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Ya era otro día.

Encontrándome calmada e intentando prepararme mentalmente, tomé varias respiraciones y salí del auto para dirigirme a mi primera clase.

No pasó mucho tiempo cuando en medio del pasillo sentí esa grandiosa fragancia a vainilla rodearme.

Tapé mi nariz con mi mano intentando inútilmente no dejarme llevar por las ansias que tenía de correr y reclamarlo como mío, pero en ese momento-debido a mi distracción-terminé chocando con alguien.

Usualmente me hubiese estabilizado en un segundo, pero una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo completo haciendo que perdiera el equilibrio.

De inmediato unas manos me tomaron haciendo que mi deseo de posesión solo se incrementara.

Levanté mi mirada encontrándome con un par de esmeraldas acompañadas de una sonrisa ladina.

-¿Estas bien?

Su voz, Diosa, su voz. Quedé absorta disfrutando esta increíble sensación al encontrarme en sus brazos, era un toque cálido que me hacía sentir ahogada.

Sin poder controlarlo por más tiempo solté un gruñido y lo tomé del cuello atrayéndolo hacia mí.

Si antes estaba en trance, ahora me encontraba completamente en las nubes. Sus labios en contacto con los míos se sentía fantástico.

Una gran explosión de felicidad tuvo lugar en mi cuando movió sus labios en respuesta a mi hambriento beso.

Quería más, mucho más.

"Márcalo", ronroneaba Akira complacida de finalmente tenerlo para nosotras.

Por falta de aire nos separamos agitados. Inmediatamente abrí mis ojos para encontrarme con los suyos cerrados.

Estaba segura que a pesar de ser humano, él también sentía esa atracción entre nosotros.

-Mío-susurre aún con nuestros rostros cerca. 

Al escucharme abrió rápidamente los ojos y tomándome de los hombros me separó con gentileza a lo que yo inevitablemente gruñí. 

-Oye tranquila fiera-río-lo siento si te hice entender algo que no era, pero sinceramente no sé quién eres.

Abrí mis ojos como  platos entrando en cuenta de lo que acababa de hacer.

Se suponía que debía esperar, ¡Diablos!

"Nos devolvió el beso", chilló encantada mi loba, "llévalo con nosotras y márcalo".

Tranquilízate, espeté molesta.

Aunque en realidad era conmigo con quien estaba molesta por dejarme llevar por mis impulsos.

Apretando mi mandíbula-y con mucha fuerza de voluntad-levanté mis manos para bajar las suyas de mi cuerpo sintiendo un enorme vacío al no sentir su tacto.

-Lo siento, me dejé llevar-dije apenada.

-No he escuchado tu nombre-levanto las cejas exigente.

-Erahia.

Frunció el ceño.

-Tienes un nombre poco común, pero, aun así-ladeo su cabezo-no recuerdo ninguna Erahia.

Me hervía la sangre al imaginarlo con otras chicas. Ahora entendía todo, una persona común y corriente no hubiese aceptado el beso de una desconocida, pero si había estado con muchas chicas, chicas que ni él recordaba, entonces ahora todo tenía sentido.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora