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Las clases concluyeron, el bicolor se puso de pie guardando sus cosas con lentitud, acomodando cada cosa en su respectivo lugar. Cerro su mochila y con suma pereza la colgó en su hombro sin poder evitar suspirar antes de salir.

-¡Todoroki! -un gritó femenino lo hizo parar en seco, volvió su cabeza hacia atrás y ahí estaba, aquella joven morena de cabellos rosas viéndolo con una amplia sonrisa-, gracias por lo de ayer.

-No fue nada señorita Mina -el chico negó, manteniendo su semblante habitual, caminando al ritmo contrario.

-Puedes llamarme solo Mina, o Ashido- le sonrió amablemente mientras salían de la escuela- ¡Bakugo!

-Hola. Esto es tuyo -de inmediato le dirigió la mirada al bicolor extendiendo la toalla y paraguas hacia él- muchas gracias por eso.

-No es nada -sonrió levemente, de manera casi imperceptible, guardo la pequeña toalla en su mochila y su otra mano se encargó de sostener el paraguas-, bueno, yo, debo irme.

Bakugo vio como el chico se limitaba a asentir, comenzando a caminar, dando vuelta en aquella esquina. Un golpe lo hizo entrar en razón y al ver de dónde provenía ahí estaba, su autonombrada mejor amiga.

-Ve, anda. Yo puedo irme sola, los chicos vienen hacia acá, dicen que ya terminaron el examen.

-Pero...

-¡Nada, ve! -la joven lo empujó haciendo que el chico reaccionara y se montará en su skate persiguiendo a aquel bicolor. Mina sonrió satisfecha, ahora debía esperar aquel trío de idiotas.

-¡Oye, tú, el bicolor! -vio como el chico se detuvo así que freno justo a su lado- ¿Puedo acompañarte?

-Dudo que ese lugar sea tu tipo -uso un tono avergonzado, Katsuki se encogió de hombros y continuo a su lado- ¿Por qué alguien como tú se interesaría por el ballet?

-¿Por qué no?, No juzgues un libro por su portada.

Shoto entro con el oji-carmín detrás, se dirigió hacia el vestidor y ahora Bakugo estaba en el lugar de Touya, el único chico en medio de señoras, con botas pesadas negras, uñas y delineado del mismo color, sus orejas llenas de aretes, pantalón rasgado y una camisa de Nirvana. Las señoras comenzaban a preguntarse qué clase de amigos tenía el adorable Shoto Todoroki.

Justo como Bakugo pensaba con frecuencia Shoto era un chico lleno de elegancia, sus movimientos eran ágiles y delicados. Sus piernas se encontraban marcadas, o eso era lo que dejaban ver aquellas medias, aquello le daba la facilidad de caer firme después de cada salto. Parecía que no había nadie más, su baile era atrayente, hacia que no hubiera nadie más a su al rededor, en aquella sala no podía apreciarse nadie más que el hermoso Shoto Todoroki.

-Vamos -el más alto termino de cambiarse, Katsuki asintió caminando atrás de él- ¿Qué entrenas?

-¿Disculpa?

-¿Haces ejercicio, no?, se nota en tu físico.

-Ah, si, entreno judo en la escuela -sonrió ligeramente incómodo volteo a ver la tienda de siempre, con una seña de cabeza ambos fueron hacia allí- ¿Vendrán por ti?

-Si, mi hermano siempre viene por mi. ¿Y tus amigos?

-Probablemente estén en sus casas. Siempre vamos a dejar a Mina después de pasear algunos minutos por las calles, ellos van a sus casas y yo a entrenar -tomo una bolsa de frituras y vio al chico- ¿Quieres algo?

-Estoy bien, gracias-. Volteo a ver por la ventana- yo, debo irme. Una disculpa.

-Entiendo. Hasta luego.

El chico le regaló una sonrisa antes de irse por la puerta y subir al auto.

Contrary.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora