– ¡Son Chaeyoung! ¡Abre la puerta en este instante! – ahí estaba, una histérica Park Jihyo gritando el nombre de su hija mientras golpeaba la puerta de su habitación.
Dentro del cuarto todo era un caos, o bueno, solamente para una persona. Mina se paseaba de un lado a otro llena de pánico, intentando encontrar un lugar donde esconderse, por otro lado, Chaeyoung miraba a su novia desde la cama, lo bastante entretenida como para calmarla.
– Métete al closet – le dijo con simpleza y la mayor se detuvo en seco – ¿Qué?
– No pasé 15 años de mi vida ahí como para volver a entrar – apuntó.
– Entonces que mi madre te extirpe los huevos – se encogió de hombros – Tengo que abrirle.
– Agh, detesto no tener otra opción que hacerte caso – bufó, abriendo la puerta del closet para meterse dentro.
Bien, contexto de lo que estaba sucediendo. Mina y Chaeyoung habían decidido dormir juntas, como siempre lo hacían, sin tomar en cuenta que a la mañana siguiente Nayeon y Jihyo volvían de su viaje. Al momento de sentir sus voces, Mina entró en un colpaso mental, le sudaba hasta el culo por lo que no tuvo mejor idea que esconderse.
– Hola, madre – sonrió inocentemente la coreana menor al abrir la puerta.
– ¿Dónde está? – entró sin permiso, inspeccionando toda la habitación.
– ¿Quién?
– Myoui – respondió mirando debajo de la cama.
– ¿Mina? No lo sé, anoche salió y no ha vuelto – mintió, aunque a juzgar por la mirada de Jihyo, aquella excusa no fue la mejor.
– ¿¡Esa idiota te dejó toda una noche sola!? – gritó y Mina, dentro del closet, tembló.
– N-No, quiero decir...
«Mierda, la he cagado» Pensó Chaeyoung dándose un golpe mental, tratando de pensar en una excusa coherente, pero al parecer su madre iba a matar a Mina aún si esta era un ángel.
– Es mejor que me expliques antes de que le corte la ver...
– ¡Está bien! – se rindió la menor juntando sus manos – Mina tuvo un problema con sus padres y tuvo que ir de urgencia a ver qué ocurría – habló con rapidez y Jihyo la miró con los brazos cruzados.
– ¿Sus padres no estaban en Inglaterra?
Chaeyoung:
– Eh... – nuevamente su mente se había desconectado, ¿es que acaso su madre sabía toda la vida de Mina? Era increíble – Sí, pero...
– ¿Volvieron?
– ¡Eso! – asintió – Volvieron y ellos...
– ¿La llamaron?
– ¡Sí! ¡Exactamente eso fue lo que pasó! – rió exageradamente y Mina dentro del closet comenzaba a tener un ataque de claustrofobia.
– Mhm... – Jihyo miró a su hija por unos largos minutos antes de terminar asintiendo con la cabeza – De acuerdo, cuando vuelva, tendré una conversación con ella. No puede simplemente dejarte sola por la noche, andan muchos bribones y no quisiera que algo malo te pase.
– No te preocupes – movió su mano – Ella ha estado cui...
– ¡IHHHHHHHH!
– ¿Qué demonios fue eso? – la mayor se acercó al armario al escuchar el repentino grito y Chaeyoung entró en pánico, corriendo rápidamente antes de que fuera abierto.
– ¡No! – negó poniendo su espalda contra la puerta – L-Lo que pasa es que... H-Hay... Hay...
«Piensa, Chaeyoung. Maldita Mina, ¿por qué carajos tuviste que gritar?» Maldijo a su novia en su mente.
– Hay... ¡Ratones! – excusó – Unos muy grandes, horribles y bastante chillones – golpeó la puerta con su codo.
– ¿Ratones? – Jihyo ladeó su cabeza confundida – Pero si...
– Sí, quizás hay que fumigar, qué sé yo – tomó a la mayor por el brazo y la arrastró hacia la puerta – ¿Por qué no me esperas abajo? Necesito cambiarme, llamaré a Mina para que venga y todo eso...
– ¿Estás echándome, Son?
– Sí... Digo, ¡no! O sea, por favor – puchereó usando su voz de bebé – ¿Podrías darme mi espacio?
– De acuerdo – aceptó – Llama a la insulsa y apresúrate, tu mamá quiere hablar contigo.
– Sí, sí, nos vemos – empujó a su madre fuera y cerró la puerta con seguro, apoyándose en ella mientras soltaba toda la respiración que había estado reteniendo – Santo Dios... – suspiró – Ya puedes salir.
Mina instantáneamente salió del closet con su cara pálida, respirando entrecortadamente como si hubiera visto al peor de los fantasmas.
– ¿Qué te ocurre? – se acercó a ella y la golpeó fuertemente en la nuca – ¿Cómo se te ocurre gritar como una maldita desquiciada?
– Había una araña – murmuró con un notorio signo de trauma en el rostro.
– Eres una miedosa – reprendió – Jihyo quiere hablar contigo.
– Prefiero que me pique la araña, nos vemos – sonrió y quiso volver a entrar al closet, pero la rubia la tomó por el brazo – Chaeyoung... – lloriqueó.
– No voy a inventar más excusas estúpidas para salvar tu pellejo – la apuntó con molestia – Hablarás con ella.
– Está bien – bufó rendida – Pero... ¿Cómo se supone que lo haga? Le dijiste que no estaba aquí y no puedo simplemente bajar la escalera como si nada, debo entrar por la puerta principal.
Chaeyoung chasqueó la lengua y pareció pensarlo un poco, hasta que su mirada se dirigió hacia la ventana de su habitación y una sonrisa siniestra atravesó su rostro.
– No, debes estar demente – se negó rotundamente la pelinegra – Ni creas que...
– Lo harás – ordenó – O te quedas sin jueguitos.
– Está bien, lo haré – murmuró.
Odiaba ser tan gobernada.