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¿Quién era realmente?, aquella preguntaba rondaba por su cabeza y es que simplemente no entendía nada. Había sido los lados de una misma persona, siendo considerado primero como alguien amable, cálido, amante de las cosas tiernas y los dulces; siendo considerado después como alguien grosero, indiferente, pareciéndose cada vez más a su padre.

¿Quién soy?

Hundió el rostro en su almohada teniendo nuevamente una de aquellas crisis existenciales por las que no había pasado desde hacía meses.

-Touya -entro a la habitación de su hermano tumbándose encima de él aplastando su abdomen- touyaaaa.

-¿Qué quieres, enano?, estaba por ir con Tomura así que rápido -a pesar de que sonaba fastidiado abrazo al menor escuchando un quejido salir de los labios del bicolor.

-¿Me extrañaste? 

-¿Eh?

-Estuve pensando sobre todo... Y, ¿Me extrañaste cuando, "no era yo"?

-Claro. ¿Cómo no iba a extrañar a un mini algodón de azúcar?

-¿Extrañas al otro yo?- no recibió respuesta alguna, sin embargo escucho un suspiro salir de los labios de su mayor- ¿y bien?

-Verás, fue difícil para mi ese cambio- comenzó a jugar con los cabellos ajenos viendo el techo- para todos en realidad. No sé, eras muy diferente a como eres normalmente, pero creo que seguías siendo tú. Tal vez usabas cosas distintas, te vestías diferente, tal vez a la hora de hablar usabas un tono distinto, pero seguías siendo tú, seguías sobreviviendo a base de soba, incluso le pediste ayuda a Fuyumi con los chocolates, tal vez no bailabas ballet, pero ingresaste a la academia de judo por ese chico gritón. Tus sentimientos eran los mismos, porque eras tú- ambos se mantuvieron en silencio, al poco tiempo las lágrimas mojaron la camisa del albino el cual respondió apretando más a su menor- siempre serás Shoto Todoroki, sin importar que uses.

-Gracias.

-No es nada... Ahora levántate que tengo cosas que hacer.

Shoto abulto los labios limpiando su rostro antes de ponerse de pie, saco su lengua en un gesto infantil antes de abandonar la habitación del mayor. Sin hacer ruido y algo aburrido de todo se dispuso a ir a la habitación de su hermana, sin hacer ruido y notando como esta se encontraba sola en su cuarto fue directo a su cama abrazándose a ella con brazos y piernas como si de un niño pequeño se tratase.

-¿Pasa algo?, normalmente no eres tan cariñoso... ¿O quieres algo? 

-¿Cómo le dijiste a tu novio que te gustaba? 

-Oh... Bueno, solo se lo dije -la joven acaricio el cabello del menor acomodando estos detrás de su oreja- él me lo dijo primero en realidad. Me invitó a salir, paseamos en su moto y finalmente me dijo: me gustas. Yo solo le correspondí. ¿Es por Bakugo? 

-Si... Él me gusta mucho, pero, me da miedo decirlo.

-Es normal, yo me sentía muy nerviosa e insegura. Jamás creí que él fuera a sentir lo mismo. Pero, estoy segura que te dirá un rotundo si.

-Gracias Yumi.

-No es nada, cariño. ¿Quieres que preparemos algo para tu declaración?

El menor asintió sintiéndose un poco más seguro al respecto, pues si bien el cenizo ya se le había declarado una vez, eso no impedía que siguiera teniendo dudas al respecto sobre los sentimientos de este. Aunque esta vez estaba cien por ciento decidido a confesar sus sentimientos al joven cenizo.



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