Mina intentaba matar el tiempo viendo videos en Tiktok cuando el sonido del timbre la sobresaltó. Bloqueó su celular y se puso de pie con total nerviosismo, realmente no estaba preparada para lo que se le venía.
– Yeji – nombró cuando abrió la puerta, topándose con el rostro sonriente de la pelirroja.
– Siempre es un agrado verte, Mina-yah – halagó la chica.
– Sí, como sea – se hizo a un lado – Entra.
– Permiso – dijo con falsa educación y entró a la casa.
Mina se tomó un momento para respirar profundamente mientras cerraba la puerta, la idea de estar en el mismo lugar con su ex novia y su actual novia que se odiaban a muerte, le ponía los pelos de punta. Cuando la puerta estuvo cerrada, se volteó poniendo una sonrisa falsa y caminó hacia la sala donde Yeji ya se había sentado en el sofá, sacando sus libros dispuesta a estudiar... O al menos eso era lo que la japonesa pensaba.
– No sabes lo feliz que estoy de que seas tú mi tutora – comentó la de ojos rasgados – Aunque no es muy cómodo que tengamos que hacer esto en la casa de Chaeyoung.
– De momento estoy viviendo aquí, así que deberás acostumbrarte – objetó sentándose a su lado – Hagamos esto rápido.
– Oh, vamos, no seas tan aburrida – golpeó suavemente su brazo – Hablemos de algo, no quiero estar platicando sobre números toda la tarde.
– Para eso has venido – apuntó la pelinegra – No molestes.
– ¿Dónde está Chaeyoung? – preguntó Yeji ignorando por completo lo antes dicho por la mayor – ¿Acaso está encerrada en su cueva?
– No, no lo estoy si eso es lo que te preocupa – la voz frívola de Chaeyoung hizo acto de presencia – Es mejor que te mantengas en línea Hwang, no quiero que tu hedor quede impregnado en mi sofá.
– Vaya, resultaste ser una pésima anfitriona – se burló Yeji mirando a la muchacha que traía en sus manos dos vasos – Aunque a juzgar por lo que traes, puedo darte el punto por ser nuestra sirvienta del día de hoy.
– Oh, ¿hablas de esto? – preguntó la menor señalando las limonadas con su mentón – Pensé que Mina tendría sed – dijo con simpleza dándole uno de los vasos a su novia.
– ¿A mí no me darás nada? – la pelirroja frunció el ceño.
– ¿De qué hablas? – Chaeyoung se hizo la desentendida.
– Traes dos vasos – murmuró.
– Claro, uno para Mina y el otro para mí – sonrió con altanería sentándose en uno de los sofás – ¿Tienes sed? Puedes pararte y servirte algo de beber, tus pies están buenos.
– Escúchame una cosa, maldita...
– Yeji – la cortó Mina – No armes un escándalo.
– Pero... Minari – puchereó – ¿No has escuchado cómo me ha tratado?