– Mina, espera un momento – Chaeyoung intentaba calmar a su novia que caminaba a paso rápido hacia la salida del instituto – Unnie~
– No puedo creer que hayas hecho eso – hablaba enojada – Te lo dije, no quería que te rebajaras a su nivel.
– ¿Y qué se supone que debía hacer? Me llenó el casillero de papeles con cosas escritas, Mina – le comentó – ¿Debía sólo ignorarla?
– Las cosas no se arreglan peleando – masculló dándose la vuelta.
– ¿Y cómo se arreglan? ¿Dialogando? – frunció el ceño – ¡Es Yeji! ¡Es imposible hablar con ella!
– Es suficiente, Chaeyoung – la cortó – No quiero hablar más de ese tema.
– ¡Estás siendo egoísta! – le recriminó – No puedo dejar que ella venga y me pisotee como se le de la gana, tengo derecho de defenderme también.
– Dije que no quiero hablar del tema – repitió girando sobre sus talones.
– ¿Dónde vas?
– A casa, te espero allá – le dijo sin mirarla.
– ¿Me vas a dejar sola ahora? ¿Así es como funcionan las cosas para ti? – se quejó – Huyendo siempre de los problemas, así es como se soluciona todo, ¿no?
Mina detuvo el paso y apretó los dientes, contó hasta 10 y soltó un gran suspiro, odiaba discutir con Chaeyoung.
– No quiero que estemos mal, ¿bien? – murmuró – Sabía que si volvía al instituto iba a pasar algo así, por eso no quería volver.
– Entonces lo siento – habló la menor – Lo siento por insistir en pasar más tiempo contigo.
– En ningún momento te he culpado – suspiró y caminó hacia la más baja – Sé que no pensaste en que esto se iba a poner así, pero... ¿Qué se puede hacer? Yeji va a seguir aquí, va a seguir molestando, no puedes pasarte todo el año discutiendo con ella.
– ¡Tampoco puedo simplemente ignorarla! – espetó – No sé qué hacer, no sé qué es lo que esperas.
– ¿No te das cuenta que las cosas se están poniendo tensas entre nosotras? – Mina la miró con tristeza – Hemos discutido todos estos días, ¿crees que es bonito para mí? No, Chaeyoung, no lo es.
– ¿Y crees que a mí me gusta? Pero al menos ponte en mi lugar, si la situación fuera al revés, ¿te quedarás de brazos cruzados? – preguntó y la japonesa se quedó en silencio – No, no lo harías.
– No puedo estar defendiéndote todo el tiempo...
– Jamás he pedido tu ayuda de todos modos – puntualizó y la mayor agrandó sus ojos para luego simplemente asentir con la cabeza – Mina, yo no...
– Haz lo que quieras – la cortó – Si quiere matarte con ella, hazlo, ya no me importa.
– Tampoco es para que te pongas de ese modo...