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Chaeyoung llegó dando pequeños saltitos a su casa, estaba emocionada, al fin había obtenido un 10 en matemáticas y esa felicidad era tan grande que había saludado incluso a los perros de todo el vecindario.
Entró con una sonrisa, pero su rostro relajado fue interrumpido cuando su ceño se frunció al escuchar leves ronquidos y balbuceos desde la sala.
– Jajaja, me haddwns consduuqeilallas – murmuraba Mina dormida mientras se removía en el sofá, Chaeyoung la miró con una ceja alzada – Nonono, enahi nwushb ndibanssoo.
– ¿Mina unnie? – murmuró confundida.
Se acercó lentamente al sofá y comenzó a mover suavemente la mayor para poder así despertarla.
– Suéltame, cara de melón, me voy a casar con tu hija – habló forcejando en contra de los movimientos y Chaeyoung no pudo evitar sentirse confundida, ¿estaba soñando con su madre? – ¡Yah! ¡Deja de golpearme!
– Mina unnie, despierta – decía la pequeña conteniendo la risa, a medida que aumentaba el zamarreo en la mayor.
– Ya te dije, Chaeyoung me gusta – confesó y la rubia se quedó por un momento estática.
Su mente se nubló y sus mejillas ardieron al rojo vivo, ¿eso que dijo era cierto o sólo producto de su imaginación? La vergüenza se extendió por todo su cuerpo y sus manitos comenzaron a temblar, ¿le gustaba a su unnie?
– ¡MINARI! – gritó de una vez por todas y la japonesa abrió los ojos de golpe, poniéndose de pie por inercia para luego caer directamente al suelo.
La coreana soltó una fuerte carcajada, la imagen de Mina intentando conectar dos neuronas desde el suelo se la hacía bastante cómico.
– ¿Qué estabas soñando? – preguntó curiosa sentándose en el sofá.
– Perritos y arcoíris – mintió, creyendo que la menor no sabía exactamente lo que había dicho dormida.
– Ah, qué interesante – asintió con una media sonrisa – Sólo por mera curiosidad, ¿el perrito se llamaba Jihyo y el arcoíris Chaeyoung?
– ¿Qué?
– Puede que mi madre sea un poco brava como un perro – apuntó subiendo sus pies a la mesita de centro – Pero dudo mucho que puedas casarte con un arcoíris.
– No entiendo de qué... Oh – se golpeó mentalmente – Hablé dormida, ¿verdad?
– Sip – rió la menor con diversión.
– Lo siento, Chaeyoung... Quizás pudo haberte incomodado – murmuró avergonzada mientras se ponía de pie.
– No me incomoda, no es algo que no haya escuchado antes de todas maneras – se encogió de hombros y la pelinegra giró su rostro como el exorcista, ¿cómo que no es algo que no haya escuchado antes? – Por cierto, Dahyun unnie vendrá a casa hoy.
– ¿Dahyun? ¿La pálida sin ojos que parece un queso que lleva más de 15 años en estado de descomposición? – preguntó rápidamente, recordando lo que Nayeon había dicho.
– ¿Te sientes bien? – inquirió Chaeyoung – Si sigues apretando los dientes, van a terminar por romperse, Mina unnie.
La mayor parpadeó un par de veces, no se dió cuenta que sus puños se habían cerrado en puños y que su mandíbula se había tensado hasta el punto de hacer sus dientes rechinar, definitivamente debía hacer algo para controlar sus celos.
– ¿A qué viene Dahyun aquí? – preguntó finalmente poniéndose de pie.
– Tenemos que hacer un proyecto de ciencias – comentó con simpleza – Anatomía.
– Ah, entonces está b... ¿¡Qué!? – gritó asustando a la coreana quien saltó levemente – ¿¡Cómo que anatomía?
– Sí, anatomía – Chaeyoung estaba comenzando a preocuparse – ¿El estudio del cuerpo humano?
– Ya sé lo que es la anatomía, Chaeyoung – suspiro intentando calmarse – Me refiero a que... ¿Qué clase de proyecto?
– Debemos estudiar el cuerpo de la otra – se encogió con inocencia y todo color desapareció del rostro de Mina – Quiero decir, no de manera literal, simplemente debemos hablar de las partes importantes de la anatomía femenina.
– ¿No deben verse desnudas?
– ¿Qué? – la rubia rió – ¿Qué es lo que te sucede? No voy a ver a Dahyun desnuda, ella es como mi hermana.
– Hermana... – susurró – ¿Sueles besar a tus hermanas?
– Oh, supongo que mami Nayeon te lo contó – las mejillas de la pequeña se tornaron un color carmesí – Eso no fue algo que haya hecho por cuenta propia, Mina unnie, fue un pequeño reto.
– ¿Un reto?
– Haces muchas preguntas, me comienzas a marear – puchereó en modo de queja – Jennie unnie me estaba molestando porque nunca había dado un beso antes y yo le dije que la persona a la cual quería besar tenía novia en ese momento – explicó y Mina escuchó atentamente como si aquella historia fuera lo más increíble del mundo.
Y bueno, para ella lo era. Estaba enamorada de esa enana con cara de gato bebé, saber cómo es que había dado su primer beso con Dahyun era... Esperen un minuto.
– Y entonces...
– ¿Cómo es eso de que querías besar a otra persona y que esa persona tenía novia? – interrumpió y la menor bufó lanzándole un cojín.
– Sí, eso fue lo que dije – giró los ojos – En ese momento tenías novia.
– ¿Quién?
– ... – la menor dio un suspiro, al parecer era verdad aquel dicho que las personas con pene piensan con la cabeza de abajo, eso explicaba lo idiotas que eran – Nadie, Mina unnie, olvídalo.
– Pero...
– El punto es que Jennie unnie comenzó a decirme que era una gallina y para demostrarle que no lo era tuve que besar a Dahyun unnie – se encogió de hombros – No fue nada, simplemente un pico.
– Esa mocosa con cara de queso rancio – masculló en voz baja – Como sea, que venga.
– De todas maneras no necesita tu permiso – comentó Chaeyoung poniéndose de pie.
– Tus madres me dejaron a cargo y al ser la mayor, cada persona que entre en esta casa, debe tener mi permiso – aseguró – Además...
– Es mi casa y mis amigos – interrumpió dándole la espalda – Yo decido si vienen o no, aunque no debes preocuparte – sonrió sin que la japonesa lograra verla – De todos modos estaremos sola la mayor parte de la semana.
– ¡Eso no-!
– Nos vemos luego, Minari – canturreó alegremente mientras subía las escaleras – ¡Me iré a cambiar!
– Son Chaeyoung... – susurró agarrando su cabeza mientras se dejaba caer al sofá – Me vas a volver loca.
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