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-Ahora que lo sabes, necesito tu ayuda, Arata- afirmó sosteniendo con sus dedos índice y mayor un papel doblado. Mientras, Mirai apretaba los labios y sostenía con vergüenza la base de la maceta contenedora del que ésta vez sería el mensajero de su corazón.

El castaño sonrió enseñando los dientes, divertido. Elevó una ceja, lo que hizo fruncir el ceño a la opuesta.

-Por favor- afirmó.

-Oh, lo siento, no te escuché muy...- Mirai colocó el papel con brusquedad sobre el pecho de su amigo, pues había hablado fuerte y claro. Casi lo dejó sin aire por un momento y, de hecho, Mirai se sintió mal por ello y aflojó el pulso en un segundo.

-No digo las cosas dos veces, Arata. Ve y déjalo en su escritorio, va a cansarme el llegar temprano sólo para darle papelitos- Arata tomó el papel.

-Es bueno ver que tomas la iniciativa, pero...- el chico se lamió los labios para pensar en cómo decir claramente "necesitas decir las cosas frente a frente, no por uno de tus... papelitos", pero ella habló antes de que pudiera siquiera intentar.

-Cállate, nunca has tenido una novia- él alzó las cejas.

-Oh, bueno... por ahora- Mirai alzó una ceja.

Luego negó con avidez.

-Como sea, dale ésto.

-¿"Disculpas"? Eres tan linda cuando quieres...- la vio cruzarse de brazos con una mueca de aparente sarcasmo. Tomó la modesta macetita delicadamente de sus manos, como si un paso en falso la derritiera, y prosiguió mientras se iba- Tienes la fuerza de un gorila, o un elefante, ¿quién sabe? No importa, sigues siendo linda a tu manera, ¿verdad?

-Si, si, lo que tú quieras. Tú vete.

"Hoy es San Valentín, ¿debería felicitarte yo también? No lo sé.

Por si acaso, feliz San Valentín.

Tampoco estoy segura de qué tanto puede afectarte una flor, y mi intención no es enamorarte, ¿lo sabías?

Sólo quiero que sepas que estoy aquí, y que me gustas. Es todo.

Pd: Acabo de notar que utilicé pronombres femeninos. Bien, eso es, ahora sabes que soy una chica, y honestamente no me acompleja. No tengo más papeles en éste momento, lo siento".

Sonrió inconscientemente al leer la nota, y era claro que lo había visto en algún momento recibir chocolates, cartas y regalos.

Pero nadie le dio flores.

Ella tampoco, a decir verdad.

Y, ¡espera un segundo! Era una "ella", eso era increíble, ¿una chica? Eso es genial.

Pero lo que más llamó su atención fue, claramente, el que ella realmente no pensara en enamorarlo, sólo decirle lo que pensaba de él. Ahora, la azucena le pesaba diferente, le era pura, no era un "como me ven todos", era un "como ella dice que me ve, y yo le creo".

-¿Y? ¿qué dice?- Teru apretó los labios al darse cuenta de que sonreía.

-No es nada...- miró la nota antes de guardarla. El castaño sonrió para insistir nuevamente

-¿Qué dice?

-Que... no quiere enamorarme, sólo decirme lo que siente, y eso es todo- Arata arqueó una ceja.

-¿Disculpa?

-No quiere ena...- el castaño rodó los ojos y lo tomó de los hombros, interrumpiendo.

-Eso no me ayuda, Teru. Dime por qué demonios te está pidiendo perdón y por qué suena tan depresivo lo que me estás diciendo- Teru rió sin ganas al ser perturbado por los vaivenes de su propio cuerpo causados por Arata, quien lo desestabilizaba por los hombros.

-No lo... sé- intentó frenarlo, y Arata cedió. Teru se irguió para hablar- ¿Disculpas, dices?

-Eso- señaló a la maceta- Significa que lo siente. Es una disculpa.

Teru alzó una ceja.

-Escucha, eso es un pequeño brote de hiedra, y la hiedra transmite esas... disculpas, y tal vez confianza, fidelidad... cosas bonitas para ti.

-¿Confianza?- sacó el papel de su bolsillo y Arata se lo quitó.

-A ver, dame ésto.

El chico frunció el ceño.

-Bien- se lo devolvió con una mirada fija a la planta- ¿Y si ella supiera que te molestó un poco que la flor sé fuera a...?- realmente, al haberlo visto triste por una flor, ya no quería decir que éstas cumplían el ciclo de la vida y perecían.

-Eso es... muy considerado, en realidad.

No se dio cuenta de que estaba sonriendo, por primera vez en mucho tiempo, alguien estaba pensando en lo que él quería.

Mirai vio a Teru salir del salón junto a Arata, quien le había enviado un mensaje diciéndole que fuera al salón, y ella, sin saber por qué, obedeció.

Su corazón sintió una calidez en el pecho y un revolotee en el estomago al ver a Teru llevar la pequeña maceta entre sus brazos, como si la abrazara y protegiera de todo mal.

Eso la hizo sentirse tan mal por la azucena del día anterior que se cubrió los labios con el puño cerrado para evitar gritarle una disculpa más grande.

Entró después de perderlos de vista al doblar una esquina.

Y vio un papel doblado sobre el escritorio que recibía sus regalos desde el día anterior y que, sabía bien, lo haría por un tiempo.

Apretó los labios al acercarse y tomarlo.

"No sé quien eres, pero si sabes lo de la flor, muchas gracias.

Me dijeron que las hiedras se pueden cultivar en interiores, y que tal vez es una disculpa por la vida de la flor de ayer.

Eres una persona muy considerada, gracias".

Cerró los ojos y la leyó de nuevo.

Palabra por palabra, sus latidos eran cada vez más audibles y sus respiración cada vez más pausada.

Apretó la nota contra su mejilla.

-Lo siento mucho...- parpadeó un par de veces- Es sólo que vivo rodeada de flores y... a veces olvido que son presencias increíbles.


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Gente yo cocino re rico y todo pero hoy quemé un café con leche.

Ya puedo invitar a gente que se porte mal conmigo a tomar cafecito💞💞💞💞💞💞💞💞

ANNSTA LA PRÓXIMA GENTE🍃


Flowers Of Grateful | Minamoto TeruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora