21-JUGUEMOS

239 15 0
                                    


Joder, Tyler y yo habíamos empezado una relación después de todo. ¿Lo cierto? Se sentía bien darle nombre a lo que teníamos, comprometernos a y estar el uno para otro, realmente eso era lo que habíamos estado haciendo tiempo atrás, pero se sentía diferente.

Miraba atrás y me daba cuenta de que él y yo nos conocíamos desde hacía no mucho, pero a la vez era como si nos conociéramos lo suficiente como para hacer lo que hacíamos. Al fin y al cabo todos los días estábamos juntos, de una forma u otra nos conocimos sin quererlo.

Nosotros estábamos desayunando cuando la puerta de mi casa se abrió. Mi madre...

Era obvio que no pensaba saludarme hasta que vio a Tyler, ahí era cuando se ponía esa máscara para hacer creer a la gente que teníamos una vida perfecta, pero Tyler ya sabía lo que pasaba entre ella y yo.

—Oh, hola.—Dejó unas bolsas encima de la encimera.

—Buenas, señora Mitchell.—Ja, que educado.

—Hola.—Dije seca.

Terminamos de desayunar rápidamente para subir de nuevo a mi habitación.

Tyler caminaba raro, pues su pantalón estaba roto específicamente por el culo y la sudadera le quedaba bastante corta.

Solté una risita por lo bajo.

—Me hubieses dado la sudadera que te di.—Se estaba muriendo de la vergüenza, lo sabía. ¿Pero cómo le decía que se estaba lavando porque me la había puesto como pijama?

La vergüenza que me daba mirar el baño de mi habitación no era normal, pero tampoco lo había sido el orgasmo que él se encargó de darme.

—¿En qué piensas?—Me sonrió con malicia.

No me importó ser sincera con él.—En lo que pasó hace una hora ahí dentro.

—Cuando quieras podemos repetir.—Me guiñó un ojo.

Estuvimos un rato tirados en la cama sin nada que hacer.

—¿Vamos a jugar al baloncesto?—Me propuso divertido.

—Ni de coña.

—¿Por qué?

—Primero que todo porque no se me apetece que mi novio me dé una paliza...

Me interrumpió.—Mi novio.—Murmuró. Decidí ignorar eso porque lo había dicho adrede.

—Y segundo porque hace un frío que pela.

—Primera vez que te preocupa más que tu novio te gane antes de que el frío.—Me pellizcó el abdomen.—Pero venga, vístete que vamos a jugar.

—¿Pero a ti no te da resaca o qué?

—Estoy acostumbrado, así que venga.

—Primero con el boxeo y ahora con el baloncesto, ¿qué será lo siguiente?¿Nadar con tiburones?—Me levanté y me metí en el vestidor.

¿Yo? Yo no iba a pasar frío con el chaquetón y jogger que me había puesto.

Antes de salir de casa mi madre intentó hablar conmigo pero como excusa le dije que no tenía tiempo, aunque sí lo tenía, pero no para ella.

¿Todo es efímero? ANTIGUA VERSIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora