De regresó a la clínica, Harmony y los chicos no dejaban de reír por las bromas de Nate

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De regresó a la clínica, Harmony y los chicos no dejaban de reír por las bromas de Nate. Ella no recordaba un día en que se hubiera divertido tanto y no quería que el tiempo acabara, por lo que sintió caer su ánimo en cuanto el ascensor se abrió en el piso donde estaba internada. Nathan empujaba la silla, mientras que Josh caminaba a su lado. Una vez en la habitación, fue el doctor quien se encargó de acomodarla en su cama.

—Descansa, pequeña, nosotros tenemos que irnos.

—¿Los dos? —preguntó y ambos notaron la decepción en su voz.

—Lo lamento, nena, pero yo tengo una reunión con el nuevo representante en una hora —se disculpó Nate.

—Y yo tengo pacientes que atender, pero te prometo que vendré a verte antes de irme —agregó Joshua.

—Y yo vendré mañana.

Se turnaron para besarla hasta dejarla sin aliento y luego se despidieron.

—Me está matando dejarla aquí sola, Josh, es obvio que se siente triste, ¿por qué no le das el alta y la llevamos a casa?

—La verdad es que lo he considerado, pero no sé si aceptaría irse con nosotros así, apenas se está adaptando a la relación tan poco ortodoxa que le estamos planteando, temo que si la presionamos mucho haya un retroceso y termine por rechazarnos.

—Esto es una mierda, me rompió el corazón ver su expresión, y la verdad es que la entiendo, este lugar es demasiado frío y lúgubre.

—A mí también, por eso intentaré terminar lo más pronto posible y regresar más tarde a verla.

—Yo vendré temprano, ¿a qué hora comienza tu turno mañana?

—A las diez. ¿Qué te parece si venimos antes y traemos el desayuno? La vuelves a llevar a mi consultorio y desayunamos juntos.

—Esa es una buena idea, de todos modos, pensaba venir a primera hora, quiero hacerme unos exámenes de rutina. Siempre he sido cuidadoso y usado protección, pero quiero asegurarme de que todo está bien antes de que las cosas con Harmony vayan más lejos.

—Me parece bien que lo tengas en cuenta, yo me hago exámenes regulares y mi única pareja sexual en los pasados dos años fue Adele, por lo que sé que estoy limpio.

Nathan hizo una mueca mirando a su hermano.

—Cada vez que hablas me haces sentir como un imbécil cabeza de chorlito que se acuesta con todo lo que lleva falda.

—Nate, yo tampoco he sido un santo y lo sabes. No vengas ahora con esas tonterías, la forma cómo has vivido tu vida hasta ahora no tiene por qué marcar cómo la vivirás en adelante.

—Espero que Harmony piense igual que tú cuando se entere de mis correrías, porque sabes que se va a enterar, ¿verdad? Sobre todo ahora que la prensa está encima del caso de Anna Perkins.

Un eterno amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora