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«Trigésima primera flor»

El agua es totalmente oscura, me siento asfixiado y no logró encontrar la manera de respirar tranquilo, « ¡alguien ayúdeme!», « ¡Yibo!»

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El agua es totalmente oscura, me siento asfixiado y no logró encontrar la manera de respirar tranquilo, « ¡alguien ayúdeme!», « ¡Yibo!». Mi voz no sale y estoy al borde el llanto, ¿porque nadie viene a mi rescate?, ¿porque?

—Nadie vendrá en tu ayuda, debes entender eso príncipe Zhan.

Mis ojos se abren ante la penumbra, una mano se extiende hacia mí entre toda esa oscuridad. —Por eso, toma mi mano, seré quien te guíe.

— ¿Quién eres tú?— pregunto confundido, mis pies flotan, pero viendo aquella mano extendida me siento más seguro.

—Soy "ella"— finalmente la mano se entrelaza con la mía y salgo de aquellas negras aguas. —Solo dime aquellos deseos que se encuentran escondidos en el fondo de tu corazón y con gusto los cumpliré para ti.

— ¡Zhan!

Abro los ojos asustado encontrándome con la mirada preocupada de Yibo, él me abraza con fuerza cuando parpadeo al fin.

—Estaba tan asustado, parecías sufrir en tus sueños y no importaba cuántas veces grite tu nombre, no reaccionabas.

Con fuerza me aferro a su cuerpo, mi corazón late a prisa recordando mi sueño, ¿quién era esa mujer?

—Está bien, estoy bien Yibo...

—Quise entrar a tu mente para despertarte, pero esta estúpida habilidad no funciona contigo— se queja abrazándome con la misma intensidad y dejo un beso sobre su cuello para intentar calmarlo.

Finalmente Yibo se queda más tranquilo y nos unimos a los demás para preparar el desayuno. El sueño no me deja en paz y extrañamente todo el día me siento de nuevo observado, pero aunque intento buscar a alguien entre la manada todos parecen estar en su mundo, ¿qué está pasando?, ¿quizás lo estoy imaginando todo?

«Cálmate Zhan, estás pensando demasiado las cosas»

—Príncipe.

Sonrío cuando frente a mí aparece el padre Zhuocheng cargando una canasta de fresas.

—No les digas que son hechas con magia, ellos dicen que también debo ayudar a recolectar comida— él se encoge de hombros dándome una.

La cual me como de un solo bocado, en el Reino solía comer muchas fresas y uvas pero aquí son algo escasas.

— ¿Cómo has estado?— me pregunta de pronto dejando la canasta sobre el suelo.

Dejo de cortar las hojas de menta y suspiro.

—Me siento observado en todo momento, incluso ahora es como si un par, no, muchos pares de ojos mirarán cada movimiento mío.

—Te lo dije— el padre Zhuocheng me mira fijamente y suspira pesadamente—. Puedo asegurar que ellas te quieren.

Flor de Luna| YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora