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«Décima Cuarta Flor»

El Lobo se acerca hacia nosotros de manera amenazante, la mano de Wonho tiembla sobre su espada y yo me encuentro petrificado, tengo miedo, demasiado que mis piernas tiemblan, «Yibo, Yibo» ni siquiera sé por qué estoy pensando en él en un momento como éste, pero con todas mis fuerzas desearía que estuviese aquí conmigo. El lobo muestra sus largos colmillos dando un brinco hacia nosotros logrando rozar mi brazo, un grito agudo se escapa de mis labios y Wonho bate su espada lastimando el pecho del Lobo ,pero de pronto de entre el bosque otro Lobo hace acto de presencia bloqueando al otro que frena de inmediato al verlo.

Este Lobo es más grande, tiene un pelaje blanco como la nieve que se le ha erizado mientras gruñe hacia el Lobo café que a su lado ha quedado como un cachorro, la mano de Wonho apresa la mía con fuerza y entonces solo entonces puedo ver fugazmente los ojos de aquel ser hermoso, unas grandes y brillantes pupilas grises tal cual el humo que escapa por cada aldea cada atardecer.

Tan rápido como aparecieron, se van, petrificados por el miedo seguimos sin movernos y no es hasta qué Colín rechina asustado que salimos del trance, el Lobo blanco nos defendió o eso he entendido.

—De nuevo te he puesto en peligro, perdóname— dice Wonho alterado y subiéndome al caballo nos marchamos a gran velocidad. Mi brazo está sangrando por la herida pero no puedo dejar de pensar en aquellos ojos.

Tan parecidos a los de Yibo.

El doctor Cao venda mi brazo con nerviosismo, siento su mano temblar cada que la venda termina de cubrir mi brazo, el candelabro encendido en la habitación me deja darme cuenta de la expresión asustado en su rostro.

—Doctor... ¿Se encuentra bien?

Él se aleja rápidamente de mí y comienza a lavarse las manos para evitar que lo siga mirando.

—Sí, eres tú quien está mal. Mira esa herida...

—No me refiero a eso, estoy hablando de qué desde que supo que está herida me la hizo un Lobo, usted ha estado nervioso— me levanto haciéndole frente y Cao mantiene el ceño fruncido.

Él se quita las gafas suspirando pesadamente.

—Es obvia mi reacción, se supone que los Lobos eran seres ya extintos.

—Se supone pero como siempre el Rey ha mentido, su Reino no es más que un nido de mentiras— escupo con coraje y decepción. Por qué los Lobos son seres que viven en la penumbra de la oscuridad del bosque por dictadura del Rey.

De pronto el médico Cao se acerca parándose a unos cuantos centímetros de mí.

—Te expresas así del Rey sin siquiera saber cuan grandes son sus atrocidades. Esas mentiras no abarcan ni lo más mínimo de su crueldad.

Me quedo callado viendo cómo en su rostro yace una profunda tristeza y odio también, el médico Cao odia a mi padre de eso estoy seguro pero no puedo siquiera articular palabra alguna por qué me da miedo saber que ha hecho con él. Él vuelve a colocarse sus gafas y sonríe.
—Perdone su alteza, he dicho cosas sin sentido.

—N-no, está bien...— respondo titubeante y bajo la mirada. La herida me arde pero también el corazón me duele, ser hijo de alguien que no hace más que sufrir a los demás me da total vergüenza.

De pronto Wonho entra observando nos a ambos con el ceño fruncido y se acerca hasta mí.

— ¿Qué pasó?, ¿Por qué esa expresión tan triste?— me cuestiona y al mismo tiempo mira fijamente al médico.

Flor de Luna| YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora