Capítulo XX.

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Frace: "Y si morimos y hay un cielo, me escaparé del infierno y te are el amor en una nube en honor a nuestros recuerdos". -Tyrone Gonzáles (Canserbero).

*Esme*

Poner sobre aviso a Abigail del peligro que corre claramente no es suficiente para mantenerla a salvo, aunque hay algo en ella que no me termina de convencer, como si algo de ella no encajara, aun así ella ni siquiera es una Jones y aunque no me agrade no quiero que acabe muerta por una venganza, sé que es inevitable que Juan valla tras ella pero así mismo espero que Sebastián no se valla a alejar de ella, aunque ella lo odie ahora, y como no, si está muy enamorado, apenas ha oído la mención de su nombre y ha corrido a su lado.

-¿Esme? ¡Esme!- me llamo Juan entrando a la habitación.

-¿Pasa algo?- cuestione mirándolo fijamente.

-Si, que te amo- dijo soltándome un beso efusivo en los labios que sinceramente me tomo por sorpresa, ha pasado tiempo desde que hacía algo así, se separó un momento de mí y me tomo con fuerza del cuello -Y que también creo que hay algo que tú sabes y no me lo has dicho- comento; no se por que no lo vi venir, tal vez la reacción a su beso logro distraerme y no pude leer su mente, ya era tarde así que lo único que podía hacer es tratar de no morir.

-N… no… entiendo- solo enarco una ceja sin aflojar su agarre y me dio una mirada de “¿en serio?” -No se… ¿De qué me estás hablando?- pregunte casi en un susurró por la presión que le hacía a mi cuello.

-Sabes claramente de que te hablo estúpida, quiero que me digas de una maldita vez quien es la última Jones, ¡ahora¡- exigió.

-¿Qué te hace pensar que yo lo sé?- pregunte intentando calmarlo y evadir la verdad.

-Crees que nací ayer, sé muy bien que sabes quién es, así que dímelo de una vez-

-¿Por… que no le… preguntas a Sebastián?-

-Seguramente el la conoce, pero crees que soy tan estúpido como para arruinar lo que tengo en mente- aclaro -así que dime de una maldita vez- demando.

-Y si no lo hago- lo rete.

-Por favor, he asesinado a miles crees que serás la excepción- canturreo.

-Eres un maldito idiota, no entiendo como pude enamorarme de alguien como tu- dicho esto lo ataque dándole un puñetazo y luego arañe su rostro e intente soltarme de su agarre.

-Perra, te doy la inmortalidad y así es como me pagas, quien te crees, acaso crees que puedes destruirme así de fácil- me dio un puñetazo que me hiso retroceder y volvió a apretar mi cuello esta vez con más fuerza, solté un jadeo ante la presión que ejerció y sentía que estaba a punto de estrangularme.

-Dímelo de una vez- exigió molesto.

-Abi… Abigail, ese es… su nombre- dije casi ahogándome.

-Bien- me soltó y volví a respirar agotada por la falta de aire -Ahora lárgate- ordeno.

Y así lo hice, salí de su habitación y bajé las escaleras a como pude, afligida y con la vista un poco nublada resbale faltando algunos escalones, de repente todo se volvió oscuridad; no sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero en el momento que desperté me senté sobre el piso de la sala y frote mi cuello para aliviar un poco el dolor, justo en ese momento la puerta se abrió y Sebastián entro limpiándose algunas lágrimas que le escurrían por la mejilla, fue ahí, por su expresión y por sus pensamientos que supe lo que había pasado y lo que estaría por venir.

*Juan*

-Así que ¿Abigail Jones?- pregunto el director de la preparatoria, solo asentí -¿Dígame es usted algún pariente de ella?- cuestiono.

-¿Eh? No, no somos parientes, vera yo era amigo de sus padres me entere de su terrible fallecimiento y me gustaría darle mis condolencias, aunque sea un poco tarde- mentí -como vera se me ha hecho imposible contactarla- explique.

-Uhmm ya veo, vera su casa no está muy lejos de aquí, de hecho, es la casa grande de la segunda avenida- informo.

No pude evitar formar una sonrisa de placer, al fin la penúltima Jones.

-Ya veo, muchas gracias por su ayuda y disculpé las molestias- dije saliendo de su oficina.

Cuando llegue a la propiedad estaba oscuro, ya había anochecido y me sorprendió ver a Sebastián subir por una ventana ¿Qué carajos hacia aquí? ¿habrá venido a matarla? Si es así me ara un gran favor, será un problema menos.

Entre usando mi habilidad para escabullirme en las sombras y me detuve en la sombra que proyectaba la puerta del dormitorio, al ver la escena se me retorcía el hígado, Sebastián le había dicho todo y de paso que la amaba, ambos lloraban, pero al final lo corrió y se fue, el grandísimo idiota se fue en vez de asesinarla.

En fin, a lo que vine, hice algunos ruidos para llamar la atención de la chica, al verla directamente no culparía al imbécil de Sebastián por averse enamorado, ella es completamente hermosa, *que desperdicio* pensé, tendrá que morir.

Cuando estuvo a unos pasos de mi la golpee directamente en la cara, con la suficiente fuerza como para solo dejarla inconsciente y llevármela a casa.

*Oh Abigail, tú y yo nos divertiremos mucho un rato y después te diré hasta nunca* pensé, e imaginé todo lo que aria para torturarla antes de matarla. (*risas malvadas*).

 (*risas malvadas*)

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