«Vigésima Segunda Flor»
Wang Zhuocheng detiene el caballo y me baja con facilidad colocándome en el suelo, me sorprendo con la facilidad en que lo hace y también en su vestimenta, ya no lleva su sotana puesta y ahora luce como un simple joven de mi edad.
Él coloca sus manos sobre mi pecho ofreciéndome una sonrisa.
—Has usado las palabras incorrectas para vaciar tu corazón. El príncipe lo malinterpretara.
— ¿Usted lo escuchó?— le pregunto suspirando aliviado porque está calmando el dolor de mis heridas, pero no se siente absolutamente nada.
—Tus manos no han estado nunca manchadas de sangre, no te culpes muchacho— él vuelve a sonreír y no me sorprende, pero si es extraño ver a aquel que hablaba sobre Dios usando Magia y sonriendo de esta manera mientras lo hace.
Con un nudo en la garganta el viaje sigue, tal vez no mate directamente a la Reina Sayuri, pero contribuí a su muerte y eso me hace un traidor ante Zhan, no merezco su ayuda, su compasión, nada de él. No cuando le arrebate a su madre y lo deje totalmente solo en ese horrible lugar.
La noche vuelve a caer y al fin llegamos hasta las afueras de una pequeña Aldea, de inmediato somos rodeados por alrededor de veinte Lobos, todos gruñen hacia nosotros, pero Zhuocheng se baja del caballo extendiendo la mano.
— ¡Oh, gran líder del bosque, mirad como tus bestias se atreven a tratarme!
De pronto un gran Lobo gris mucho más grande que los que nos rodean aparece junto a otro Lobo café más delgados.
—No seas exagerado Mago blanco, ellos solo protegen la Aldea. Lo que si realmente nos desagrada es ese detestable olor a humano.
Siento mi piel erizarse en cuanto me rodean olfateándome como un gran trozo de carne, todos ellos se ven sedientos de hambre.
—No creo que debas tratar así al hombre que salvó la vida de tu hijo— menciona Wang ayudándome a bajar del caballo.
Rápidamente el Lobo café se transforma en una mujer castaña que se acerca hasta mí.
—Oímos el llamado de Yibo, y si este humano fue capaz de proteger a nuestro hijo, seríamos incapaces de dejarlo a su suerte.
—Así es, los Lobos no traicionamos ni mucho menos dejamos solo a un camarada— menciona el Lobo gris, ahora en forma de un corpulento hombre canoso.
Ellos son los padres de Yibo.
Wang sonríe asintiendo y se estira de una cómica manera.
—¡Ah, qué bien se siente ser yo de nuevo!. Por ahora, me marcho, pero estaremos en contacto caballero Real.
Asiento ligeramente y lo veo marcharse de vuelta junto a Colín, la madre de Yibo me ofrece una pequeña casita para que ahí pase mis futuros días en lo que me recupero y pueda partir lejos ya que volver a Sahel sería mi propio suicidio.
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Flor de Luna| Yizhan
FanfictionXiao Zhan sabía que tenía prohibido caminar en el bosque, pero solo ahí podía conseguir aquellas flores que le recordaban a la Luna, no sabía que visitar en aquel momento el lugar sería su perdición.