Horas antes...
– ¿Aún estás segura de esto? – preguntó el chico por enésima vez.
– Por supuesto que sí – asintió Yeji con convicción de su bolsillo sacó una pequeña bolsita que contenía un polvo de color blanco – Mina se hace la difícil, pensé que no tendría que recurrir a esto – informó vertiendo el polvo en el vaso de agua, el cuál rápidamente se disolvió.
– Yeji – Mark tomó su mano – Piensa bien en lo que vas a hacer, un hijo es algo para toda la vida.
– Sólo es un niño – se encogió de hombros.
– No te garantiza que Mina va a volver contigo – insistió y Yeji no quiso escuchar más, quitó el vaso de las manos del chico con enojo y lo miró directamente a los ojos.
– No te metas en mis asuntos – sentenció antes de darse la vuelta y sonreír al ver que Mina ya había salido del baño.
Mark se quedó en silencio mientras miraba como su amiga se acercaba a la pelinegra a ofrecerle aquel vaso de agua que contenía una potente droga en su interior. En el fondo deseaba que Mina no aceptara, pero toda su esperanza cayó al suelo en cuanto la vió beber el agua.
– Entonces, linda – Yeji jugó con su cabello, intentando disimular la sonrisa de satisfacción al notar que su plan había comenzado a la perfección – ¿Quieres ir a otro lugar?
– Chaeyoung... – murmuró la mayor dejando el vaso vació sobre una mesa – Ella está esperándome.
– ¡Cierto! Yo sé dónde está – mintió y la japonesa, muy confundida a causa del alcohol y la droga que comenzaba a hacer efecto en su sistema, la miró – Ven conmigo, te llevaré con tu novia.
– ¿De verdad? No sé si sea bueno confiar en ti – dijo insegura y de repente comenzó a sentirse más mareada de lo que ya estaba – Mierda... – susurró apoyándose contra la pared, sus piernas perdiendo fuerza.
– Hey, Mina – Yeji, con una falsa preocupación la tomó por el brazo – ¿Te sientes bien?
– No – negó con la cabeza, todo le daba vueltas y el sonido de la música comenzaba a causarle náuseas – N-Necesito aire...
– Tranquila, yo estoy aquí – la pelirroja la atrajo hacia su cuerpo – Vamos afuera, estás muy borracha y temo que te desmayes.
– Llama a Chaeyoung – pidió, sintiendo cómo el aire le empezaba a fallar.
– Chaeyoung está esperando afuera, ven conmigo – pasó su brazo por los hombros de la japonesa y juntas caminaron hacia fuera del gimnasio.
Mientras se alejaban, Mark miraba la escena un tanto preocupado por lo que Yeji estaba apunto de hacer y entonces algo se encendió en él. Amaba demasiado a Yeji como para permitir que esta cometiera una locura, si alguien llegase a enterarse que la chica drogó a Mina para conseguir tener relaciones sexuales iba a meterse en un grave problema.
Dejó su vaso a un lado y rápidamente corrió detrás de las chicas, siguiéndolas hasta la sala de música y se quedó afuera escuchando todo lo que pasaba dentro, esperando el momento indicado para interrumpir.
– Siéntate aquí – dijo Yeji dejando a Mina sentada en una de las sillas – ¿Te sientes mejor?
– No... – la japonesa apenas podía mantener los ojos abiertos, estaba delirando – ¿Dónde está Chaeyoung?
Yeji miró a Mina un momento y entonces sonrió malévolamente, acercándose lentamente a la chica.
– Aquí estoy, mi amor – murmuró – Debes estar tranquila.
– ¿Chaeyoung? – Mina abrió los ojos, su vista era borrosa y su mente un caos, la droga en su sistema se había mezclado con el alcohol y le estaba provocando efectos alucinógenos – Chaeng...
– Estoy contigo, Mina – la pelirroja se sentó en el regazo de la mayor – ¿Me extrañaste?
– ¿D-Dónde están las demás? – preguntó desorientada – ¿Chaengie?
– Oh, tranquila... – murmuró aproximando su rostro al de la contraria – Ellas no van a molestarnos.
Dicho eso, Yeji besó a Mina con hambre y por el estado de la japonesa, simplemente aceptó el beso creyendo que estaba con su novia, pero todo era confuso, algo dentro de ella le decía que algo iba mal pero no lograba saber qué era.
Mark, quien miraba toda la escena desde la ventanilla de la puerta sintió desagrado al ver lo que su mejor amiga estaba haciendo, no podía soportarlo ni mucho menos aceptar la horrible idea de Yeji abusando de Mina, así que con la sangre hirviendo, abrió la puerta.
– ¡Detente! – exclamó y la pelirroja se separó de Mina con pánico, el cual luego cambió a enojo.
– ¿Qué carajos te sucede? – preguntó con el ceño fruncido – Vete de aquí.
– No me iré a ninguna parte – objetó acercándose para tomar a Yeji del brazo y ponerla de pie – Nos vamos ahora mismo.
– Suéltame, imbécil – forcejeó – ¡Te dije que no te metieras!
– ¡Ya detén esta mierda! – gritó enojado – No puedes simplemente drogar a las personas y aprovecharte de eso, ¿acaso estás lo...?
El chico no pudo terminar de hablar cuando un gemido lo interrumpió, ambos miraron a Mina y abrieron los ojos con miedo. La japonesa se había caído hacia un lado, temblando y con los ojos desorbitados, segundos después se desmayó.
– Mierda, mierda – masculló Yeji – Es ahora o nunca, déjanos solas.
– No – negó rotundamente – Nos iremos, no voy a permitir que te arriesgues a que te atrapen.
– Mark. es mi oportunidad de tener a Mina de una maldita vez, sólo necesito...
– Te daré ese hijo – la interrumpió de la pelirroja lo miró con sorpresa – Te dejaré embarazada para que incrimines a Mina, pero no hagas nada.
– ¿Me estás hablando en serio? – Yeji no podía creer lo que estaba escuchando.
– Totalmente, ahora rasga la camisa de Mina, hazle algunas marcas en el cuello y desabrocha su pantalón – ordenó y la chica hizo lo pedido con rapidez.
Una vez que todo estaba listo, la pareja de amigos abandonó el lugar dejando a Mina totalmente sola hasta que sus amigas llegaron al rescate.
Lamentablemente nadie podría siquiera imaginar lo que unas semanas más tarde ocurriría, la maldad de Yeji y la sumisión de Mark serían la principal razón de que tanto la vida de Mina como la de Chaeyoung se volviera un total y absoluto infierno.