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---Ya, eso es todo--- aclaró Teru.

Porque sí, estaba Teru sentado en la enfermería, con la enfermera que le preguntaba repetidamente qué le había ocurrido.

Pero, eso no era todo.

Mirai estaba fuera de la sala.

Sí, claro que ella le había forzado a ir, pues le había exigido que no dijese ni una palabra y fuesen juntos a donde la enfermera para poder estar seguros de que realmente estaba bien... Mirai había entendido que, según decía la enfermera que había visto en el hospital, un organismo podía responder pésimamente mal si es que la herida se encontrase infectada.

"---Ya, ven conmigo.

---¿Eh? Pero, quería hablar contigo...--- fue lo que le dijo Teru, que tenía intenciones de intentar explicar, aunque fuese muy poco, lo que le había pasado. Sólo porque quería que Mirai le siguiese hablando.

---Bueno, hablaremos después, primero te revisarán en la enfermería--- fue lo que le dio Mirai, y primero Teru había intentado negarse. No le parecía correcto que una persona que, precisamente, no sabía de sí mismo por no preocuparle más de lo necesario, acabase preocupada triplemente de lo que él pretendía...

De hecho, Teru quiso reprochar y quejarse.

Pero Mirai fue más que ágil al tomarle de una mano y arrastrarlo. De hecho, Teru se dejó arrastrar porque, aunque pensaba que iba a dolerle... No lo hizo, Mirai tenía un toque tan suave...

Uno que no esperaba recibir, y menos de una chica como ella".

Teru miró hacia otro lado, incómodamente, pensando en lo que había pasado antes. La enfermera le revisaba y miraba con cierta seriedad su cuerpo.

Pero Teru sentía más apego por la idea de levantarse e irse de allí, de no ser porque Mirai estaba allá afuera, haciendo guardia para que él no se atreviese a salir.

El presidente sonrió mentalmente, divertido de alguna manera... Pero aún molesto por una pequeña secuencia conversacional y... Un malentendido, con la enfermera.

"---Eh... Este, ¿buenas tardes? ¿Podría revisarlo antes de irse?--- había preguntado Mirai. Y la enfermera le había mirado a los ojos a Mirai, un gesto que denotaba incomprensión en su pobre y cansado rostro.

---Está perfectamente, a simple vista.

---Bajo la camisa--- le comentó Mirai--- Está todo... uh, ¿Cortado? Está... Lastimado. Ya lo vendaron pero... ¿Puede decirle si está bien?

La mujer se paró de repente.

Echó a Mirai de allí en cuestión de segundos, dejando dentro al presidente, gritando cosas como "el presidente Minamoto, ¿Lastimado? ¡Él jamás se metería en una pelea! ¿Qué crees que hacías, Minamoto?". Y Mirai había oído todo eso desde fuera, con los brazos cruzados y un gesto de seriedad impoluta... Pensando en que tenía razón.

"---Apuesto a que esa chica Tenki ha tenido algo que ver... ¿A que sí?

---No.

---¿A que sí? Que el primer muchachito Tenki, de esos que son tres...--- la mujer resopló con cierta pesadez mientras le revisaba la espalda.

---Que no--- aclaró más fuerte, quería asegurarse de ser escuchado.

---Bueno... Pues al más joven lo echaron después de haberle suspendido cinco veces... No te juntes con delincuentes como esos, que así como no tienen padres, no tienen educación.

---Disculpe, no. Lo siento, pero ya está rozando la ridiculez. Y le digo que "rozando" para no decirle que le está faltando el respeto a mi... amiga, y a sus hermanos. Mirai ha sido la única que se ha preocupado por mí, junto con los otros muchachos, el resto no se ha dado ni cuenta--- le aclaró con una claridad que a él mismo le daba miedo. Él nunca había estado del lado de la confrontación máxima, de la pelea, violencia o hasta de la incitación.

Pero... ¿Qué tenía esa mujer contra alguien tan linda como Mirai?

Eso era demasiado para serse honesto. Y como fuere, Mirai, desde fuera, se estaba aguantando un grito que se le había quedado rodando por el alma y por el cuerpo. Sentía que ése grito se había hecho un saco de burbujas y se le removía el estómago.

---Bueno, está bien. No es como que tengas que enojarte tampoco, muchacho.

---No lo estoy, pero esos rumores son todos una mentira. Los tres Tenki trabajan como no he visto trabajar a nadie nunca, y aún así vienen a cumplir con las exigencias mínimas de educación. No quiero que se enoje tampoco, pero no los ofenda.

Y ahora, sentía que las lagrimas se le estaban por salir. Y no sabía si era sólo una lágrima o era el corazón, o... o estaba por desmayarse...

Tenía miedo. Mirai tenía mucho miedo.

Tenía miedo porque había jurado que no iba a hacer nada por obtener su atención, pero cada minuto lejos de su corazón le quemaba las entrañas.

Cada momento de no verle sonreír por las notitas estúpidas o el darle una flor de papel, le hacía sentir como si le faltase algo en el corazón.

Y ahora que lo había escuchado defenderla... se sentía como si hubiese ganado un Nobel en física. Ella odiaba la física, y era precisamente por eso que se sentía como haber concretado la tarea más imposible, una cosa que se veía lejana, algo que le aterraba".

---Bueno, muchacho. Me perturba lo que sea que hayas hecho, ¿Sabes?

---Está bien... ¿Existirá la confidencialidad médico-paciente?

---Es... En realidad soy enfermera--- admitió. "Ay, ya. Es lo mismo", se pensó Teru en ese momento, con un rostro que se retorcía de incomodidad en el rincón más recóndito de su mente, mientras elaboraba una pequeña sonrisita.

---Está perfecto, sólo quiero saber si...

---No, no creo que sea necesario decir nada a tu familia, si es que no lo saben ya. Es bastante difícil cubrir algo como eso. Además, deben haber registros tuyos en algún hospital, ¿A que los hay?

Mirai se mordió un dedo con nervios, fuera de la enfermería, mientras jugaba con los dobleces del uniforme.

Quería oír las palabras de Teru.

---Los hay--- espetó. Y su voz se volvió brillante y expresiva, dentro del tono relajado que portaba--- En realidad, la chica que me ha atendido es maravillosa... y quiero pedirle disculpas por haberle hecho pasar tan mal trago.

---Ay, pero, muchacho... ¿Cómo vas a sentirlo? Si es ese su trabajo, ¿O no?

Teru asintió con dudas, no quería que Mirai le escuchase decir que sí.

Aunque, quizá ella ni le hubiese oído... Pues estaba llorando allí fuera, con el rostro escondido entre los dedos, tratando de secar las lágrimas que volvían a mojarle las mejillas una vez las tenía secas.

* * *



Flowers Of Grateful | Minamoto TeruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora