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«Trigésima Flor»

«Trigésima Flor»

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—Mírame bien.

Con una sonrisa observo como Yibo comienza a correr y de un momento a otro toma su forma lobezno, correteando entre las hojas caídas meneando su blanca cola de un lado a otro. Verlo mostrarse en su forma original con tal felicidad me hace sentir en total calma, me encantaría poder ofrecerle un mundo en donde siempre sea feliz. Ni cuenta me doy cuenta ya se encuentra frente a mí ladeando la cabeza y de un momento a otro se echa al suelo.

— ¿Yibo?— le cuestiono sorprendido y él se acurruca frente a mí acercando su cabeza hacia mis manos—. Chico mimado— murmuro acariciando con suavidad su pelaje.

Yibo parece realmente disfrutar de mis caricias.

—Siempre soñé con este momento, estar frente a mi alma gemela siendo yo mismo— siento mi pecho inflarse debido a la emoción de sus palabras, jamás ni en un millón de las tantas imaginaciones que llegan a mi mente, veía un futuro así.

Realmente me encantaría poder permanecer así por siempre. Pero sigo pensando en mil maneras para derrocar al Rey, inclusive si no soy yo quien ocupa el lugar como nuevo Rey de Sahel, sé que Haikuan sería un excelente gobernante.

—Zhan.

Salgo de mis pensamientos dándome cuenta de que Yibo ha vuelto a su forma humana, él sigue estando sobre mí y eso me hace sonrojar.

—Sigue acariciándome— murmura mirándome fijamente y desliza su lengua por la comisura de sus labios.

Trago en seco llevando mi mano a su mejilla y él sonríe.

—Sea más atrevido su alteza...no me opondré si desea volverme un desastre.

— ¿¡Qué estás diciendo!?— exclamo alterado, con el sonrojo apoderándose de todo mi rostro e incluso cuello.

Pero en un movimiento brusco Yibo me tumba sobre el frío pasto, la poca nieva que cae se dirige a mi rostro y la otra parte a su cabello.

—Estoy diciendo que te deseo— apenas y puedo reaccionar cuando sus labios presionan los míos, el tacto es suave, pero de inmediato se vuelve acalorado, su lengua ingresa haciendo que mi cabeza de vueltas, está caliente y es ágil en los movimientos que causan un estrago dentro de mí boca; su mano se cola por debajo de mi abrigo buscando con facilidad tocar la piel de mi abdomen, jadeo sobre sus labios totalmente mareado.

Sus manos parecen conocer a perfección mi cuerpo, me pregunto si se debe a que somos almas gemelas.

—Tócame también— pide Yibo, y es entonces cuando puedo darme cuenta: él está totalmente sonrojado. Así que se siente como yo, podemos estar haciendo algo tan íntimo, pero estamos igual de avergonzados.

Así que con la misma pasión que él me otorga me tomo el atrevimiento de besar su cuello, su clavícula, su pecho que con timidez deje al desnudo, él suspira suavemente y me pregunto si le gusta lo que hago.

Flor de Luna| YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora