Harmony levantó la cabeza y su mirada se cruzó enseguida con unos ojos muy parecidos a los de los gemelos, solo que bastante más fríos

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Harmony levantó la cabeza y su mirada se cruzó enseguida con unos ojos muy parecidos a los de los gemelos, solo que bastante más fríos.

—Señorita Reed, soy el doctor Aaron Henderson.

—¿El papá de Josh? —preguntó ella, con una sonrisa que se borró enseguida cuando el hombre le lanzó una mirada fría.

—¿Acaso usted y el doctor Henderson son tan cercanos que ya se cree con la confianza a llamarlo por su nombre? —demandó con un tono tan arrogante que la hizo sentir pequeña.

Detrás de él, Mason le hizo un gesto negativo con la cabeza a la chica.

—No, claro que no, disculpe mi atrevimiento. Es solo que el doctor ha sido muy amable conmigo.

—Bien, dejando a un lado las informalidades fuera de lugar, estoy aquí con el objetivo de comunicarle que ya fue dada de alta y ahora mismo puede abandonar la clínica.

—¿Ahora? Pero...

—Sin peros, no tiene más motivos para estar aquí, así que no me obligue a llamar a seguridad para que la saquen.

Harmony sintió como sus mejillas se coloreaban por la humillación, mientras que detrás de Aaron, Mason sentía la furia hervir por sus venas, estaba seguro de que sus amigos estarían más que furiosos cuando se enteraran el trato tan déspota que su padre había tenido con la chica.

—Por supuesto, doctor Henderson, ahora mismo me voy —dijo ella terminando de cerrar su maleta—. De todos modos, pensaba irme hoy.

—Bien, eso nos ahorra unos cuantos inconvenientes. —Se giró y casi chocó con Mason en el proceso—. Pensé que estaba en la caja, doctor Carter.

—Pasaré por allí en un rato, doctor Henderson, no se preocupe. Trabajo aquí, así que no es como si fuera huir sin pagarle. —Soltó, sin poder esconder el tono altanero. Aaron lo escrutó un momento antes de pasar por su lado y marcharse—. Harmony, lamento que esto haya sucedido, Aaron es... bueno él es... a la mierda, no voy a adornarlo, el sujeto es un completo imbécil.

—¿Es el padre de Josh y Nate?

—Así es, por suerte ellos no se parecen en nada a él. Espérame, llamo a Nate para que venga por ti, Josh está en una cirugía y no sé cuánto tarde.

La chica asintió y esperó mientras lo veía sacar el teléfono del bolsillo y marcar. Unos minutos después hizo una mueca y volvió a pulsar el botón.

—No sé qué sucede, Nate no responde.

—No te preocupes, yo puedo ir a mi casa.

—Ellos no me van a perdonar que te deje salir así.

—Voy a estar bien.

Mason se pasó la mano por la cabeza en gesto exasperado y luego soltó un suspiro.

Un eterno amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora