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Teru vio a Arata abrazar a Miharu después de la carrera, y pensó que Miyabi y Mirai estarían extremadamente felices por él, puesto que era un corredor excelente en su club.

Pero sólo oyó una onomatopeya, emitida por Mirai.

---¿Estás bien?--- le preguntó.

---Yo sí, pero qué asco--- aclaró Mirai, señalando a los dos muchachos.

---Es sudor limpio, ¿No?--- Mirai lo miró fijamente, mientras el rubio hablaba. Inconscientemente, la del cabello oscuro sonrió al verlo mirar embobado al par de chicos que se abrazaban con enorme emoción--- Quizá se duchó antes de venir.

Mirai se dió el lujo de hablar un poco mal de su hermano.

---Pues, no. Es un tipo sucio, igual que todos los demás--- afirmó, con toda seguridad. Aunque en realidad era una broma, su gesto completamente neutral le anunció a Teru que lo decía con total normalidad porque era cierto.

---Ah...

No sabía que más decir, así que sólo miró al suelo. Pero un silencio incómodo se formó mientras los demás festejaban y hablaban de hacía a dónde deberían ir.

Mirai lo notó, y se enojó consigo misma porque era su oportunidad de convertir lo que fuera que fuera eso en una especie de cita.

Quizá en el momento le daba pánico pero, quizá un día eso fuese lo que único que deseara recordar.

---Oye--- le golpeó el hombro--- Era una broma.

---Lo sé--- mintió el rubio.

En realidad, no tenía miedo de quedar como un idiota frente a una persona que acababa de conocer, puesto que estaba acostumbrado a que las personas simplemente se le quedaran viendo, fantaseando con quién era realmente.

Sin embargo, sintió la necesidad de ser una persona increíble frente a él, después de todo, era la familia de su mejor amigo de quien estaba hablando.

---Ya--- bufó Mirai con una risita. Y luego se adelantó un par de pasos.

Pero Teru no la estaba siguiendo.

---¿No viene, Presidente?--- preguntó la muchacha, con un gesto inocente. Uno que en realidad no había visto antes en ella. Y Teru pensó que estaba frente a una de esas escenas hermosas de la juventud que luego todos recuerdan como una preciosa anécdota, pensaba que quizás así es que su vida estaba cobrando sentido como adolescente.

Como una persona normal.

Teru sintió un pequeño codazo en la espalda, de parte de la persona que después identificó como Paula, con quien al final habían hecho funcionar una amistad con ella.

---Sí, Presidente--- murmuró la Latina, con un tono lo suficientemente burlón como para despistar completamente a Teru de sus ideas concretas--- Vaya con la señorita. Disfruta la cita.

El pobre seguía sin entender lo que sintió en esa frase, su corazón dio un vuelco completamente incómodo. Pensó extrañado que no podía permitirse sentir nada extraño, era claro que no debía ser, porque él todavía estaba buscando a la prestadora servicios de las plantas.

Y quizás su corazón se impresionaba con ella porque se parecía a la idea que él tenía de la chica que le mandaba las notas.

---No es una cita, Paula, quiero encontrar a la chica de las notas--- aún se sentía extraño en sus labios saber que la llamaba por su nombre, pero, por otro lado, era mucho más fácil que su apellido... ella le había dicho que era un apellido común, por lo que Teru tomó nota internamente de no procurar ir y viajar a aquél país.

Flowers Of Grateful | Minamoto TeruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora