– Me cae mal, hija de puta – mascullaba Chaeyoung caminando por los pasillos con un rabia insaciable – ¡La detesto!
– Amor – Mina intentaba seguirle los pasos – Chaeyoung.
– No me vengas con tus sermones pacifistas ahora, Myoui – rugió cuando llegaron al casillero de la menor – También estoy enojada contigo.
– ¿Y yo qué hice? – frunció el ceño.
– ¿Cómo que qué hiciste? Si yo no hubiera llegado al salón, esa idiota te habría besado y tú lo hubieras aceptado – abrió su locker – Y no intentes negármelo.
– Pues te lo voy a negar porque te estás equivocando, no lo habría aceptado – dijo molesta por la inseguridad de su menor – Estoy contigo, ¿no es así?
– ¿Pero a qué costo?
– ¿A qué costo? ¿Estás hablando en serio? – no podía creer lo que estaba escuchando – Oye, te estoy hablando – masculló cerrando de un golpe el casillero de la coreana – Chaengie...
– ¿Cómo se supone que quieres que me sienta? ¿Eh? – la miró a los ojos – Esa idiota va a estar pegada a ti todo lo que queda del año y te conozco, a veces puedes llegar a ser muy débil y yo...
– ¿Crees que voy a serte infiel? ¿Eso es lo que tratas de decirme?
– No lo sé, tú eres la que debería responder esa pregunta – contestó.
– Es suficiente – tomó la mano de Chaeyoung y prácticamente la arrastró hasta los baños, estaban discutiendo y no querían montar un espectáculo en medio se todos los estudiantes chismosos.
– ¡Suelta...!
– ¡Me vas a escuchar! – la silenció de manera autoritaria cuando estuvieron solas y la menor cerró la boca – Sé muy bien que Yeji es una persona completamente difícil de llevar, pero...
– Es una zorra – murmuró entre dientes.
– Sea como sea, pero te recuerdo que fuiste tú la que me insistió de volver al instituto – le recordó y Chaeyoung cruzó sus brazos.
– ¿Ahora la culpa la tengo yo? – giró los ojos.
– Estás haciendo un drama totalmente innecesario, Chaeyoung.
– ¡No me gusta que esté cerca de ti! – alzó la voz y Mina tuvo que respirar varias veces – Sí, me estoy comportando como una niña caprichosa y malcriada, pero... ¿Puedes ponerte en mi lugar?
– ¿Y cual se supone que es tu lugar?
– Esa chica te emborrachó y se metió en tu cama, te manipuló de tal manera que estuviste con ella en una relación por siete meses – recalcó, la japonesa se dedicó sólo a escuchar – ¿Quién me asegura de que no volverá a hacerlo?