---No, pues... La verdad es que no entendí.
---Que soy un exorcista, y...--- Teru intentó explicar. Le había enseñado el arma que solía llevar encima, y ahora, Mirai la miraba como si se tratase de una bomba y fuese a explotar en cualquier momento.
---Y... ¿Qué? Los exorcistas van al hospital, a la clínica, a la... Bueno, tú me entiendes.
---Te juro que nunca había sentido tanta vergüenza... antes de despertarme todo vendado en tu casa. Lo siento muchísimo, de verdad--- el rubio jugó con sus dedos, mientras estaban sentados en un rincón del patio de Kamone. Arata había acordado con Teru dejarse el trabajo de esa semana, sólo sí él se encargaba de lo mismo después.
Mirai le tomó de la nuca y casi chocó su frente con la del pobre herido que, en ese momento, sentía que le faltaba el aire.
No estaba seguro de si por la chica, o por su propia culpa. Porque, bueno, estaba siendo un idiota, o eso pensaba él.
---Vergüenza podrías sentir por haberte caído todo ensangrentado a la vuelta de mi casa.
---¡Lo siento, no sabía qué más hacer!
---¡Ir a una clínica, tarado!--- Mirai se dio cuenta de que su tono era demasiado alto, así que lo soltó y se cubrió la cara con una mano--- Perdona... Lo siento.
---Yo también lo siento, en realidad. Es que te hice pasar un muy mal rato a tí, y encima de eso... Bueno... No sé. Es que, no me había pasado nunca.
---Menos mal, ¿Te imaginas ir a casa de las otras chicas que te aman apuñalado y a medio camino de abrazar a Dios? Sería raro.
---Ah, no... Lo de salir herido--- notó el silencioso juicio de la chica después de un rato de silencio--- Es decir, no es que yo vaya a casa de cualquier persona todo golpeado y... No sé. Nunca me habían apuñalado. Dejará cicatriz...
Mirai tosió en respuesta.
---Lo siento, no sabía qué hacer en realidad.
---¿Cómo me atendiste, de todas formas?
La chica se recostó en el pasto, apoyándose en sus brazos al rodearle la nuca.
---Llorando. Llorando mucho, y con una loca al teléfono.
---Creí que no te gustaban las personas...
---Bueno, a ver...--- Mirai lo miró fijamente a los ojos, sintiendo que el pecho le rebotaba con fuerza--- Es que me gustas más tú de lo que odio conocer gente nueva.
Teru se recostó con ella. Ese día él se había lavado el cabello, y seguro que le dolería la herida para levantarse de nuevo.
Pero le gustaba más Mirai, de lo que odiaba una puñalada en el estómago.
---Gracias.
---¿Cuál gracias? Son diez mil yenes. Y quizás seis mil por daño emocional--- le dijo ella, en broma, extendiendo su mano hacia la de su opuesto.
Ella no esperaba nada, pero él la tomó con ambas de sus manos y se la llevó al rostro.
---No, en serio. Gracias, por todo.
Mirai quería creer que en realidad lo estaba escuchando, pero no estaba segura porque, en realidad, estaba oyendo mayormente sus latidos acelerados y asustados.
---Por todo lo que has hecho por mí... Hasta tengo la primera flor que me diste. La puse en un libro y la sequé.
---Ah... Qué... Qué bien...--- dijo Mirai, completamente sonrojada.
Pero luego no dijo nada.
Y lo pensó por un momento.
---Espera, ¿Qué flor?
---Me diste flores antes de conocerte, cuando todos me dieron chocolates, tú me diste flores. No quería que se secaran, y las puse en un libro para poder... No sé, enmarcarla... o algo. Antes no lo había pensado y sólo la guardé porque era bonita... Pero...
Mirai se dió la vuelta en el pasto y se cubrió el rostro con las manos, asustada.
---Ay, eh... No sabía que no podía decirlo en voz alta--- explicó Teru, sentándose con dificultad por la herida que aún trataba de cerrarse--- Es que... Yo pensé que tú sabías que yo sabía porque... Ya he visto tu letra y, como guardé todas tus notas...
---¿Las guardas?--- Mirai se dió la vuelta, sin destapar su boca, pero sí sus ojos.
---Todas. Las tengo todas, y las macetas también. Las semillas... Todo. Lo guardé todo.
---¿Por qué harías eso?
* * *
---¿Qué crees que esté pasando?--- inquirió Arata, ceñido sobre la ventana que daba exactamente al punto donde estaban en el pasto el presidente del consejo y... bueno, Mirai.
---¿Te has visto "la sirenita"?
---Si, con mi mamá.
---Bueno, ¿Recuerdas esa escena donde están Ariel y Eric en el ba...?--- Paula se frenó completamente al ver que los rostros de sus amigos se colocaban cada vez más cerca. Y miró a Arata mientras señalaba a la pareja--- ¡Eso! ¡Exactamente eso!
Él la miró a la chica, que sonreía inmersa en la escena. Y ella los miraba feliz, para luego darse cuenta ella de que estaba mirando demasiado fijamente y que eso era algo malo... Al menos para ella, así que evitó a la pareja, encontrándose con el rostro del muchacho.
Arata sonreía.
Y le enseñaba la palma de su mano.
---Lo hemos conseguido--- le dijo, con una voz suave. Y ella le chocó la mano con una de las suyas, mientras con la otra hurgaba por su celular en sus bolsillos.
Paula enfocó su celular a Teru después de hacerle zoom.
---¿Qué haces?
---Obtengo evidencia, así por si un día necesito manipularlo porque tengo hambre...--- el chico la interrumpió y le quitó el móvil.
---¡No seas así, pobre Teru! Encima de que está apuñalado...
---Pues gajes del oficio, haber elegido otra cosa--- le espetó mientras intentaba quitarle el dispositivo--- Si haces algo, abstente a las consecuencias. Es así.
---Entonces aléjate.
---¿Por qué? Tienes mi celular.
Arata miró hacia otro lado.
---Es que si estás tan cerca me dan ganas de... eh, bueno... besarte.
---... Ah.
***
Tarde, pero siempre cumpliendo😍🙏❕❕❕❕
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Flowers Of Grateful | Minamoto Teru
FanfictionTeru recibe una flor, ¿por qué le regalarían una flor? Alguien quiere expresar lo que siente, y quiere que él lo sepa. Así que, ¿por qué no? Mirai está más que dispuesta a decorar la vida del presidente del consejo con un par de regalos originales p...