Chris contemplaba a Esmerelda, que estaba preparando un ligero almuerzo de tacos y ensalada. Estaba tarareando una vieja canción india que se cantaba en las ceremonias de fertilidad. Entonces, Chris miró el reloj. Dulce todavía no había aparecido y habían pasado al menos quince minutos desde que su ama de llaves había entrado en la cocina.
-Muy bien, Ezzie, ¿qué le has hecho?
La mujer dejó de tararear, pero no dijo nada. Chris se colocó a su lado y vio que la anciana estaba riendo. Él mismo no pudo evitar esbozar una sonrisa. La última mujer que había llevado a casa había hecho que Esmerelda se enfurruñara, así que la reacción que había tenido con Dulce resultaba sorprendente... Se trataba de una bienvenida, aunque fuera algo inapropiada.
-Está comprometida con Poncho, Ezzie.
La anciana se encogió de hombros.
-Tal vez eso no signifique mucho para ti, pero para mí sí. Poncho es ... mi mejor amigo. No te imaginas lo culpable que me siento. Poncho está desaparecido y... ¿qué he hecho yo? Me acuesto con su prometida.
Ezzie levantó una ceja y lo miró con desaprobación, aunque Chris sabía perfectamente que ésta no se debía al lenguaje que había empleado.
-En la vida, tal vez sea Poncho al que esté prometida, pero no es él a quien su alma llama.
-¿Y a quién llama tu alma, Esmerelda?
La luz se desvaneció inmediatamente de los ojos de la anciana. Chris sintió un cierto remordimiento por lo que había dicho, pero tenía que detenerla de algún modo. No podía quedarse con Dulce, aunque fuera él a quien llamara el alma de la joven, tal y como sugerían las creencias indias de Esmerelda.
Cuando se giró, vio que Dulce estaba en la puerta. Si necesitaba pruebas de que ella era suya, sólo tenía que mirarla. En vez de llevar el vestido que Esmerelda le había dado, se había puesto un par de sus pantalones de chándal y una camiseta.
-¿Todo?
-He echado lo de la bolsa a la lavadora.
Aunque todo le estaba muy grande, tenía un aspecto elegante e inalcanzable...
Ezzie no se había vuelto, pero parecía haber presentido a Dulce. Se volvió hacia Chris y bajó un poco más la voz.
-Escucha con el corazón, no con las orejas.
Chris se apartó de la anciana y se acercó a la recién llegada.
-Siéntate -le dijo.
-¿Dónde está mi ropa?
Chris se volvió a mirar a Esmerelda, aunque la mujer estaba de nuevo canturreando en su lengua nativa.
-Estoy seguro de que estarán listas muy pronto. Hasta entonces, ¿por qué no disfrutamos de la comida que nos ha preparado Esmerelda?
Dulce se acercó por fin a la mesa y se sentó. Chris tomó asiento frente a ella.
Esmerelda apareció inmediatamente y les sirvió la comida. Tan rápidamente como había llegado, se marchó. A pesar de que su comportamiento seguramente resultaba algo extraño para Dulce, Chris sonrió al ver la reacción de la anciana. Ella se había opuesto frontalmente a su antigua novia, Marian Zapico, lo que le había hecho pensar si aprobaría alguna vez a una mujer que llevara al rancho.
Miró a Dulce y se preguntó por qué, a pesar de no tener una gota de sangre india en las venas, como había sido el caso de Marian, contaba con la aprobación de la anciana.
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Amante desconocido ***HOT***
RomansaDulce Espinoza siempre había tenido unas fantasías maravillosas. El problema era que esas fantasías jamás se habían acercado a la realidad... Hasta que se encontró a solas en un ascensor con el sexy Christopher Uckermann. Sin embargo, había otra cos...