Nate salió temprano de la habitación que estaba ocupando mientras el arquitecto terminaba con las reformas en la suya

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Nate salió temprano de la habitación que estaba ocupando mientras el arquitecto terminaba con las reformas en la suya. Esperaba que todo estuviera listo antes de que su chica estuviera en casa. Cada vez que pensaba en tener a Harmony compartiendo el espacio con él y Josh, una sonrisa tonta se pintaba en sus labios. Bajó a la cocina buscando a Rose para pedirle que preparara el desayuno que llevarían para compartir con Harmony y le sorprendió encontrarse a su hermano tarareando mientras picaba frutas.

—¿Qué haces? —le preguntó dirigiéndose al refrigerador y sacando una jarra con jugo.

—¿Acaso no es obvio? Estoy haciendo el desayuno de nuestra chica.

—¿Y por qué no lo hizo Rose?

—Llamó hace un rato diciendo que tiene un contratiempo y no puede venir hoy. Le dije que no había problema.

—Qué raro que no llamó a mi teléfono móvil —comentó Nate mirando el dispositivo.

—Dijo que prefería llamar al teléfono de la casa porque sabe que siempre me despierto muy temprano y tú, en cambio, seguro seguirías dormido, cosa que, debo resaltar, es cierta.

—Idiota, tengo que llamarla para saber si se le ofrece algo, Rose cuida de mí como si fuera un hijo, no puedo ser malagradecido ni insensible —comentó mientras marcaba el número de la mujer.

Tras constatar que Rose se encontraba bien, pero su hermana había sufrido un accidente, se ofreció a ayudarla de alguna forma. Ella le agradeció, pero aseguró que todo estaba bien.

—¿Cómo crees que se tome Rose el que un día llegue y se encuentre con la extraña relación que tenemos con Harmony? —preguntó Josh acomodando todo en un pequeño refrigerador portátil.

—No estoy seguro, pero espero que no tenga nada que opinar, después de todo, yo le pago para que haga su trabajo, no para que se entrometa en mi vida personal. Además, Rose es una buena mujer y muy confiable, así que no creo haya problemas con eso.

—Bien, ya está todo listo, ¿nos vamos?

—Vamos, yo te sigo en mi auto.

Llegaron a la clínica y caminaron entre charlas y risas, sin percatarse de que, a su paso, los pasillos se llenaban de suspiros y corazones que se agitaban ante la vista que presentaban.

Nathan acompañó a su hermano al consultorio donde dejó todo dispuesto, luego pasaría por Harmony para llevarla allí. Después se dirigió al laboratorio para tomarse las muestras. La mujer encargada del proceso no le quitó nunca los ojos de encima y se demoró más tiempo del necesario solo por tener el placer de tocarlo. Todas en la clínica estaban un poco enamoradas del doctor Henderson, por lo que tener a su hermano gemelo cerca era como duplicarles la dosis de adrenalina. Él permanecía inconsciente de las miradas de fascinación lanzadas en su dirección, con la mente perdida en la chica que lo esperaba. Cuando por fin terminó el procedimiento, se despidió con la cordialidad que lo caracterizaba y se marchó dejando atrás una admiradora más.

Un eterno amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora