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« Undécima Flor»

Yuchen

Nuestra casa ardiendo en llamas, mis hermanas llorando mientras arrastraban a mi padre junto a mi madre de los caballos, ellos rogando por nuestras vidas, pero muriendo frente a nuestros ojos.

Me despierto sudando y exaltado debido a mi sueño, que más que un simple sueño ha sido un recuerdo, uno que alimenta más mi deseo de venganza hacía el Rey de Sahel.

— ¡Buenos días, Doctor Cao!

Escucho la animada voz del Príncipe menor acompañado de unos toques a la puerta y mi tormento se desvanece, este muchacho es también un Xiao, en sus venas corre la sangre del hombre que mató a mi familia, pero no puedo, simplemente no puedo odiarlo por qué es más que claro que no es igual a su padre; al abrir la puerta veo a un sonriente Zhan, un siempre serio Yibo y un abatido Wonho.

Desde el atentado contra el príncipe, mi ex mejor amigo se ha mantenido cabizbajo debido a que falló como caballero real, estar en ese cargo significa dar la vida misma para proteger al amo y por esta misma razón nos distanciamos, por qué había elegido proteger al hijo de quien más odio. Pero, incluso a mí me tomo por sorpresa que alguien intentase matar a Zhan ya que él es totalmente ajeno a toda la maldad del Rey Bon Hwa Xiao.

—Esperamos no haber venido en un momento inoportuno— menciona Zhan dejando una canasta de manzanas sobre la mesa. Siempre hace lo mismo, trae manzanas rojas de las más grandes para mí y mis pacientes.

Sonrío negando con la cabeza.

—No, para nada. Ya estaba pensando en la clase de hoy.

El príncipe estudia arduamente sobre cada flor, planta y árbol habiente en Sahel por qué es su mayor prioridad crear remedios naturales para sus amados aldeanos que no poseen la suficiente plata para adquirir los medicamentos que una enfermedad costosa requiere.

Con un suspiro profundo dejo caer mi espalda en el respaldo de la silla y me quito las gafas, me asomo ligeramente hacía la sala viendo cómo Zhan sigue estudiando junto a Wonho de pronto la puerta del consultorio es empujada y pienso que debe ser otro paciente, pero solo se trata de Yibo.

—Oh, eres tú...

— ¿Ha terminado de atender a todos sus pacientes?— me pregunta cerrando la puerta.

—Siendo médico no tengo horario, si un paciente viene a media noche lo atendería con gusto— respondo cerrando la carpeta de pacientes que he registrado—. ¿Ya has decidido decirle al príncipe qué tú amnesia es una mentira?. No me siento muy a gusto siendo cómplice de eso.

El muchacho de cabellos plateados ríe ligeramente.

—¿No se siente bien mintiendo, doctor? Hasta aquí puedo saber cuántas mentiras ha dicho hasta ahora.

Inevitablemente mi relajada expresión se distorsiona.

—Tienen el porqué de que las haya usado. ¿Las tuyas las tienen?

—Las tienen— responde dejando de sonreír y camina hasta la silla frente a mí—. Usted dice mentiras, pero no es malo, eso también puedo saberlo.

Confundido lo veo salir de nuevo a la sala llegando junto a Zhan a quien en secreto mira de una manera tan especial qué me hace tal vez entender el porqué de sus mentiras y también sospechar de su origen, su peculiar olor me hace recordar a los pacientes que mi padre atendía en secreto.

Las personas que salían del bosque, los según extintos...lobos.


Yibo

Con la luna llena y las cigarras deambulando observo a Zhan dormir profundamente, todas las noches desde el atentado me he escabullido a su habitación para velar sus sueños en los cuales tiene pesadillas, pero colocando mi mano sobre su pecho lo hago calmar, su expresión asustada se relaja y al fin duerme en paz.

—Cuidaré incluso tus sueños, mi querido príncipe— murmuro acariciando sus labios entreabiertos con las yemas de mis dedos.

Él suspira moviendo ligeramente sus labios rozando los contra mis dedos y decido alejarme, podría llegar más lejos teniéndolo aquí, pero quiero que cada beso, cada palabra y caricia dada sea con su consentimiento. No me atrevería a lastimarlo, ¿cómo podría herir a mi alma gemela sin sentirme miserable?

Acurrucándome sobre su pecho estoy por conciliar el sueño cuando un lastimero aullido me pone alerta, sin lugar a dudas conozco este sonido.

Con temor salgo del castillo tomando mi forma original para llegar más rápido hasta donde el sonido me lleva, adentrándome a lo más profundo del bosque logro llegar a mi Aldea, ahí toda la manada me mira con sorpresa, no pueden creer que haya regresado.

— ¡Joven Yibo!— exclama una mujer, quien es la más vieja del clan.

En sus ojos veo temor y entonces mi mirada se encuentra con la del chiquillo de cabello castaño a quien le pertenece el llamado que escuche.

— ¡Yibo!— exclama él corriendo hacia mí y me abraza con fuerza, su delgado cuerpo tiembla contra el mío.

Y al fin logro llegar a la entrada de mi casa en dónde mi madre está junto a mi padre, quien agoniza. Todo queda oscuro para mí al ver tal escena, ¿cómo es que no sentí el llamado de mi familia? Estaba tan encantado con el hallazgo de mi alma gemela qué me olvidé de mis personas importantes.

—Le ha dado un infarto— solloza mi madre angustiada—. Discutimos y... Solo paso, lo siento tanto.

—Está bien, todo estará bien— la abrazo dejando un beso en su cabeza y tomo la mano de mi padre quien me mira fijamente, como no creyendo que estoy aquí—. Saldrás de esta padre y seguirás cuidando de la manada como hasta ahora.

Volteó ofreciéndole una sonrisa al jovencito de cabello castaño, a mi madre y a la curandera para calmarlos. Ahora debo tenerlos como una prioridad.


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Flor de Luna| YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora