Capítulo XXIV

29 2 0
                                    

*Sebastián*

El tiempo pasaba de prisa, ver a Abi cada mes y como crecía su estómago con nuestro hijo dentro me llenaba de dicha y felicidad, pronto nacido nuestro hijo, nuestro pequeño Kaden, nació teniendo los ojos de su madre, basta decir que era un bebe precioso y me llenaba de dicha, junto a Abi me sentía inmensamente feliz, pero claro no toda emoción es eterna.

Apenas habíamos llegado a casa cuando se empezó a oscurecer el cielo y todo el ambiente se empezó a nublar, eso solo significaba una cosa, Lucifer se acercaba, estaba viendo a través de la ventana de nuestra habitación y al parecer mi ansiedad era notable.

-¿Qué te preocupa amor?- Me pregunto Abi.

-¿El vendrá hoy verdad?- me pregunto tomándome por sorpresa.

-¿Ah? ...- estaba atónito, sin palabras, en todo este tempo nunca nos había visitado, tampoco se había interesado en presentarse ante Abi ni mucho menos le había hablado de él.

-Cuando desperté aquel día, pude ver de alguna forma tu pasado y lo vi a el- dice recordando mientras se acerca a mi y me abraza por la espalda -Es increíble que me halla condenado al infierno por amarte- soltó riéndose.

Me di la vuelta para mirarla -Abi tu… ¿te arrepentiste o dudaste en algún momento?- pregunté temeroso a su respuesta.

-Ni un solo segundo- dijo poniéndose de puntitas para darme un beso corto y dejarme sin aliento nuevamente, iba a corresponder al beso, pero alguien llamo a la puerta principal -Ven vamos a atender a las visitas- dijo tomándome de la mano.

Nos encontrábamos Abi, nuestro hijo y yo en la sala cuando la puerta se abrió dejo ver a un hombre de más o menos nuestra edad, portaba un semblante divertido y reconocería esa sonrisa torcida en cualquier parte del mundo, usaba una gabardina negra y su bastón seguía siendo el mismo dándole un aire de elegancia, nos vio fijamente entrando en la casa.

-Esme querida no te quedes atrás- dijo mirando la puerta, por la misma Esme hiso acto de presencia entrando en la casa.

-¡Esme!- chille emocionado.

-Sebastián… veo que algunas cosas si han cambiado- comento sonriendo.

-Y tu debes ser Abigail, recuerdo que la última vez que te vi estabas… ah… muriendo- comento lucifer dando un paso hacia ella, de prisa me puse frente a él frenando su paso y le dediqué una mirada desconfiado.

-Tranquilo Sebastián, no le are daño, solo quiero conocerla y a tu hijo- aclaro.

Suavicé mi expresión y me hice a un lado para que él y Abi pudieran charlar mientras Esme a mi lado me daba un apretón en el hombro para tranquilizarme.

*Abigail*

Me senté al lado de lucifer quien sostenía a mi hijo entre sus brazos y jugaba con el haciéndolo reír a carcajadas, ahora que lo veo y pienso detenidamente, cualquiera diría que la escena es de lo más normal pero no es así, sin querer roso su mano con la mía y de inmediato sin darme cuenta veo su historia como si pasaran una película frente a mi dónde el es el protagonista.

-Pero que modales los míos, aun no me he presentado- dice sacándome de mi trance.

-No hace falta- le asegure -Aunque aún no sé cómo debería llamarte- confese.

-Como te apetezca querida, dejare que me llames como se te dé la gana sin enfadarme- aseguro en un tono burlón.

Hubo un momento incomodo de silencio donde los segundos parecían horas hasta que carraspee mi garganta y hable -Así que fuiste un ángel- dije sin pensar.

Maldito Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora