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capítulo treinta y siete: arreglando errores.

Dumbledore los sacó de la burbuja en la que estaban en el momento justo, Sirius le había estado gritando hace rato reclamándole por qué no había dicho que era Mareena desde un principio y Remus simplemente no respondía. Estaba sin palabras y totalmente perdido en la imágen de Mareena con la marca tenebrosa y vestida como un mortífago, intentando negociar con su director para obtener algún que otro beneficio.

—Señor, ella- ella no es mala persona. Te aseguro qué si tiene esa marca no es porque quisiera, yo la conozco bien y ella...nunca podría.

Sirius hablaba sin parar, intentando explicar a Dumbledore lo que su prima había hecho y por qué. El director solo asentía y esperaba que termine de hablar antes de poder decirle algo, pero parecía que eso no iba a pasar.

Remus podía ver la desesperación en los ojos de Sirius que intentaban decirle que Mareena no iba a traicionarlo jamás y que era una persona de su confianza porque no tenía maldad alguna como el resto de su familia.

—Eso lo veremos, —dijo Dumbledore como si todas las excusas que el jóven Black había descripto fueran inútiles— mientras tanto la tendré vigilada. Ustedes no deben decirle a nadie lo que saben, inclusive a ella si decide no contárselos. Si creen que no pueden con esta información, les borraré la memoria en este instante ¿Entendió Señor Black?

Aquellas palabras hicieron que Sirius se sintiera herido y enojado, ambos chicos podían verlo porque siempre apretaba sus puños y miraba fijamente a alguien hasta que se disculpase o tire el primer puñetazo. James tuvo que tocar su hombro para que no cometa alguna idiotez y se aparecieron los tres juntos en su casa dónde sus padres los estaban esperando despiertos.

Cumpliendo lo que Dumbledore les había dicho, no dijeron una palabra a los padres de James sobre la misión, solo que estaban bien y sin ningún rasguño (algo que bastó para el Señor Potter pero no así para la Señora Potter). Caminaron en silencio hasta la habitación de James y allí se encerraron.

Al principio todo parecía tranquilo hasta que Sirius explotó y comenzó a romper cosas. Ni James pudo calmarlo en ese momento, solo dedicó su tiempo a silenciar la habitación y reparar las cosas que rompía. Remus tampoco podía decir nada, no había palabra que pudiera salir de su boca sin que suene como un chillido. Quería correr, irse de ese lugar hasta quedar completamente solo con sus pensamientos.

Tal como Sirius, comenzó a culparse por todo aquello. Ambos chicos se repetían a sí mismos que no habían sido capaces de protegerla y que todo hubiese sido diferente si desde un principio hubiesen actuado, pero habían fallado.

Remus escondió su cabeza en sus manos, estaba sentado en la cama de James mientras Sirius daba vueltas por la habitación y su amigo lo seguía por detrás. Cuando el peli-negro vio a Remus comenzó a gritarle pero él ya no lo escuchaba, su cabeza estaba en Mareena y solo en ella.

Cuando los gritos comenzaron a irritarlo se levantó de la cama y salió de la casa. Al principio solo buscaba tomar aire pero terminó caminando en línea recta sin rumbo, siguiendo solo a sus sentidos.

Se desapareció varias veces para no cruzarse con la gente del pueblo hasta no saber en dónde estaba. No supo cuánto había caminado hasta que comenzó a sentir el aroma de Mareena cada vez más fuerte y comenzó a seguirlo.

Quería estar con ella, asegurarse de que estaba bien y que le explique como había llegado hasta ese punto. No había podido protegerla, sabía que las cosas con su familia estaban mal pero no creyó que llegarían a hacerle aquello o que ella tuviera las agallas para no sentirse intimidada y ofrecer su ayuda a Dumbledore.

❛𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖𝐒❜ ᵃ ʳᵉᵐᵘˢ ˡᵘᵖⁱⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora