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– Es fanática de lo sensual, ella tiene una foto mía – cantaba Mina mientras ordenaba la sala, no tenía otra cosa más interesante que hacer.
Iba a comenzar a perrear a lo maldito pero el timbre de la casa la interrumpió. Bufó y bajó la música al sentir los gritos de su menor desde el piso de arriba.
– ¡MINARI, ABRE LA PUERTA! – gritó la chica y la pelinegra giró los ojos – ¡DEBE SER DAHYUN UNNIE!
– Miniri, ibri li piirti – se mofó caminando hacia la entrada principal – Dibi sir Dihyin innii.
Al abrir, se encontró con una chica bajita de piel blanquecina y ojos bien rasgados, que la miraba con una gran sonrisa.
– ¿Y este espermatozoide con patas de dónde salió? – cuestionó Mina y la más baja soltó una pequeña risa.
– También me alegra verte, Mina unnie – sonrió aún más grande y la mayor quiso estamparle la palma de su mano en la cara – ¿Está Chaeyoung?
– No.
– Mentira, sí estoy – habló la pequeña desde la espalda de Mina – ¡Dahyun unnie! – chilló emocionada y le dió un leve empujón a su mayor para que hiciera a un lado.
Chaeyoung se lanzó a los brazos de Dahyun quien la recibió gustosa, mientras que la japonesa miraba la escena con ganas de suicidarse, ¿por qué Chaeyoung nunca la abrazó de esa manera?
– Chaeyoung-ah, nos vimos esta mañana – rió la pálida entrando a la casa.
– Sí, lo sé – asintió – Pero te extrañé.
– También te extrañé, linda.
– ¿Desean.algo.de.beber? – preguntó Mina con una sonrisa fingida y los dientes apretados.
Chaeyoung suspiró, estar ahí con Dahyun y Mina iba a ser un trabajo complicado y más cuando esta última no estaba haciendo el ridículo al tratar de esconder sus celos. La coreana podía ser inocente, pero idiota no.
– Dahyunie – nombró la menor – ¿Podrías traer el jugo de la nevera y dos vasos? Necesito hablar algo con Mina unnie.
– No hay problema – asintió la coreana antes de irse a la cocina.
La rubia se giró y fijó sus ojos en la japonesa, quien intentaba asesinar a Dahyun con la mirada.
– No va a funcionar, no lo sigas intentando – comentó Chaeyoung y Mina parpadeó un par de veces – No van a salir rayos láser de tus ojos.
– Solo déjame intentarlo una vez más – achinó los ojos con más fuerza.
– Mina – habló con seriedad y esta vez la pelinegra la miró, Chaeyoung no le había dicho unnie y eso no es buena señal – Dahyun tiene novia – apuntó y la quijada de la mayor cayó al suelo, había quedado como una completa estúpida – Así que hazme el favor de calmar tus celos.
– Claro que lo estás – terminó por sonreír – Quédate tranquila, con Dahyun no haré absolutamente nada – dio un paso al frente.
– Está bien – aceptó y la menor sonrió, acercándose lo suficiente para dejar un pequeño beso en la mejilla de Mina.
La nipona se sonrojó fuertemente y chilló internamente. ¡Chaeyoung la había besado! ¡No iba a lavarse la cara nunca más en su jodida vida!
«¡En tu cara, tren con tetas grandes!» se burló de la madre de su menor interiormente.
– Aquí está el jugo, Chae – anunció Dahyun y Chaeyoung se separó de la mayor que seguía en transe con una gran sonrisa en el rostro.
– Estaremos en mi habitación, Mina unnie – informó la menor – Luego vemos una película juntas, ¿sí?
– C-Claro.
– Vamos, Dahyunie – pidió y ambas chicas desaparecieron por la escaleras.
Mina una vez sola, comenzó a saltar como una desquiciada mientras reía como una maniática. Realmente, ese pequeño beso en su mejilla sería lo mejor de la semana...
O quizás no.
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