Capitulo 18

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• Capitulo Diez y Ocho •
Ropa


LA SUBASTA
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MATTHEW

Todos estábamos en busca de Sara incluyéndome, yo trataba de estar lo más serio posible aunque por dentro estuviera totalmente roto, Sara me importaba, ni siquiera habían pasado tres semanas desde que la conocí y ya estaba en peligro, no era muy bueno cuidándola y eso estaba seguro.

Estaba tan decepcionado de mi mismo que haría lo que fuera para retroceder el tiempo y hacerlo de nuevo todo bien.

Los autos de mis guardias fueron por cada calle de Paris buscándola, todo me lo avisaban por el Walkie-talkie que todos teníamos.

—Nada por la catedral—aviso uno de ellos, maldije en silencio cerrando los ojos con fuerza.

Iba de copiloto mirando todas las calles, girando mi cabeza de lado a lado buscándola.

Hasta que...

La vi.

Corriendo por la banqueta...¿Era Sara?

—Detente ¡Ahora, carajo!—le indiqué desesperado a mi guardia que iba manejando.

Me baje del auto y corrí hacia ella, por su puesto que era Sara, la detuve en menos de un segundo alzándola, mi pequeña estaba bien y parecía que todo estaba en orden.

—¡Aghh Sara! ¿¡Qué pasó por tu cabeza!? ¿Esta todo bien? ¿Te duele algo?—le pregunté con mi respiración agitada.

—Papi...—rompió el llanto, enterró su rostro en mi cuello y lloró desconsoladamente.

—Tranquila, ya estoy aquí contigo, estas a salvo.

Algo que me tranquilizo fue que en realidad la chica de las noticias no era Sara, igual sentí lástima por aquella niñata pero no era la mía...no era mi pequeña...

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SARA

No los logré alcanzar...no salvé a Dalia, pensé que este dolor se iría con el tiempo pero no fue así, este se quedaría en mi ser toda mi vida y no se iría nunca.

Corrí más de veinte kilómetros tratando de encontrar a Dalia, cuando me detuve gracias a Matthew mis piernas ardieron más que nunca pero en realidad me importaba un carajo, me merecía ese dolor, era una inservible de mierda, mentirosa y malcriada.

—Ahora explícame, ¿Qué pasó?—Matthew colocó un vaso lleno de agua frente mío.

Ya estábamos en el hotel, todos se habían ido menos los guardias y Zach, ellos estaban en otro cuarto un poco alejado así que tácticamente estaba sola con Matthew.

—Yo...no pude alcanzarla.

—¿A quien?

—A Dalia, la conocí en el lugar de las subastas, cuando llegue ahí me hice amiga de ella y le mentí sobre la trama de las subastas, le dije que sería divertido pero no lo fue, esta con un viejo horrible que seguramente le hace daño todos los putos días, ella solo es una niña—rompí el llanto de nuevo, no podía soportarlo.

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