Capitulo 28

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• Capitulo Veintiocho •
Esto es solo el principio

LA SUBASTA
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MATTHEW

Ya tenía todo planeado desde hace tiempo, me llevé de la mano a Sara a mi habitación lo más rápido posible, minutos antes de la cena le dije a Jacob que preparara mi recámara específicamente para que el castigo de Sara fuera mejor.

• antes de la cena •

—Jacob, quiero que vayas a mi recamara y pongas las cadenas con las esposas en mi cama que se encuentran en la caja de mi armario, luego, quiero que pongas velas al rededor del cuarto, cierra todas las cortinas, prende el ventilador, y saca la caja de juguetes que tengo abajo de mi cama, ponla en la mesa de noche.—le indiqué moviendo constantemente mis manos, quería que todo fuera perfecto y que todo estuviera preparado.

—D-De acuerdo, señor, ¿Algo más?—sonaba confundido, no hacía esto frecuentemente.

—Es todo, cuando termines bajas a la sala con nosotros para esperar a los invitados.

• fin •

—Daddy, ¿Por que vamos a tu habitación?

—¿Que no recuerdas que tienes un castigo pendiente?—le dije con voz gruesa y firme sin voltear a verla, podía ver como corría detrás de mi, la jalaba bruscamente del brazo y aunque yo estuviera caminando normal, sus piernas no eran tan grandes como para caminar como yo.

—Pero, ¿No te gusto lo que hice en la mesa? Quería disculparme de esa manera.

—Tus disculpas no valen si ya el error está hecho, me hiciste enojar, y mucho.

—Papi no me castigues—chilló casi cayéndose de lo rápido que iba caminando—Prometo portarme mejor.

—Me asegurare de que te portes como una buena chica, pero es necesario este castigo.

Después de subir todas las escaleras hasta mi habitación, el aire frío hizo que a Sara le diera un escalofrío rápido, le indiqué que entrara y derrotada lo hizo.

—Velas—hablo en voz alta viendo todo el cuarto, Jacob al parecer había hecho bien mis indicaciones—Esposas...—hablo temblorosa caminando para atrás arrepentida, choco conmigo y se dio la vuelta para mirarme.

—Te aviso que no podrás escapar—saque la llave de mi bolsillo y cerré la puerta con candado, luego la regrese a mi bolsillo.

—Puedo agarrar la llave y abrir, ya se donde esta—me advirtió mirando mi pantalón.

—No puedes tocarme, si eso pasa, el castigo empeorará. A la cama, ahora—la miré con intriga esperando a que me hiciera caso.

Se dio media vuelta y caminó hacia donde le indiqué, se sentó en ella y hice lo mismo a un lado suyo. La cargué y la coloqué sobre mi regazo, así Sara quedaba con una pierna en cada costado y era más fácil para mi tocarla.

—Sara.

—Matt..Daddy—apreté su muslo con fuerza por aquel error que era ya muy constante.

—Sabes que hiciste algo mal, mi trabajo aquí es que lo reconozcas.

—Solo te recuerdo que tu tampoco fuiste muy bueno que digamos.

The AuctionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora