Contrary.

13

Nuevamente se encontraba frente a la UA acompañado por sus amigos, esperaban la salida de la joven de cabellos rosas al igual que, un esperanzado Katsuki, esperaba la salida de aquel joven bicolor el cual últimamente no salía de su mente.

-¿Bakugo? -una joven pelinegra se paró frente a ellos haciéndolos alzar la mirada con curiosidad- hace tiempo no te veía.

-Bastante tiempo diría yo, pero, ¿Sucede algo?

-Si, este... Mina nuevamente no podrá venir. Y, bueno, hoy no vino Todoroki, no sé si es tu amigo, pero Mina me dijo que te lo informará.

-¿No vino?, ¿Por qué?

-Eso no lo sé. En realidad nadie habla con él, ¿Tu sabes dónde vive?, Necesito entregarle los apuntes de hoy.

-Pues... Si, puedo ir yo si quieres -un tenue color rosa adorno sus mejillas, por lo cual evadió las miradas ajenas.

-¡Eso sería perfecto! -la fémina sonrió entusiasmada por lo cual le entrego el sobre con hojas- ¡Muchas gracias Bakugo!

-No es nada. Dile a la tabla que no iré a él entrenamiento.

-Claro, yo le digo.

Momo sabía bien el carácter del chico, por lo que el insulto hacia su pareja ni la inmutó, a parte de que Jirou y Bakugo se conocían desde el kínder, sabía bien como se llevaban aquellos dos.

-Los veo trio de homosexuales -dicho aquello el cenizo dejo su skate sobre el suelo.

Hizo memoria acerca de los lugares por los que había pasado el día anterior. Agradecía el ser lo suficientemente prudente para prestar atención a cada lugar por el que habían pasado y de esa manera llegar a la casa del bicolor.

La casa era bastante simple, imaginaba algo más ostentoso cuando se enteró que Shoto era hijo del gran Enji Todoroki el cual era dueño de una de las principales empresas de tecnología. Pero al contrario de su imaginación la casa era simple, el patio era bastante extenso cubierto de flores y pasto, la casa era de un tamaño promedio de paredes blancas con decoraciones color café claro.

Llego al portón y toco el timbre un par de veces, al no recibir respuesta se comenzó a impacientar, volvió a tocar y pronto abrieron la puerta.

-¿Bakugo? -la voz del chico era ronca, sus ojos irritados, sorbio su nariz antes de caminar y dejar pasar al cenizo- ¿Qué haces aquí?

-Yo -se quedó helado algunos segundos pero al ver los ojos ajenos cristalizarse nuevamente se alertó de inmediato- ¿Qué sucede?

-No sé...

Y después de aquella corta oración el bicolor se derrumbó, llorando de manera inconsolable, un alertado Katsuki lo envolvió en sus brazos haciendo que entrase a la casa. Sintió su ropa humedecer al mismo tiempo que sollozos bajitos salían de los labios del bicolor. No entendía una mierda, pero no pregunto ni dijo nada, solo se limito a hacerle saber al más alto que no estaba solo.

-¿Ya me dirás que tienes? -le entrego una taza con té, el joven se encontraba en el sofá abrazando sus piernas.

-Es que no sé -respondió en un puchero volviendo a llorar- llevo así desde ayer. Parezco... Pues no se que parezco, pero ya no lo soporto, la mínima cosa me hace llorar.

-Entiendo -se sentó a su lado haciendo que el joven apoyase la cabeza en su hombro mientras bebía el líquido- debes estar cansado, emocionalmente hablando, está bien llorar, es una manera de despejarse.

-¡Pero estoy harto de chillar por todo! -se hizo ovillo acurrucándose contra el cenizo- perdón por siempre terminar involucrándote en mis cosas.

-Nah, está bien. No debes disculparte -Katsuki le dedico una sonrisa acariciando el cabello del chico con suavidad- ¿Irás mañana?

-Si, no puedo faltar tan seguido -sorbio su nariz mientras despejaba sus ojos de las lágrimas-, gracias por traerme los apuntes. Intentaré socializar para que no tengas que pasar por esto.

-Hey, ya te dije que no importa, tu me has ayudado también.

-Aun así, ¿Qué tal que un día no puedes?, Alguien más debería saber mínimo mi teléfono. Por cierto yo no tengo tu teléfono.

-Dame tu jodido celular -extendió la mano, y el chico le entrego el aparato al instante.

✨Kats✨

Fue como agendo su nombre, y se encargó de mandarse un sticker, por si al chico bicolor se le olvidaba.