-Voy a decirle todo a Matthew.
Joshuay yo nos encontrábamos sentados en el suelo debajo de un árbol de uno de los espacios verdes de la universidad
Habían pasado unos días desde la última vez que pasé tiempo con mi mate. Akira y yo ya no lo aguantábamos más, lo queríamos cerca solo para nosotras.
-¿Cómo se lo dirás?
-No te ves sorprendido.
Ante mis palabras apartó su teléfono y me miro.
-Yo también estaba pensando en decirle a Zoe.
-Wow, wow, espera un momento-puse mi mano en frente-hace poco tiempo te reconciliaste con ella ¿Y ya quieres decirle todo?
-Pues...
-Se han acercado más estos días.
Me sonrió confirmándolo.
-Entonces supongo que ya no necesitas mi ayuda.
-No por ahora, aunque me gustaría saber cómo se lo dirás a Matthew.
Lo había estado pensando desde que nos conocimos y para ser honesta, no tenía nada.
-Seré directa-dije después de unos segundos en silencio-no he podido pensar en otra forma.
-Oye, no tengas miedo-dijo chocando su hombro con el mío-es la pareja que la Diosa Luna te otorgó. Ten más confianza.
-Lo sé-dije jugando con los dedos de mis manos-es sólo que la idea de perderlo justo después de que lo encontré, me aterra.
-Eres la Alfa más poderosa de todos-dijo sonriéndome con amabilidad-tu puedes con esto.
Precisamente por ello estaba preocupada. Yo era diferente a cualquier otro hombre lobo, mi estilo de vida era también muy diferente, incluso mi loba era algo completamente distinto.
-Tú te ves demasiado relajado al respecto-dije entrecerrando los ojos.
-También tengo miedo-se encogió de hombros-pero tengo lo suficientemente claro que ella me pertenece a mi como yo le pertenezco a ella, por lo que aunque atravesemos momentos malos, siempre volveremos el uno al otro.
Sin poder evitarlo lo miré burlona.
-Me diste náuseas por un momento.
-Oh cállate-dijo rodando los ojos-¿No tienes clase con tu mate ahora?
Miré mi reloj de muñeca confirmando que tenía razón. Me puse de pie tomando mi mochila.
-Debo irme, te veo luego.
Me dirigí hacia el salón escuchando una voz gritando "suerte" a mis espaldas.
La iba a necesitar.
Pasé por la puerta encontrándome a mi mate sentado casi al fondo; con decisión caminé hacia él.
-¿Está ocupado?-pregunte señalando el lugar a su lado.
-No, puedes sentarte.
Asentí apretando mis labios y me senté acomodando mi mochila en un costado de la silla.
-Es extraño que tú seas la que quiera sentarse conmigo.
-Nos hemos sentado juntos en las clases que compartimos.
-Pero yo soy siempre el que te lo pide-sonrió de lado-¿Sucede algo?
Clavé mi mirada sobre mis manos en mi regazo.
-¿Estás ocupado esta tarde?
-Mmm...no tengo nada importante ¿Por qué preguntas?
Disimuladamente tomé una profunda respiración y me giré hacia él.
-Hay algo que me gustaría decirte.
Ladeó su cabeza ante mis palabras.
-¿Y no puede ser ahora? Ya estoy curioso al respecto.
Negué moviendo la cabeza.
-También debo mostrarte algo.
Me miró fijamente en completo silencio. Estaba tan nerviosa, pero aun así sabía que esta no era la peor parte, sino que simplemente era el comienzo.
-Bien, seguro.
Suspiré aliviada, aunque seguía un poco tensa.
-¿Quieres darme tu número de celular?-lo miré expectante-es para avisarte el lugar y la hora.
-¿Estás flirteando conmigo Erahia?-pregunto divertido a lo que sin poder evitarlo le devolví la risa-¿Tienes tu celular o quieres que te lo escriba en una hoja?
Saqué mi teléfono de mi mochila y se lo tendí.
Cuando estiró su mano para tomarlo, rozó con la mía mandándome la asombrosa corriente que provocaba el vínculo; me había acostumbrado tanto a él que estaba segura que si llegaba a rechazarme iba a doler mil veces más que si lo hubiese hecho cuando apenas nos conocimos. ¿Por qué había esperado tanto?, sabía la respuesta, era porque quería ser precavida y que él tuviese el tiempo suficiente para pensar el aceptarme como su compañera, lo sabía perfectamente, pero no podía evitar martirizarme por haber esperado mucho tiempo.
-Erahia-escuche su voz llamando.
-Lo siento-me disculpé apenada recibiendo mi celular-me perdí por un momento.
-Pude ver eso-con cuidado levanto su mano tocando mi mejilla. Aquél acto me sorprendió, pero eso no evito que me relajara completamente a pesar de sentir como si estuviese en mi hogar-¿Estás bien?¿Sucede algo?
-Lo que debo decirte es muy importante-declare bajo su atenta mirada. Sonreí intentando aligerar el ambiente-solo estoy preparándome mentalmente.
Me miró con un toque de desconfianza cruzando su mirada. De reojo vi como el profesor ingresaba al salón por lo que después de eso ninguno de los dos pudo decir palabra alguna.
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Erahia
WerewolfErahia no es una mujer loba como cualquier otra, es la Alfa de la leyenda. La fuerte y solitaria Alfa de la que todos temen y respetan. Matthew es un simple humano que después de un par de años finalmente tomó la decisión de asistir a la universidad...