Escuché mi alarma sonar despertándome completamente del sueño que difícilmente me había costado conciliar.
La vigilancia nocturna sucedió sin problemas, pero eso no evito que el pensamiento de mi mate rechazándome me carcomiera la cabeza.
Sin perder tiempo me levante de la cama para comenzar a ponerme mi ropa de entrenamiento.
Una vez que estuve lista bajé a la cocina y tomé una manzana. Lavé la fruta y me dirigí al campo de entrenamiento.
Necesitaba algo de comida si no quería desmayarme en la mitad de mi clase. Como había llegado muy tarde en la mañana de mi vigilancia me salté el almuerzo para poder dormir un par de horas más.
Cuando llegué, los chicos se encontraban en fila esperándome. Sonreí internamente.
-¿Calentaron?-pregunte posicionándome en frente de ellos.
-Si Alfa-contestaron al unísono.
-Supe que esta mañana tuvieron otro entrenamiento, así que ¿por qué no hacemos combates?
Todos me miraron expectantes.
-Claro que serán conmigo.
La masa de hombres lobos saltaron y gritaron alegres.
Apagué el agua terminando de ducharme y una vez que salí del baño comencé a vestirme.
Tenía vigilancia de nuevo esta noche, pero por ahora debía asistir a la cena con el Alfa y los demás.
-Bienvenida Alfa-saludo el líder recibiéndome a lo que asentí en señal de respeto. No me sentía con muchas ganas de hablar y menos con la presencia de la persona que me había roto el corazón-comencemos.
La cena se llevó a cabo de forma tranquila con formalidades de por medio y algunos reportes de la vigilancia, pero no todo podía ir de la mejor forma.
-Alfa-llamo mi atención el líder-me enteré que hoy tuvo enfrentamientos con los cachorros.
De reojo vi como los cachorros de la otra manada bajaban su cabeza deprimidos, ellos y los demás habían perdido, por supuesto, pero en parte me molestaba que solo por eso se deprimieran.
-Sí, vi un progreso bastante notable en todos-al escuchar mis palabras los cachorros se voltearon sorprendidos, pero yo tomé de mi té sin devolverles la mirada.
A eso me refería, tal vez perdieron, pero todos estaban en increíbles condiciones para tener en cuenta que solo podía darles un par de clases al año.
-¿Como para ir al campo de batalla?
Bajé mi taza a la mesa mirando al Alfa seria, esto era común, el que un alfa piense en entrenar a sus cachorros específicamente para defensa de la manada era lo que la mayoría pensaba. Había algunos que lo hacían en caso de emergencia, pero a pesar de tener una alianza entre los lobos, muchos tenían en mente comenzar guerras para adquirir los territorios de otras manadas.
-Aun no-hable seria. Era el líder y nadie en la manada podía ir en contra de sus pensamientos, menos una Alfa sin manada-tal vez en poco tiempo si estén completamente capacitados para luchar.
El Alfa sonrió complacido, pero no me detuve.
-Aunque cuando se trate de guerras o defensa ante ataques, no puedo asegurarle que reaccionaran de forma correcta.
-Explíquese Alfa-ordeno.
-Hablo por la parte mental, tanto usted como yo hemos visto a muchos morir por entrar en pánico en medio de un campo de batalla-recordé esos momentos en los que ni yo pude salvar a esos lobos, aunque me encontrara allí-y sus manadas afectadas a tal punto de perder la guerra.
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Erahia
Manusia SerigalaErahia no es una mujer loba como cualquier otra, es la Alfa de la leyenda. La fuerte y solitaria Alfa de la que todos temen y respetan. Matthew es un simple humano que después de un par de años finalmente tomó la decisión de asistir a la universidad...