Capitulo 11

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• Capitulo Once •
Película

LA SUBASTA
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SARA

Ese fue sólo el inicio de todos los castigos que me he enfrentado hasta ahora, ya llevo dos semanas viviendo con Matthew y la relación entre ambos se puede decir que está mejorando con el tiempo, yo estoy adaptándome todavía y estoy aceptando que no me librare de esto.

—buenos días, cariño—Matthew me habla cuando me ve caminando hacia el, eran las 5:00 de la mañana y sus canciones a todo volumen no me dejaron dormir.

Mi cabello estaba desbaratado y mis ojos algo hinchados, aparte, caminaba como zombie. Me acerqué a Matthew, quien estaba sentado en la mesa de la cocina.

—¿Que tiene de buenos?

—Amaneciste de malas ¿huh?—bajo el periódico que estaba leyendo y puso toda su atención en mi.

—Tu música me despertó.

—¿Quieres que la apague?—era música de la banda "queen", aunque me encanta esa banda y sus canciones, ¿A quien le gustaría que lo despertaran así?

—¿A penas me lo dices?

El solo soltó una carcajada y yo lo miré seria.

—Ay pequeña, lo lamento—me jalo del brazo y me abrazo.

—Tengo hambre.

—¿Que quieres desayunar? Lo que tú me digas.

—Quiero sushi—descanse mi frente en su pecho.

—¿De desayunar?

—Siii.

—¡Marc!—le llamo a uno de sus guardias y vino de inmediato.

—Dígame, señor.

—Sara quiere sushi, ¿Serías tan amable de ir y comprarlos?

—Claro que si, ¿de cuales?

—Quiero el de...

—Compra todos—intervino Matthew y le dio unos billetes a Marc.

—En seguida—y se fue, yo miré a Matthew sorprendida.

—Todo para mi pequeña—besó mi nariz.

—Gracias, daddy—ya me estaba acostumbrando a decirle así, en estas dos semanas tuve bastantes castigos por llamarle "Matthew" así que no quería mas.

Esperamos a que Marc llegará con el sushi, mi estómago gruñía y yo solo jadeaba con mi frente en la mesa.

—Ya no deben de tardar, pequeña—acarició mi estomago.

Y en eso abren la puerta principal, logré mirar a Marc con miles de bolsas con sushi.

—Aquí está...el sushi—dejo todas las bolsas sobre la mesa.

—Muchas gracias Marc, puedes irte.

—Muero de hambreeee.

—Agarra lo que quieras, nena, es todo tuyo.

—Yayyy—agarre uno de los rollos, no se de que eran pero se veían apetitosos.

—Alex, sírvele a Sara un vaso con jugo, por favor—le ordeno a otro de sus guardias.

—Si, señor.

Alex me sirvió jugo en un vaso de plástico y me lo pasó.

—Gracias—le sonreí.

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