Mientras caminaba por el pasillo rumbo a la habitación de Harmony, Joshua leyó el mensaje de Nate, le respondió con un simple «ok» y guardó el teléfono en el bolsillo de la bata

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Mientras caminaba por el pasillo rumbo a la habitación de Harmony, Joshua leyó el mensaje de Nate, le respondió con un simple «ok» y guardó el teléfono en el bolsillo de la bata. A varios metros, su amigo Mason conversaba con otro colega y le hizo un gesto para intentar llamar su atención, pero él se encontraba concentrado en su destino y no lo vio. Mason cruzó unas cuantas palabras más con su interlocutor antes de ir en dirección a Joshua, quien ya se había internado en la habitación.

—Veo que Nate y tú tienen los mismos gustos por la lectura —le dijo a la chica cuando la encontró concentrada en un libro.

Ella se sobresaltó por la interrupción y, sentándose, dejó el libro a un lado.

—En realidad este me lo trajo él, pero sí, creo que tenemos los mismos gustos —confesó viéndolo acercarse a la cama.

—¿Cómo te sientes hoy? —le preguntó acariciando su mejilla.

Ella, sin poder evitarlo, se inclinó hacia la mano disfrutando de su tacto.

—Ahora me siento muy bien.

—¿Pensaste en lo que te dije ayer? —preguntó deseando que ella hubiera considerado su propuesta.

Harmony lo miró a los ojos y se mordió el labio inferior pensando en la respuesta. Claro que lo había pensado, en toda la noche no hizo otra cosa que imaginarse en medio de Josh y Nate mientras ellos se ocupaban de darle placer a su cuerpo. Las imágenes fueron tan vívidas que ni siquiera comprendía cómo su mente lograba conjurarlas.

—Lo hice —respondió en voz baja.

—¿Y? —la apremió Josh inclinándose, incapaz de resistirse a probar sus labios. Los acarició primero con la lengua y luego los reclamó como si le pertenecieran. Y tal vez así era, si conseguían convencerla, aquellos labios solo les pertenecerían a él y Nathan.

—Josh, te estaba buscando...

Joshua se alejó de Harmony enderezándose, y giró el rostro, conmocionado, para encontrarse a Mason en la puerta con una mirada de estupefacción.

—Lo lamento, no era mi intención interrumpir —se disculpó.

—Mase... yo... ¿me puedes esperar un segundo, por favor? —pidió y el otro asintió antes de cerrar la puerta.

—Santo cielo, él se lo va a decir a todo el mundo y entonces vas a perder tu empleo —chilló Harmony.

—Tranquila, amor, Mason es mi amigo y no va a decirle nada a nadie.

—¿Estás seguro? Porque si pierdes tu empleo por mi culpa me voy a sentir muy mal.

Josh sonrió enternecido por su preocupación.

—Estoy seguro de que no me quedaré sin empleo por besar a mi chica y, si eso sucede, conseguiré otro.

—¿Tu chica?

Un eterno amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora