12

128 19 22
                                    

Dios loco como me rompe las bolas q se desacomoden los capítulos POR DIOOOOOOS me vuelvo loca
Posta que me demencia lpm PERO BUENO

Qué tal chiquillos, cómo fue su semana? Están pasando unas vacaciones piolas estos días????

***

En cuanto se disparó la orden de salida, Mirai dejó de perderse en la presencia de su enamorado, el cual le había carcomido el alma por días y, peor, la sorpresa de habérselo encontrado sin aviso había sido un horrible clímax para la situación.

De ésta forma, se encontró hipnotizada por la figura de su hermano menor, que se encontró a la cabeza en cuestión de menos de siete segundos.

—Arata, ¿Qué demonios con éste tipo?— preguntó Teru susurrando, mientras ninguno de los dos muchachos despegaban los ojos de Miharu.

—¿Qué cosa?

—Si no fumara sería tres veces mejor, ¿En qué diablos piensa?— Arata se perdió el segundo en que Miharu fue superado por un momento, antes de llegar nuevamente a la cabeza.

Pero valió la pena porque, notó que Mirai estaba sonriendo ampliamente por la carrera que estaba dando su hermano, que todavía tenía pasión por algo.

Arata, ignorando el comentario del rubio, le codeó y luego le señaló la figura de la muchacha. Y Teru en realidad no tenía intenciones de ver otra cosa que a Miharu ganando, pero en ese momento se dio cuenta de que el cabello de Mirai brillaba bastante con el sol, y de que era muy bonita para ser apagada por la ropa que estaba usando.

Pensó un poco más en ello, y pensó en que le gustaba su compañía, y que la tendría en cuenta para mil cosas más, ella no parecía perseguirlo.

Ella no se veía como alguien que lo glorificase por otra cosa que no fuera la ironía de llamarlo "Presidente", pero eso estaba bien, si es que le costaba llamar a Paula por su nombre y le había dicho "secretaria" desde el momento en el que se habían conocido. Así que en realidad no le molestaba.

De todas formas, hablando de la pobre Paula, nadie se esforzaba demasiado en su nombre, porque era gracioso de pronunciar, al menos para ella. El Profesor Tsuchigomori, se decía en los pasillos, lo había logrado a la primera, pero se decía también que era porque lo había practicado mucho tiempo antes.

Con ello, ¿Qué esperanzas tenían los que la conocían por cosas de la vida? Además, al parecer los latinos tenían apellidos comunes bastante largos con letras confusas.

Así que sí, seguramente Mirai lo trataba de esa forma porque... ¿Quería que Paula se sintiese incluida? O que no se sintiese excluida.

O algo así. Sí, seguro era algo como eso.

—¡Sí! ¡Así se hace, carajo!— oyó gritar a Mirai, notando por primera vez que sí que se había quedado viéndola.

Teru bajó la mirada con vergüenza, sintiendo desde ese preciso instante subir la presión a las mejillas. No porque le pasara nada, pero, ¿Y si ella pensaba que era raro?

¿Y si por eso le había hablado antes de forma un poco distante? Seguro era por pensar que era extraño.

Sintió la ansiedad consumirlo por un momento, pero unos dedos se clavaron en su hombro. Y cuando Teru subió la mirada, efectivamente encontró a la Mirai que acusaba de ser cortante y distante con su presencia.

—¿Estás bien?

Teru asintió ante la pregunta de la muchacha, notando que ella sonreía con una enorme incapacidad de frenar ese gesto.

---¿Y tú, Mirai? ¿Cómo estás, además de feliz?--- Mirai se sentó en las gradas nuevamente al lado del rubio, con la misma sonrisa, mientras el resto festejaba.

---Pues estoy tan feliz que te juro que podría besarte, Presidente--- Mirai, en ese momento, no estaba para nada consciente de lo que estaba diciendo. Era la adrenalina hablando por ella.

Porque así era ir a ver correr a Miharu, tensión, fuerza, apretar los dientes, cerrar los ojos un segundo... y bang, el resultado final hecho.

Al final, relajar los músculos totalmente les daba la impresión de que cualquier cosa era sin sentido y que todo lo que importaba era el resultado de la carrera, y la mayoría de las veces era bueno.

De hecho, Miharu llevaba ganando en racha ya unas cuantas veces, y eso le parecía un poco extraño, pero Mirai esperaba con creces que estuviese todo bien... o que sólo estuviese tratando de captar la atención de algún chico o algo así.

Eso estaría bien.

Pero, ¿Sabes lo que no está tan bien? Lo que sucedía en ese preciso momento.

Teru estaba completamente sonrojado, con una ilusión interna de un enorme martillo de cinco toneladas golpeándole la cabeza hasta hacerlo caer en la cuenta de que Mirai no diría eso sí le pareciera raro... pero le había dado miedo lo directa que había sido, siendo que no recordaba nunca haberse encontrado en una situación como esa antes.

Y, en realidad, no puedo dejar de pensar en eso el resto de la mañana que se consumió en el sudor de su propia temperatura elevada por culpa de una muchacha que vendía flores.

Flowers Of Grateful | Minamoto TeruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora