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capítulo cuarenta y ocho: volver en el tiempo.

Invierno 1897.

—A ver si entendí bien: Eres una Black pero de 1977, somos parientes pero muy lejanos, tu aún no naciste aquí, pero yo ya morí allí y soy un cuadro, y tú viniste aquí por culpa de...

—De un giratiempos que tú mismo construiste que estaba defectuoso y en vez de llevarme tres horas atrás me trajo setenta años al pasado. Ahora arregla este aparato así puedo salvar a mi primo —le dijo hablando rápido y enojada poniendo el reloj muy cerca de su rostro.

—Tranquilizate, es navidad y eso de tu primo está setenta años lejos de pasar, tienes mucho tiempo, además... no tengo idea que es un giratiempos.

Rigel volvió a sentarse en su sillón y prendió otro cigarrillo, el segundo que fumaba desde que ella lo había encontrado, sospechaba que era por eso que su mandíbula se marcaba tanto y sus pómulos se veían muy notorios. Se sacó sus lentes y frotó sus ojos, eran grises como los de Sirius y Regulus, y su cabello era castaño claro, extraño para el linaje Black en ese tiempo, en el momento que lo había visto la sombra le había hecho pensar que era Regulus. Era tan alto como Remus y todo parecía pequeño al lado de sus manos, si lo hubiese visto por primera vez se hubiera sentido muy intimidada porque transmitía aquella superioridad innata que tenían los Black en general, pero ella ya lo conocía, en su versión de cuadro viejo pero lo hacía.

—Tú los creaste, tienes que saber que son.

Él suspiró y dejó caer la colilla de su cigarrillo en el cenicero. No era como el amigable Rigel que ella conocía, este tenía poca paciencia y era mucho más joven, ella podía apostar que acababa de cumplir veinte años. Sabía que vivía solo porque él, en forma de cuadro, le había contado que sus padres habían muerto cuando él cumplió la mayoría de edad permitiendo que ninguno de sus parientes le arrebate nada de la herencia que le correspondía. En ese momento, Rigel era el heredero con más dinero de la familia haciéndolo uno de los más importantes, tenía más voto en el ministerio que el resto de las 28 familias de magos de sangre pura a pesar de ser el más joven y su cabeza tenía precio. 

—Escúchame, pequeña supuesta Black, no sé quién eres o si realmente eres quién dices ser. Además es navidad y me gustaría ir a cenar con mi preciada familia. Si me disculpas, pediré a mi elfo que te saque de esta casa y vuelve el lunes con una cita acordada con mi secretaria falsa.

Se levantó con el cigarro a medio acabar y pasó de ella como si no existiera. Mareena supo que no confiaba o creía nada de lo que ella le había contado, aquello le molestaba porque él siempre había confiado en ella sus secretos del pasado, ahora volvía a ser una desconocida. 

—Una vez me contaste que no te caía bien tu familia y que terminabas yendo solo a un bar a pasar cualquier evento que los incluyera.

Eso, no es algo que deberías saber pero tampoco difícil de deducir —Rigel abrió la puerta y la invitó a salir pero ella no se movió de su lugar, cruzó los brazos enojada sentándose en su sillón mirándolo retadora—. Marlene, no quiero estar toda la noche así. Se buena y vete antes de que tenga que llamar a los aurores, y no son la clase de persona que me gustaría ver ahora.

—Es Mareena. Mareena Alya Black, primogénita del hijo mayor de Roberts Wolf Black, heredera principal de la dinastía. No soy cualquier persona, y tú me conoces, o me conocerás. Tch- el punto es que necesito tu ayuda —ella se puso de pie avanzando con el giratiempos en la mano—, debes arreglar esto para que yo pueda irme a casa, hay muchas cosas que debo hacer en mi línea temporal y no puedo perder el tiempo aquí. Hay una guerra y debo salvar a las personas que amo. Por favor, Rigel, ayúdame. Se que no lo sabes aún pero eres mi amigo, te conozco tanto como tú a mí.

❛𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖𝐒❜ ᵃ ʳᵉᵐᵘˢ ˡᵘᵖⁱⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora