Capítulo XVI.

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Frace: "El dolor está solo y no quiere miradas, aunque muera vacío". -Anonimo.

*Abigail*

Sola, así me sentía cuando callo la noche, llegamos aquí temprano y a decir verdad se me hiso muy buena idea el no compartir tienda con nadie, pero... al caer la noche ya no me gusto tanto, sinceramente extrañaba mi casa, mi cama, a mis padres y al idiota de mi novio.

Prendí mi celular y tan pronto se ilumino la pantalla el anuncio del 5% de batería se hiso visible y de una forma rápida y sorpresiva.

-Genial- ironice.

Sali de mi tienda abriéndome paso entre la línea de tiendas de campaña iluminada por la escasa luz de las brasas que quedaban en la fogata hasta llegar a la tienda de Jess, escuche ruidos extraños y risas, asumí que se estaba divirtiendo con quien sea que le allá tocado de compañero.

-Jess- susurre -Jess- segundo intento -Jess puta madre necesito tu ayuda- dije un poco más fuerte.

Tres segundos después Jess abrió la cremallera de la tienda revelándose en un sexy camisón, más atrás de ella cubierto únicamente por su ropa interior estaba ¿Harry? Ok esto es extraño y creo que ambos notaron mi asombro por la forma en que me miraron.

-Abi... yo, puedo explicarlo- intento defender Jess.

-Acaso... ¡están follando!- lo dije muy alto, talvez demasiado alto, Harry me tapo la boca con la mano y por suerte nadie se despertó.

-Si bueno era nuestro secreto ¿sabes?- confeso Harry; y, como siempre Jess lo golpeo en el hombro.

-No digas eso- le reclamo ella.

Ok esto es super impactante y no solo porque lo ocultaron bien sino porque son ellos, ósea dos almas muy pero muy opuestas de las cuales jamás imagine ver juntas. En fin, a lo que vine.

-Ok finjamos que no se nada de su bonita y disfuncional relación ¿Jess crees que me puedes prestar tu teléfono?- pregunte dirigiéndome a mi amiga.

-Si claro ¿pero que le paso al tuyo?- cuestiono ella dándome el aparato.

-Digamos que murió en combate y necesito llamar a casa- aclare irónicamente.

Marque el número de mi madre, y nada, lo mando al buzón, marque a mi padre, pero igual, a mi abuelo igual, a Sebastián igual, todos me enviaban al buzón. A caso se han puesto de acuerdo para no responder y hacerme enfadar pensé.

-Puta madre- solté molesta.

-¿Qué pasa?- pregunto Jess.

-Nadie responde- confese dándole el teléfono -Intentare mañana cuando ponga a cargar el mío, gracias- comente -buenas noches tortolos- dije finalmente saliendo de su tienda para dirigirme a la mía.

-Buenas noches- dijeron ellos.

OK, esto no me lo esperaba Jess y Harry juntos, eso es impactante jamás lo vi venir porque obviamente son dos almas super opuestas... por otra parte me acabo de dar cuenta que valgo muy poco para las personas que dicen amarme, literalmente no me he comunicado con nadie en casa durante todo el día y ni siquiera se molestan en saber si sigo viva; ni hablar del idiota de Sebastián tanto que dice amarme y ni siquiera me ha enviado un solo mensaje. ¡NI UN PUTO MENSAJE! Grito mi conciencia ¿Qué pasa con todos hoy? Definitivamente me las pagara cuando regrese, y Sebastián, él lo pagara con creces.

-Y si esta con alguna zorra- hablo mi conciencia nuevamente.

*Oh yo lo castro, le muelo ajo y le clavo una estaca en el pecho al infeliz* pensé respondiéndome a mí misma, es que de solo imaginármelo haciéndolo con otra me molestaba, luego no sé porque tuve un antojo enorme de una galleta de chocolate así que me escabullí de nuevo para ir por una, cuando por fin la tenía en mis manos sentí ¿asco? Un asco horrible y vomite múltiples veces, bote la estúpida galleta y regrese a mi tienda, era raro muy raro, espero que nadie me allá escuchado vomitar *Ok querida claramente necesitas una prueba de embarazo en tu vida* pensé, pero aleje esas ideas que a lo mejor serian ciertas, pero sería algo que descubriría al volver a casa, después de unas largas horas milagrosamente me quedara dormida.

Para cuando desperté eran las 8:00 A.M claro me levante bostezando, sintiéndome cansada y muy pero muy adolorida, como siempre, eso ya era normal en mí, pero jamás me había dolido tanto la espalda como esta vez, *jamás en mi vida vuelvo a ir de campamento* pensé, y en realidad no volvía a ir jamás de campamento, eso de dormir en el piso, sentir frio, oír a los animales del bosque y sobre todo estar sin internet era horrible .

Salí de mi tienda de campaña y me dirigí hacia el único punto del lugar donde había electricidad para poder cargar mi teléfono, mientras este prendía como varios chicos se susurraban cosas y me miraban raro *Ok algo pasa y tú tienes algo que ver* pensé, una maestra se me acerco con un semblante triste, atrás de ella se encontraba Jess y Harry.

-¿Qué pasa?- pregunte asustada mirándolos raro.

-Abi...- intento hablar Jess, pero fue interrumpida por la señora.

-Sera mejor que se lo diga yo- dijo la maestra -Abi, linda lamento decirte esto- dijo dirigiéndose a mí, la mujer hablaba con la voz temblorosa.

-Tus padres tuvieron un accidente de tránsito anoche, no hubo sobrevivientes- Una lagrima salió del ojo de la señora, sabía que no estaba bromeando, pero aun así me negaba a que fuese posible.

-No... no, no, no ellos no están muertos, no lo están... están en casa ya vera...- tome mi celular y marque a mi madre, no contesto lo mando al buzón intente tres veces más y lo mismo, llame a mi padre e igual fue inútil conectarlos, las notificaciones de la sección de noticias de Facebook no dejaban de informar del accidente, era imposible, me negaba a creer eso.

-¡Noooo!- grite, cayendo de rodillas, las lágrimas inundaron mis ojos, me tape el rostro con mis manos y ahogue otros diez gritos más, sentí a Jess y a Harry abrasarme y llore, llore como nunca había llorado antes en mi vida, llore aun esperanzándome a algo, a lo más mínimo, a la idea que estuviesen equivocados.

-Lo siento mucho Abi, volveremos hoy mismo para que puedas iniciar los trámites fúnebres- dijo la maestra dejándonos solos.

-Lo siento mucho Abi, pero no estas solas ok, jamás te dejaremos sola- dijo mi amiga tomándome por los hombros.

Regresamos a Hertford más rápido de lo que pensé, me gustaría decir que tenía razón, que mis padres y mi abuelo estaban vivos en casa esperándome, pero no fue así, mi casa estaba bacia, oscura y deprimente, reconocer los cadáveres me destrozo más de lo que psicológicamente podía soportar; en el funeral amigos de trabajo de mi madre, de mi padre, maestros y compañeros se hicieron presentes, todos y cada uno vestía de negro dándome sus condolencias, todos menos el, esa tarde le dije adiós a mi familia, estaba destrozada y sola, el panteón se vacío más rápido de cómo se llenó de gente una vez que los ataúdes fueron cubiertos con la tierra.

Llovía, hacia frio; pero, permanecí de pie frente las tres tumbas, un grito desgarrador salió de mis labios, lloré con la misma intensidad que llovía después de algunas horas ahí anocheció y volví a casa, volví a sentirme sola ¿Y Sebastián? No lo sé, ni siquiera sé si existe en estos momentos, ni siquiera me respondía, era como si no existiera.

Abrí el refri, pero no se me apetecía nada, fui a la cocina, pero solo conseguí una botella de rom, bebi en mi habitación intentando ahogar este dolor, pero fue inútil solo lo avivé más, de pronto todos esos recuerdos que tenía con mis padres y el abuelo llegaron hiriéndome más y más, llore, llore sola en mi habitación hasta quedarme dormida.

Abrí el refri, pero no se me apetecía nada, fui a la cocina, pero solo conseguí una botella de rom, bebi en mi habitación intentando ahogar este dolor, pero fue inútil solo lo avivé más, de pronto todos esos recuerdos que tenía con mis padres y el...

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