haga.

-Entonces, olvídalo.

Dulce se echó a reír.

-Te espero a las once.

May recogió los billetes y la loción de protección solar. Cuando estaba a punto de salir por la puerta, suspiró profundamente. Entonces, regresó y dejó las dos cosas encima de la mesa de Dulce.

-Mira, Dulce, por mucho que me duela, no puedo aceptarlo. Debes ser tú la que se vaya a ese viaje, no yo. Tomarte una piña colada en una maravillosa playa es justamente lo que necesitas. Llévate a tu guaperas.

-Yo no tengo ningún guaperas.

-Claro que lo tienes.

-Lo que tú digas.

May prometió que se reuniría con ella a las once. Entonces, salió del despacho...

Chris se apoyó contra el monstruoso escritorio de caoba que encajaba con la imagen de presidente de Industrias Herrera. Lo que no estaba recogido en cajas había pasado a formar parte de la basura.

Había acordado reunirse allí con Poncho a las nueve. No sabía lo que su amigo quería decirle, pero la curiosidad le había podido. Eso, y el hecho de que se estaba volviendo loco en el rancho.

Se frotó el cuello, pensando en lo difícil que le resultaba estar en la ciudad, a sólo unas pocas manzanas de Dulce, y no ir a verla. Sin embargo, comprendía que ella necesitaba tiempo. Reconoció que había sido él, y no ella, quien había decidido terminar con la relación, empujado por su orgullo.

Reconocía que lo que a Dulce le había ocurrido con Poncho era muy duro, pero el problema era que a él le estaba costando mucho mantenerse alejado de ella.

Amante desconocido  ***HOT***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora