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Matt se fue a su departamento después de comer ya que él también tenía clases en la tarde y debía cambiarse.

Estaba en mi casillero con una sonrisa boba en mi rostro. No podía evitarlo, el recordar todo lo que había sucedido esta mañana me ponía feliz.

¿Podía comenzar a tener esperanzas de que en un mundo dónde nada me perteneciese, finalmente alguien sería completamente mío y yo sería de él?

Salí de mis pensamientos sintiendo mi teléfono vibrar en mis pantalones. Nunca había usado tanto ese aparato antes de comenzar la universidad.

-¿Qué quieres?

-Uy que humor Alfa.

Me había olvidado hablar con Joshua cuando llegué. Tenía la duda presente de qué había sucedido con Zoe estos días.

-Estaba teniendo un buen momento-dije guardando los libros que no necesitaría para estudiar el fin de semana.

-Algo me dice que estas ocultándome algo, nunca tuviste un buen momento que no me incluyera.

-Corrección-cerré mi casillero y caminé hacia el estacionamiento-ninguno de los momentos que paso contigo son buenos.

-Eres mala, y yo que pensaba darte el placer de ser mi pareja mañana.

-¿Hablas del baile de la victoria?

Cada vez que había una batalla, un par de días después la manada o las manadas involucradas hacían un baile. Según ellos era para levantar los ánimos de los lobos, pero todo sabíamos que solo buscaban excusas para festejar.

-No necesito pareja-hable mientras me subía al auto-nunca voy con pareja.

-¡Pero yo si! y este año no puedo ir con una.

Muchos lobos iban con humanos cómo pareja, pero cuando un humano acompañaba a un lobo a una fiesta y no estaba marcado, demostraba que era solo un juguete y eso le daba pie a los demás de hacer lo que quisieran con el. Los sobrenaturales a veces eran desagradables.

-Lleva una loba como siempre has hecho-dije sin encender el motor ya que todavía seguía al teléfono.

-No puedo hacer eso.

Sonreí sabiendo que eso era indicio de que no estaba del todo en malos términos con Zoe.

-Entonces ve sólo.

-Antes muerto, querida.

Bufé frustrada.

-Pues el hecho de ser tu pareja tampoco me agrada.

-Oh vamos-rogó-no puedo pedírselo a nadie más.

Me apoyé en el asiento mirando al techo.

-Dijiste que este fin de semana las bebidas iban por tu cuenta.

-Tu lo dijiste y eso no tiene ninguna relación con esto.

-Pero tu estuviste de acuerdo y si la tiene-esta conversación comenzaba a cansarme-tu conseguirás las bebidas esa noche y nos emborracharemos juntos.

Suspiré sabiendo que esto no llegaría a ningún lado.

-Bien-acepte estando segura de que me arrepentiría.

-¡Yuju!-grito del otro lado haciendo que alejara el teléfono para que no reventara mi tímpano-tenemos que conseguirte un vestido y a mí un traje.

-Oh no, no me digas que vas a hacerlos combinar-dije recordando los bailes anteriores en los que me encontré con Joshua.

-Por supuesto que si, te veo en el centro comercial en diez minutos.

Mire atónita la pantalla del celular.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora