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---Veamos, podemos descartar opciones, ¿o no?--- apoyaba, Arata, mientras miraba por la puerta del salón a un lugar a donde el rubio no alcanzaba a ver más que a la simple puerta entreabierta mientras trabajaban.

---¿Hablas de jugar a los detectives?--- inquirió, pensativo, Teru. Sus ojos estaban más que concentrados en papeles respecto a algunos clubes.

---Si, exactamente. Podemos jugar a los detectives--- le siguió la corriente el castaño, habiendo atado el cabello sobre la frente. Fingió pensarlo un momento, así como fingió no conocer a la autora--- ¿Tienes algo que hacer hoy?

Al oir el tono del muchacho opuesto, el rubio apartó los ojos del papel para dirigirlos a los ojos casi brillantes de Arata, que se mostraba emocionado. Casi podía verlo igual a un cachorro contento porque está llegando el dueño a casa para jugar con él. Definitivamente, era un tono sugerente.

---... ¿Tengo algo que hacer hoy?--- alzó las cejas Teru, y en respuesta, el otro muchacho también lo hizo.

El castaño torció su cabeza a un lado, con sus pequeñas ondas en el cabello mal cortado que le llegaba casi hasta las clavículas. Luego, parpadeó, como si realmente fuese a dejarle opciones reales.

---¿Tienes pensado ir a cenar a algún lado?--- Teru hizo una mueca de interrogación, porque eso nunca había pasado antes--- Digo, nada más; porque puedo secuestrarte y cocinar algo para que, ya sabes, tu cocina siga existiendo.

---No lo sé, no es como si le hubiese avisado a Kou de antemano que voy a salir a... cenar--- el muchacho no parecía demasiado entusiasmado con la idea.

Arata se cruzó de brazos, parpadeó unos segundos, que le hicieron pensar a Teru que ya no seguiría hablando. El de cabello largo suspiró, mirando hacia un costado, donde se encontraban unos documentos a mitad de revisión, en otra zona de la mesa. Antes había estado trabajando allí una muchacha, que se había retirado por un momento.

Se le ocurrió algo.

---Puedes jugar a los detectives en mi casa, Teru--- espetó. Tenía que hacer que él se diera cuenta, porque Mirai lo quería, pero no se daba cuenta de que si ella seguía esperando, podían adelantarsele. Y ella se enmascaraba diciendo que no quería enamorarlo, pero era bastante probable que fuera una mentira.

Y en medio minuto, Arata se lo había pensado todo.

¿Qué tal?

Son cartas.

Las cartas están escritas.

Escritas con la letra de Mirai.

---¿Sabes? Somos la florería más cercana y no hay muchas aquí--- le sugirió, el rubio escribió un par de palabras y se dirigió a mirar al muchacho de ojos avellana--- Si ella compró las flores donde nosotros, quizá alguno la haya visto y la recuerde.

Al muchacho le dio un poco de miedo el ver ése brillo repentino en los ojos del muchacho. Casi que sentía culpa, ¿tan feliz le hacía el gesto?

Es decir, las cartas llegaban desde hace poco menos de un mes, ¿no era demasiado temprano para ponerte a iluminar un salón entero por el brillo de tus ojos?

---¿Lo dices en serio?

Sin embargo, al perderse y divagar, Teru perdió el brillo en sus ojos antes de que el opuesto pudiera acabar de deducir sus motivos minuciosamente, como si recordara algo.

---Si, y en fin...--- rompió el silencio, Arata--- ... voy a buscar a tu adorable hermanito para darle la noticia de que estarás amordazado en mi bolso.

Al oir la broma, Teru sonrió con ironía, señalando, mientras el otro chico se ponía de pie velozmente, exactamente el mismo bolso en que todos los estudiantes cargaban sus cosas.

---¿En ese?--- inquirió el presidente del consejo, como si no estuviera seguro de caber en él. El otro se dio la vuelta, puesto que ya casi salía del cuarto.

---Si, si--- afirmó, muy seguro, el tesorero--- Pero sin tu bolso, no quiero que vayas ajustado.

El joven Minamoto jugó con su lapicero mientras el contrario se dirigía a girarse para llegar a la puerta.

---¡Ten cuidado con...!--- oyó un ruido sordo: el de una señorita cayendo, de forma poco cortés, gracias precisamente a la poca cortesía que conllevaba a Arata y su "salir corriendo a avisar a Kou sobre el secuestro vespertino de su hermano"--- .... ella.

La muchacha se quedó perpleja, analizando probablemente mil y un formas de gritarle, pero a su vez... a su vez recordábase a si misma el entender sobre su posición en un país extraño. No debía ceder ante impulsos de costumbres antiguas.

---¡Perdón, lo siento muchisimo! No te vi, es que...--- quiso replicar el muchacho, mientras Teru fingía ignorar sobre la situación, mirando por la ventana por segundos.

Arata le ofreció la mano, pero ella sólo la contempló unos segundos, y simplemente eligió ponerse de pie por su cuenta y arreglarse el uniforme.

---No.

Él asintio, concordando falsamente, mientras escondía las manos en su espalda.

---Si, perdón--- bajó la cabeza, mientras la chica lo miraba, a punto de decirle que dejara de disculparse de una vez.

---¿Por qué chocaste con ella, Arata?--- inquirió Teru después de aclararse la garganta.

El muchacho pensó un momento.

---¡Es verdad!--- espetó, recordando--- ¡Adiós, señorita!

Y salió caminando con el paso bastante acelerado, a diferencia del presidente, que junto a la secretaria del consejo, se quedaron en silencio mientras veían a la puerta.

---¿No está cansado de tener esa actitud tan tonta?--- preguntó la muchacha, suspirando--- Y a ésta hora, cuando todos se han ido ya.

---Quizá, pero él es enérgico por naturaleza--- afirmó Teru--- Y más cuando estás enamorado.

---Si...--- ella lo pensó--- Espera, ¿Arai?¿de quién?

---No lo sé--- le espetó con una sonrisa--- A mí no me lo ha dicho, ¿y a ti?

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Quiero actualizar más seguido, pero estaba ocupada llorando por el Going Merry, espero entiendan JAJAJ

ojalá fuera un chiste help

Flowers Of Grateful | Minamoto TeruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora