29-HERIDAS PROFUNDAS

155 11 4
                                    


—Leanny... Tienes que hablar. Me gustaría mucho ayudarte, pero si no colabora aunque sea un poco,no puedo hacer nada.—¿Cómo era que mi psicóloga podía tenerme tanta paciencia?

Solté un largo suspiro antes de empezar a hablar.

—¿De qué quieres que te hable?

—¿De qué quieres tú hablar?Desahógate, Leanny, no pasa nada, estás en un espacio seguro.—Mi espacio seguro no era esa habitación, lo tenía más que claro.

Empecé tartamudeando. De verdad que se me hacía muy difícil hablar.

—Yo... La mayoría de mis días me siento muy ansiosa. Siempre me viene a la mente cosas por las que he pasado, y eso me afecta mucho porque recuerdo que años atrás, incluso hacía un año me sentía tan vacía que para poder sentir algo tendría que hacerme daño. Pero no es eso lo que más me molesta sobre ese tema... Lo que más me molesta es que una niña tan pequeña haya tenido que pasar por todo eso.

<<Hay heridas profundas que parecen no volver a sanar. No hace mucho, después de pelearme con Samaira, me aruñé como una loca. ¿Sabe cuánto llevaba sin hacer nada por el estilo? Un año. Sí, un año que tiré a la mierda.

—Es normal tener recaídas. Lo has intentado, durante un año entero. ¿Sabes lo que significa eso? Significa que estás mejorando.

—¿Qué es lo que tengo? ¿Depresión? ¿Me estoy volviendo loca? O solo soy una maldita adolescente vacía.

—No Leanny. En estos pocos días te he conocido bastante a pesar de casi no hablar, y eso además de informes me han hecho saber varias cosas sobre ti, y créeme, no tienes depresión ni estás loca, solo estás sanando lentamente, como debe ser.

—¿Entonces?

—Tienes ansiedad, y cuando sobrepasas tu límite te pueden dar ataques de ira leves. Pero eso no es algo que no puedas superar, yo lo sé y tú también lo sabes, porque es verte y saber que eres una chica fuerte, Leanny.

Quizás no estaba tan rota. Quizás solo tenía una grieta que poco a poco iría cerrándose. Porque la verdad eso lo había sentido alguna vez que otra. Sobretodo cuando estaba con Tyler o en grupo con mis amigos.

Al imaginármelo sonreí un tanto emocionada.

Iba a salir de esta, pesara a quien le pesara.

Estuve dos semanas de muy buen humor. Al parecer hablar con Linda (mi psicóloga) me había servido bastante. Además, me decía frases motivadoras y me apoyaba con el tema de mi madre, al igual el como me afectado un tanto el tema de ese triángulo que se había formado con Tyler.

Pero bueno, en esos momentos no era momento de pensar en eso, porque también había algo importante en lo que meter mi mente.

—Podría alquilar una limusina para mi cumpleaños...—Habíamos pasado la tarde en casa de Lizbeth pensando en cosas que podríamos hacer en su cumpleaños que era el sábado y estábamos a miércoles.

—¿Tú padre caga dinero?—Se sorprendió Daniel.

—No, pero me lo puedo permitir.

—Si la cumpleañera quiere eso, eso tendrá.—La verdad es que todos estábamos muy emocionados.

—Y... Me gustaría hacer algo más. Ya entramos en la temporada de invierno, y a mí me encanta ir a patinar sobre hielo, y...—Un grito de emoción salió de Bry.

¿Todo es efímero? ANTIGUA VERSIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora