Epílogo

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Estaba inclinada abrochando mi tacón cuando de repente un grito me sobresaltó. Instantáneamente mis manos fueron reemplazadas por otras.

-No hagas eso-dijo terminando con mi zapato para luego abrochar el siguiente-me hubieses llamado.

Rodee los ojos al escuchar nuevamente su tono sobreprotector.

-Estoy sentada-dije señalando la cama-no había riesgo de caerme.

-No, pero estás haciendo un esfuerzo-dijo poniéndose de pie-listo.

Lo miré con los ojos entrecerrados.

-¿Qué?-pregunto desentendido.

En silencio me levanté y me dirigí hacia el espejo de la habitación.

Hace un año, cuando finalmente nos graduamos, decidimos finalmente mudarnos a una casa. Para ese tiempo vivíamos en mi departamento y ya que nos sentíamos cómodos el uno con el otro, en algún momento pensamos que un espacio un poco más grande sería mejor para los dos.

-Estas siendo paranoico-dije alisando mi vestido viendo mi reflejo-¿tú ya estás listo?

-Sí, aunque ahora creo que llegaremos tarde.

No lo veía ya que me encontraba completamente de espaldas, pero podía sentir su mirada recorrerme por completo haciendo que quisiera acompañar a Akira con sus recién comenzados ronroneos.

-Joshua va a entrar en pánico cuando vea que su padrino no está con él.

-¿Enserio?-escuche sus pasos acercándose, pero aun así no me voltee, estaba concentrada en arreglar mi peinado-yo creo que Zoe estará mucho peor.

Reí al recordar a la rubia estresada los últimos días en organizar todo el evento y al mismo tiempo cuidar de sus pequeños de 2 años.

Todavía no podía terminar de procesar a mi amigo no sólo con uno, sino con dos hijos. Para aclararlo, no fueron planeados, pero en uno de los celos de Zoe se podría decir que pasó.

Y si, Zoe también había sido transformada en loba por Joshua.

En resumen, el embarazo de una loba es más rápido ya que los lobos tenemos un crecimiento más acelerado que el de los humanos cuando nos engendran, pero eso no evitó que el parto fuera igual de doloroso que un parto de un humano normal. Joshua casi se altera más de lo necesario cuando vio lo que su futura esposa estaba sufriendo ante su parto doble, pero debían agradecerme que haya estado allí para calmar la situación, aunque nunca iba a admitir que yo también me encontraba aterrada.

Observé por el reflejo del espejo como Matt se acercaba a mis espaldas y pasaba sus manos sobre mi estómago.

-Estas preciosa lobita.

Le sonreí a través del espejo y coloqué mis manos sobre las suyas al mismo tiempo que apoyaba mi cabeza en su pecho.

-Tú también te ves guapo lobito.

Dejó un suave beso sobre mi cabeza para después ocultar su rostro entre mi cabello.

-¿Estás llorando de nuevo?-dije burlona al escuchar como sorbía por la nariz.

-Estas malditas hormonas-dijo molesto desenredando una de sus manos para limpiar el agua en sus ojos.

Reí al observarlo frustrado.

-Creo que a ti te toco la peor parte.

-Por ahora-dijo volviendo a colocar su mano en mi vientre y comenzar a acariciarlo-creo que los síntomas se están volviendo peores, pero comparado con el parto esto no será nada.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora