//Capitulo 50/Los miedos y el amor//

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Narra Celia.

Mhh~, los días pasan, ya el restaurant lleva como dos semanas de abrir, solo trabajo los fines de semana, igual que Gabriela, Rui, Julián, Roberto y Molten, todos juntos trabajamos bien, aunque a Molten lo explotan más, pues según Izuku, su quirk ayuda mucho a la limpieza.

- ¿Qué piensas? - Escuche una voz a mi lado que me saca de todo pensamiento.

- Nada nada, solo me dio curiosidad el quirk de Molten - Dije mientras miraba el techo - Según Izuku-nii, su quirk es muy útil para ordenar todo el local al cerrar - Termine de decir mientras miraba a Roberto, el cual simplemente suspiro.

- La verdad, no puedo responder eso, Molten me pidió que no dijera su quirk a nadie - Dijo dejándome un poco desilusionada - Y tampoco la gente que lo ah visto te puede decir - Remato matando toda esperanza de poder saber su quirk.

- Ya veo, pues se lo preguntare yo misma - Dije comenzando a caminar, pero con mi quirk sentí como se efectuaba algo indebido en una sala cercana - E-eh, antes de eso, Roberto - Dije jugando un poco con mi pelo.

- ¿Qué ocurre? - Pregunto mientras sentía como inclinaba un poco su cabeza, de seguro en modo de curiosidad.

- ¿Pue-puedes detener a esos dos inmorales? - Pregunte indicando a una sala.

- Agh~, ahora que será lo que hacen estos alumnos de hoy en día para ponerte así - Dijo mientras vi por el rabillo del ojo como rodaba sus ojos.

Tras eso, solo di un pestañeo y al abrir nuevamente los ojos vi a Roberto sonrojado mientras un aura de derrota lo rodeaba.

- Ce-Celia, por favor ayúdame a tapar a la chica - Dijo mientras tocaba mi hombro.

- Cla-claro - Respondí tratando de controlar mis nervios.

Ambos detuvimos aquella acción inmoral, aunque ah sido lo mas extremo a lo que me eh enfrentado a día de hoy, había visto a niños vendiendo animales, dulces, respuestas, otros fumando, pero nunca me toco detener una or-or-or . . . Eso mismo.

- ¿Qué es lo que ven estos adolescentes? - Pregunto Roberto mientras esperábamos a que la presidenta y la directora terminen de regañar a esos alumnos.

- N-ni yo lo se, pero son unos sin vergüenza - Dije mientras mi sonrojo volvía a cubrir mi rostro.

Tras eso, la directora se fue junto con los alumno, al parecer llamaron a sus apoderados, y les iban a dar una sanción correspondiente a los atroces hechos cometidos, yo me iba a ir, pues no tenía nada que hacer, hasta que una voz detuvo mi andar.

- Ce-Celia ¿Puedes pasar a mi oficina? - Pregunto Gabriela mientras asomaba su cabeza por la puerta de una manera algo tierna.

- Claro - Dije ya sin tartamudear, pero aun el sonrojo cubría mi rostro, lo podía sentir por el calor que emanaba.

- Bue-bueno, quería saber ¿Estas bien? - Pregunto mientras me miraba fijamente.

- S-si, no te preocupes Gabriela, no esperaba tener que detener una situación así, pero puedo olvidarlo - Dije mientras trataba que mi vergüenza no me invadiera.

- Y-yo tampoco pensé que fueras a pasar por una situación así, lamento mucho el mal rato que pudiste haber pasado, si estas enojada con alguien puedes desquitarte conmigo - Dijo Gabriela mientras agachaba la cabeza.

Traicion que poco importoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora