Capítulo X.

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Frace: "Antes de tocar tus labios quiero tocar tu corazón, y antes de conquistar tu cuerpo quiero conquistar tu amor".  -William Shakespeare.

*Abigail*

-¿Hablen de que noticia se trata? ¿Qué me están ocultando? Hablen por Dios- grite exaltándome por la angustia.

-Hija, no te lo quise decir antes porque sé que te pondrás muy mal- dijo mi padre logrando ponerme aún más preocupada.

-Tu amiga Cara murió poco después que nos mudamos, tuvo un accidente, su funeral fue hace una semana- confeso.

¿Qué? Eso no puede ser- busqué consuelo en la mirada de alguien, pero no lo encontré -No Cara, Dios me lo ocultaste todo este tiempo, todos ustedes- mi padre quiso acercarse, pero no se lo permití, salí corriendo de la casa.

Mi mente estaba echa un desastre; una semana, me lo ocultaron por una semana. Corrí mientras mi vista se nublaba por la cantidad de lágrimas que salían de mis ojos, no sé en qué momento llegue al bosque, mucho menos en qué momento tropecé con un oso pardo hambriento tome un trozo de palo y se lo arroje, pero fue en vano el oso seguía gruñendo acercándose a mí, retrocedí y tropecé con una roca, definitivamente era mi fin.

*Sebastián*  (+18).

Me aburro demasiado en casa así que decidí salir a caminar por ahí, la tarde estaba tranquila y ya casi anochecía jamás pensé encontrarme a la mocosa en esta calle, casi me pasa llevando ni siquiera volteo a verme, sentí su tristeza, su frustración, su angustia. Me dio curiosidad así que la seguí sin que ella se diera cuenta, definitivamente se sentía mal, ni siquiera vio al oso y aun después de encontrárselo se defendió, claro que fue en vano una mortal débil como ella no podría hacerle frente a un oso; pero yo no podía verla morir, no de esa manera, no quería ¿perderla? Sin importarme lo que ella pensara salte encima del oso asiéndolo caer y aprete su cabeza con mis brazos, por un segundo se soltó de mi agarre y lanzo algunos manotazos, pero volví a tomarlo por el cuello y lo estrangule hasta que dejo de respirar, la pelea con el oso fue interesante, me dio algunos rasguños, pero no duro mucho en combate, mire hacia todas partes buscándola, creí que se iría de inmediato, pero no.

Ella estaba asustada pero definitivamente le ganaba la tristeza estaba en estado de shock o algo así, sin moverse sin decir nada, me acerque despacio y ella solo vio al oso y me vio a mí.

-¿Cómo fue que…?- no termino su pregunta, no se lo permití. La rodie con mis brazos, espere su rechazo, pero no llego así que la abrace completamente.

-Todo está bien… yo…- no sabía cómo consolarla o explicarle lo que ella quería saber.

-Acabaste con un oso… tu ¿Cómo es que?- no deje que terminara su pregunta y me separe de ella unos segundos para mirarla.

-Dijiste que sabias que hacer en caso de encontrarte con lobos- solo asintió -acaso ¿sabes que hacer en caso de encontrarte con un vampiro?- pregunte en un tono de voz bajo.

Solo negó con la cabeza -Debiste haberme dejado morir- comento sollozando -Sebastián mátame; por favor, solo acaba conmigo, así como acabaste con ese oso, acaba con este dolor- suplico llorando.

-¡No!- me negué.

-¿Por qué?- cuestiono, buena pregunta déjame ver por qué te amo mocosa, claro no se lo dije solo lo pensé.

-¿Por qué no puedes matarme?- Exigió una respuesta y claramente se la daría

La presione contra mi pecho, me agache un poco y la bese en los labios por algunos segundos -Porque yo… yo te amo- confese agachando la mirada, después de eso la solté y me di la vuelta para marcharme, claramente no quería su rechazo así que pensé que sería mejor huir; e iba a hacerlo, pero Abigail me sorprendió abrazándome por la espalda, me di la vuelta de inmediato para corresponderle.

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