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– Mina está yendo al hospital – Mark informó, encerrado en un cubículo del baño.
– ¿Viene sola?
– ¿Tú qué crees? – el chico rodó los ojos – Chaeyoung es como una garrapata.
– Sabes muy bien que nos conviene que esa enana venga con Mina, así matamos dos pájaros de un sólo tiro.
– Sí, supongo que el plan está saliendo a la perfección – suspiró el castaño – Mina va exclusivamente a hacerse el examen de paternidad, ¿ya te encargaste de eso?
– Fue difícil, por poco no lo logro... La enfermera a cargo me pidió una suma bastante alta de dinero, espero que Yeji me lo pague.
– Yeji es una mujer de palabra – aseguró Mark – ¿Estuviste con ella en la ecografía? ¿Cómo está mi hijo?
– Vaya, ¿tu hijo? Amigo, quítate esa idea de la cabeza, tú fuiste básicamente un donador de esperma nada más, ese niño ya tiene una familia y tú no estás mencionado ahí.
– Ya lo sé, Jackson – murmuró con la mirada ida – Pero aún así no puedo evitar sentirme mal sabiendo que el bebé que Yeji va a tener es mío... Sabes lo que siento.
– Tuviste que pensar en eso antes de aceptar los caprichos de Yeji, un hijo no es un juego... Afortunadamente Mina es una persona responsable, se hará cargo.
– ¿Y crees que estoy bien con eso? No es que yo quiera ser padre, es simplemente que...
– Basta, Mark, las cosas ya están hechas... Alégrate, al menos no tendrás que hacerte cargo, vive tu vida y déjale este problema a Mina.
– Está bien – aceptó con pésame – Avísame cualquier cosa.
Mark cortó la llamada y salió el cubículo, caminó hasta los lavabos y se apoyó en ellos mientras se miraba al espejo. Una sensación de malestar lo atormentaba, él deseaba que las cosas fueran diferentes pero ya no podía hacer nada... Su amor por Yeji era mucho más grande que hacer las cosas bien.
– Maldita sea – golpeó el lavabo con rabia.
¿Qué culpa tenía el pobre lavabo? Ninguna, pero ya saben... A ciertos hombres les encanta golpear cosas. Luego de eso, el chico salió del baño rumbo a su clase para poder distraer su mente de la situación... Lamentable o afortunadamente, alguien dentro del baño escuchó toda la conversación, esa persona iba a ser bastante clave.
Por otra parte, Mina y Chaeyoung llegaron al hospital con los nervios de punta. Una ya se encontraba con su decisión tomada mientras que la otra estaba con un terror inmenso, deseando que todo saliera a su favor.
La japonesa se acercó al mesón y preguntó por Yeji, la encargada le sonrió felicitándola y le comunicó la habitación correspondiente, Mina simplemente asintió.
– Está en la habitación 214 – le dijo a Chaeyoung mientras ambas caminaban hacia los ascensores – Chae... Yo...
– No puedo estar enojada contigo – suspiró la menor sin mirar a su novia, entrando al ascensor – Pero tampoco puedo decirte que no estoy triste y decepcionada, me siento realmente traicionada.
– Aún hay chances de que ese niño no sea mío – intentó darle ánimos, tocando el botón del piso correspondiente – Sabes que yo jamás haría algo para hacerte daño.
– Entiendo que esa idiota te haya drogado y muy probablemente ese niño sea producto de algo a lo que no tenías consciencia, pero ponte en mi lugar... Esto no es un juego.
– Yo no quiero estar con Yeji, quiero estar contigo – el desespero en la voz de Mina hizo que Chaeyoung sintiera una opresión en el pecho – Te amo a ti.
– ¿Y qué esperas que haga? Si ese niño es tuyo, Yeji va a hacer todo lo posible para que tú vuelvas con ella y realmente no me siento capaz de soportar eso – por fin la coreana miró a la más alta – No puedo ni quiero, ¿entiendes?
– ¿Puedo pedirte algo antes de que todo se vaya al carajo? – Mina apretó el botón de emergencias y el ascensor se detuvo.
– ¿Piensas que tienes derecho de pedirme algo a estas alturas del partido? – Chaeyoung enarcó una ceja – Está bien, no me mires de esa forma – suspiró desviando la mirada puesto que la pelinegra había puesto ojitos de perro abandonado.
– ¿Podrías besarme? – pidió casi como una suplica – Sé que aún eres mi novia y puedo hacerlo simplemente, pero creo que es necesario pedir tu consentimiento.
– Eres tan políticamente correcta que a veces me pregunto si acaso eres real – bromeó la menor acercándose.
Mina sonrió levemente y alzó sus manos para tomar el rostro de Chaeyoung, aproximó sus labios y en cosa de segundos estos ya estaban tocando los de la coreana, creando así un suave y dulce vaivén que duró unos segundos.
– Nunca olvides que te amo, ¿de acuerdo? – murmuró Mina, separándose sólo unos centímetros.
– Yo también te amo – respondió Chaeyoung y tras un último beso, la japonesa volvió a apretar el botón para que ascensor volviera a ponerse en marcha.
Los nervios nuevamente se hicieron presentes cuando el cubículo de metal se detuvo y las puertas se abrieron. Ambas bajaron y visualizaron la habitación en la que la protagonista de todas sus pesadillas estaba. Mina miró a Chaeyoung y está asintió con la cabeza, era ahora o nunca.
– Te esperaré aquí afuera – dijo la menor – Suerte.
– Gracias... – sonrió a duras penas y entró.
La pelirroja estaba en la camilla, con una cara de pocos amigos y los brazos cruzados. Mina al verla, sintió náuseas y unas molestas ganas de gritarle la vida completa a Yeji, pero se mantuvo serena.
– Hwang – habló la japonesa, acercándose a la camilla – Vaya, me sorprende que realmente estés aquí.
– ¡Viniste! – la voz chillona resonó entre las paredes y una gran sonrisa cínica se situó en el rostro de Yeji.
– Sí, como sea – rodó los ojos – No esperes un abrazo o un beso de mi parte, creo que sabes a lo que vine.
– Ten – la chica le tendió dos sobres de papel a la japonesa – Sé que debes tener ciertas dudas sobre la veracidad de mi embarazo, ahí tienes la ecografía de hoy y el examen de paternidad.
– ¿Qué?
– Mina, sé que me he comportado como una idiota contigo y que probablemente sientas que esto lo estoy haciendo porque quiero tenerte a mi lado como sea – dijo Yeji, sonaba muy honesta para ser ella – Pero... Esto es importante, está bien si no quieres estar conmigo, pero nuestro hijo no tiene la culpa.
– ¿Nuestro...? – Mina abrió con rapidez el sobre del examen y sus ojos se agrandaron al ver que efectivamente, ella era la otra madre del bebé – No, no...
– Vas a ser mamá, Mina.
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