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capítulo treinta y seis: tratos y negociaciones.

Junio, 1977.

Su madre se había recuperado gracias a ella, a sus hechizos sanadores pero no a la poción, falló totalmente en hacerla pero logró convencer a su madre que los cambios se notaban a la larga. Luego de una larga semana cuidando a su hermanito, ella al fin pudo hacerse cargo de él y Mareena pudo comenzar sus vacaciones.

Sin embargo en ningún momento sus vacaciones fueron paz y tranquilidad. Al principio lograba dormir durante la mayor parte de día pero en la noche su cabeza no paraba de dar vueltas en siempre el mismo asunto: la guerra. Decidió ir a la biblioteca de su casa y buscar en los libros más información sobre legimancia y oclumancia, e imcrementar sus habilidades en general. Necesitaba encontrar una forma para entrar en la mente de las personas sin que se den cuenta, es decir, que no sientan ese leve pinchazo y dolor de cabeza de siempre. Sabía que había una posibilidad, Bellatrix solía hacerlo cuando ella era más pequeña y Narcissa lo había hecho en las vacaciones de pascuas para descubrir que también tenía intenciones de escapar. 

Era el primer paso de su plan perfeccionar todo lo que había aprendido, debía salir todo perfecto si quería ganarse la plena confianza de Voldemort sin que él sospechara que tenía planeado que en agosto ella iba a contactar a Dumbledore. No sabía como iba a hacerlo pero aún le quedaba un poco más de un mes para descubrirlo y convertirse en una, si no única, de sus espías. No hacía todo eso porque apreciara al director de su colegio, en absoluto, nunca había hablado siquiera con él, pero sabía que Sirius, Remus y James habían entrado a su agrupación junto a el resto de sus amigos ni bien tuvieron la mayoría de edad y quería serles útil desde la posición que estaba. 

No había elegido estar del lado de Voldemort, pero sí elegía traicionarlo y usar eso como ventaja.

Pasó la mayor parte del mes leyendo en su habitación por la noche, cuando el insomnio no la dejaba cerrar los ojos, y yendo a la casa de Nathaniel donde su biblioteca era muchísimo más grande que la de ella y estaba llena de libros de todo tipo e idiomas. Los traía a su casa con la buena disposición de Nathaniel que aún seguía sumergido en una investigación propia que no le contaba a nadie aunque a veces también se quedaban ambos leyendo y tomando notas en su biblioteca haciéndose compañía. Él dejó que ella practique en él sus habilidades hasta que estuviera satisfecha pero no la dejaba hurgar mucho dentro de su mente porque temía que viera más de lo que debería. También la ayudó a aparecerse de nuevo con la excusa de querer estar más adelantada el proximo año y no tener tantas cosas por las que preocuparse.

Para mitad de mes ya había hecho un gran avance justo cuando su padre volvió de su misión. Estaba desalineado, sucio y mucho más delgado que la última vez que lo vio y se negó a decirle una palabra de lo que había estado haciendo. Confiando en su rápido aprendizaje, ella entró en su mente y logró descubrir, sin que él lo note, que había estado varado solo en una isla sin varita y había tenido que convivir con una tribu cuya lengua era desconocida. Por alguna extraña razón, que Mareena solo podía explicar nombrando a Voldemort, no se podía aparecer o desaparecer en la isla. Tenía un hechizo similar al que tenía Hogwarts que prohibía aquello lo que le había costado mucho más a su padre encontrar la forma de volver. 

Ya para el final de mes había mejorado mucho sus habilidades y, aunque sabía que le faltaba mucho por aprender, estaba lista para contactar a Dumbledore la primer semana de agosto luego que asista a una reunión de Voldemort en una mansión oculta. No era común que menores de edad vayan a ellas porque hablaban de temas muy serios pero el señor tenebroso había insistido en que ella podía ir y en la carta de invitación su nombre figuraba primero. 





❛𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖𝐒❜ ᵃ ʳᵉᵐᵘˢ ˡᵘᵖⁱⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora